PESCANDO UNA ILUSIÓN./FISHING FOR AN ILLUSION.(ESP/ING)

Hola amigos es un placer volver a publicar en esta comunidad @topfamily. Hoy hago mi primera participación al Concurso Observa Piensa Escribe.
Espero disfruten mi post, muchas gracias por el apoyo.🙌🏻🙌🏻

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Imagen propiedad de @lanzjoseg

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Obtenida de concurso Observa Piensa Escribe

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Ramón era un hombre hecho y derecho, tenía treinta años pero aún seguía viviendo con su madre y su alcohólico padrastro en casa del hombre. Su hermano mayor, por fortuna, sí había logrado arrebatarle algo de casa al padre de ambos, hacerse de sus cosas y levantarla poco a poco, no era la mejor, pero era de él. Sin embargo, Ramon seguía sin nada que fuera de él, porque ni siquiera esa mujer, Martica, con la que se veía casi todas las semanas, era de él. Ella pertenecía a otro que si tenía una casa propia y hasta un negocio.

Ramón no hacía mucho en la casa, según él, no tenía tiempo. Salía desde las 5:30 am para el malecón de la capital, supuestamente, a pescar y regresaba alrededor de las 7:45 pm. Lo peor del caso es que el pobre de Ramón, nunca traía casi nada de pescado. Ya la madre empezaba a reclamarle que se buscara un trabajo real que le diera algo de dinero, que cuándo él iba a tener algo que ofrecerle a una mujer y le daría un nieto a ella. Magaly, la madre, ya no sabía de que forma le iba abrir los ojos.

El treintañero llevaba en eso de la pesca casi seis meses pero sin resultados algunos.
Pero ese día, a mitad del mes de Mayo, todo cambió. Ya había obtenido toda la información que necesitaba del mar y sus características, pondría en práctica el plan que llevaba más de seis meses pensando.

Junto a esos amigos que conoció en el malecón habanero y otros más que vivían cerca de él, comenzaron a armar lo que sería su instrumento de libertad.
A inicios de Junio, ya pasada más de dos semana de dedicarse a su objetivo, su madre seguía creyendo que estaba “pescando”, terminó lo que tanto esperaba.

La mañana del 10 de junio, Ramón besó a su madre como nunca antes lo había hecho, la abrazó y solo le dijo:
_Madre hoy si voy a pescar, a pezcar la libertad, no me esperes despierta.
_¿Todo está bien? Ramoncito.
La madre no entendió las palabras que su hijo más pequeño pronunciaba.
_Todo está bien madre, no esperes por mi.

Y así, salió con una mochila llena de mucho maní, mucha agua, poco más de un bocadillo y unos 100 dólares americanos que su hermano le había regalado hacía tres meses el día de su cumpleaños.

Esa noche, Magaly estuvo despierta hasta las 2 am y nada de su Ramoncito. Pasó casi una semana sin respuesta de su hijo, sin comunicación, ya estaba al borde del colapso la señora y su otro hijo tampoco no sabía nada, estaba desesperada.

A eso de las 8 de la noche sonó su teléfono con un número desconocido y del exterior.
_¿Diga?
_Mamá soy yo, Ramoncito.
Hijo mio eres tú, dios mío donde tú estas, me vas a matar decía hecha un mar de lágrimas.
_Mamá, te dije que ahora si pescaria, estoy en Estado Unidos, no te preocupes estoy bien, estamos bien todos los que salimos a pescar ese día. Te amo, ahora no puedo hablar mucho, era para que supieras de mi, madre querida. Mañana hablamos bien, dile a mi hermano que estoy bien, que lo quiero muchísimo.

Y colgó sin más, su madre no imaginaba por lo que él había pasado pero tampoco lo sabría nunca.

Ya han pasado dos años de esa noche y comentan en el barrio que Magaly se va a mudar para un apartamento y dejará a Juan con su alcohol. Que Betico, el hermano mayor de Ramón, se irá del país y que al final, Ramoncito si pescó un pez gordo.

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_{Texto de mi autoría, totalmente libre de IA.}

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Hello friends, it's a pleasure to post again in this community @topfamily. Today, I'm making my first entry into the Observe Think Write Contest.
I hope you enjoy my post, thank you very much for your support. 🙌🏻🙌🏻

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Image owned by @lanzjoseg

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Obtained from the Observe Think Write Contest

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Ramón was a grown man, thirty years old, but he still lived with his mother and his alcoholic stepfather in the man's house. His older brother, fortunately, had managed to wrest something from their father's home, acquire his own things, and build it up little by little—it wasn’t the best, but it was his. However, Ramón still had nothing of his own, because not even that woman, Martica, whom he saw almost every week, was his. She belonged to another man who had his own house and even a business.

Ramón didn’t do much around the house; according to him, he didn’t have time. He left at 5:30 a.m. for the capital’s seawall, supposedly to fish, and returned around 7:45 p.m. The worst part was that poor Ramón almost never brought back any fish. His mother had already started scolding him to find a real job that would give him some money, asking when he would have something to offer a woman and give her a grandchild. Magaly, his mother, no longer knew how to open his eyes.

The thirty-year-old had been fishing for almost six months but with no results.
But that day, in mid-May, everything changed. He had already gathered all the information he needed about the sea and its characteristics—he would put into action the plan he had been thinking about for over six months.

Together with those friends he met at Havana’s seawall and others who lived near him, they began to assemble what would become his instrument of freedom.
By early June, after more than two weeks of working toward his goal—his mother still believing he was "fishing"—he finished what he had been waiting for so long.

On the morning of June 10, Ramón kissed his mother as he had never done before, hugged her, and only said:
_Mother, today I’m going fishing, fishing for freedom. Don’t wait up for me.
_Is everything alright, Ramoncito?
His mother didn’t understand the words her youngest son was saying.
_Everything’s fine, mother. Don’t wait for me."

And so, he left with a backpack full of peanuts, plenty of water, a small sandwich, and a little over 100 American dollars that his brother had given him three months earlier for his birthday.

That night, Magaly stayed awake until 2 a.m., and nothing from her Ramoncito. Almost a week passed with no word from her son, no communication—the woman was on the verge of collapse, and her other son didn’t know anything either. She was desperate.

Around 8 p.m., her phone rang with an unknown number from abroad.
_Hello?
_Mom, it’s me, Ramoncito.
_My son, is it you? My God, where are you? You’re going to kill me, she said, a sea of tears streaming down her face.
_Mom, I told you I’d go fishing for real this time. I’m in the United States. Don’t worry, I’m fine—we’re all fine, everyone who went fishing that day. I love you. I can’t talk much now, I just wanted you to know I’m okay, dear mother. We’ll talk properly tomorrow. Tell my brother I’m fine, that I love him so much.

And he hung up without another word. His mother couldn’t imagine what he had been through—nor would she ever know.

Two years have passed since that night, and rumors in the neighborhood say Magaly is moving to an apartment and leaving Juan with his alcohol. That Betico, Ramón’s older brother, will leave the country. And in the end, Ramoncito did catch a big fish.

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_{Text of my own authorship, completely free of AI.}

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