"Inmediotas"

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La última vez que te escribí fue debilidad. Había una parte de mí aún intentando jugárselas todas, o al menos lo que le quedaba de mi dignidad.

Por dentro de mí sabía que era muy mala idea aquel intento, pero mis dedos no obedecieron a la orden maestra de mi cerebro. En cambio, fueron prisioneros de los impulsos que tenía mi ansiedad de saberte todavía de mi pertenencia.

Se soltaron las fieras de mis huellas digitales, se me fueron las manos de las manos, fue como en un arrebato de rabia, pero no por estar furioso, sino que aquel sentir no razona, y tampoco lo hizo el orgullo ya débil y desesperanzado que aún sabiendo que no debía intentarlo, optó por preguntarte cómo estabas.

Flaqueé, no pude agarrarme a mí mismo antes de cometer aquel saludo tecnológico por donde visualizaba tu disponible presencia a la distancia bajo el seudónimo de un "en línea".

Me perturbaba acechar tu conexión, me dolía ver cómo aparecías y desaparecías de tu permanencia en el recinto web por donde te miraba, porque cada vez que titilaba tu presencia virtual, significaba que el saco se me llenaba de minutos donde optabas por callar alguna respuesta, cualquiera, hasta un punto y a parte me hubiese bastado, sin embargo, lo único que pestañeaba era la vacante que tomabas y abandonabas al permanecer merodeando a otras personas que no eran yo, o el espacio en el que quedaban vacíos los mensajes de tu remitente.

Suena loco, pero ese indicio de tiempo solía ser corto, alguna vez fue casi inmediato y me acostumbré a que no hubiese tanta espera, a que la palabra "entregado" no significara "visto"...

Luego me di cuenta que la distancia se nos empezó a colar justamente por ahí, por lo inmediato o la demora con que llegaban las modernas señales de humo que avisaban sobre nuestro interés común.

Antes, la gente debía esperar meses a que una carta llegara y para enviar una respuesta había que sumarle casi que una época. Hoy la inmediatez nos tiene inmediotas.

Muchas personas creerán que es inseguridad, pero antes, recientemente, reinaban acciones dentro de este mundo expedito que nunca me hicieron tambalear las dudas, porque aquella disponibilidad estaba "disponible", la conexión estaba bien conectada y el "en Línea" estaba alineado.

Hacerte del visto gordo, pero no de vestir, sino de haber visto, llegó; supuse que nos había ganado lo "ocupado", lo "invisible", que podía ser solo un descuido, pero luego me hizo bulla haber quedado "silenciado".

Me quedé sin reacción, parece que no queda rastro de la solicitud de amistad, como que bloqueaste la posibilidad de enviarnos nuevos audios de dialogo, o una imagen para recordarnos, ni una pegatina original con los gestos de incomprensión por la captura del momento incómodo de esta pantalla.

No es capricho, no es intensidad, de hecho, la foto elegante a la que tanto piropo le propuse, hoy tiene el logo gris de una persona que ya no quiere saber más de mí.

"Mensaje no entregado", es la respuesta automática del sistema a mi insistencia por saberte.


ENGLISH VERSION


The last time I wrote to you was weakness. There was a part of me still trying to gamble it all away, or at least what was left of my dignity.

I knew deep inside that it was a very bad idea, but my fingers did not obey my brain's masterful command. Instead, they were prisoners of the impulses of my anxiety to know you belonged to me.

The beasts of my fingerprints were released, my hands went out of my hands, it was as if in a fit of rage, but not because I was furious, but because that feeling did not reason, and neither did the already weak and hopeless pride that even knowing that I should not try, I chose to ask you how you were.

I faltered, I could not catch myself before committing that technological greeting where I visualized your available presence in the distance under the pseudonym of an "online".

It disturbed me to stalk your connection, it pained me to see how you appeared and disappeared from your permanence in the web through which I watched you, because every time your virtual presence flickered, it meant that the sack was filled with minutes where you chose to silence some answer, any one, up to a point and a part would have been enough for me, however, the only thing I blinked at was the vacancy you took and abandoned by lingering around other people who were not me or the space in which your sender's messages were left empty.

It sounds crazy, but that hint of time used to be short, once it was almost immediate and I got used to there not being so much waiting, to the word "delivered" not meaning "seen"....

Then I realized that distance began to creep in right around there, because of the immediacy or the delay in the arrival of the modern smoke signals that warn of our common interest.

Before, people had to wait months for a letter to arrive and to send a reply it took almost an age. Today immediacy has us idiots.

Many people will believe that it is insecurity, but before, recently, actions reigned within this expedited world that never made me shake my doubts, because that availability was "available", the connection was well connected and the "on line" was aligned.

I assumed that the "busy", the "invisible" had won us over, that it could be just an oversight, but then I was shocked to have been "silenced".

I was left without reaction, it seems that there is no trace left of the friend request, like you blocked the possibility of giving us new dialog audios, or an image to remind us, nor an original sticker with the gestures of incomprehension for the capture of the uncomfortable moment of this screen.

It is not a whim, it is not intensity, in fact, the elegant photo to which I proposed so many compliments, today has the gray logo of a person who no longer wants to hear from me.

"Undelivered message", it is the automatic response of the system to my insistence to hear from you.

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Imagen de Colin Behrens en Pixabay
Imagen de enb2max en Pixabay
Imagen de Stephanie Edwards en Pixabay



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5 comments
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Esa ansiedad tras enviar un mensaje creo que nos ha pasado a todos, sobre todo, cuando se tiene el corazón comprometido. La imprudencia puede arroparnos y luego nos hundimos en las malas decisiones. Solo quedar mirar hacia adelante y continuar. Fue un gusto visitarte. Saludos.

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La tecnología le ha robado el alma a algunas cosas, pero también ha otorgado otras oportunidades que no terminamos de aprender a manejar. Gracias por visitar, leer y comentar este blog, esperemos que el tiempo nos dé mayor perspectiva para comunicarnos mejor.

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Plasmas de una intensa manera el agotamiento que pueden llegar a causar las relaciones amorosas virtuales cuando solo una persona parece estar interesada en la otra. Por momentos se llega a sentir la angustia de quien espera.

El argot usado me hace pensar sobre cuantos significados nuevos han adquirido algunas frases gracias a la tecnología reinante, como en visto o en línea.

Gracias por compartir este retrato contundente de la realidad virtual.

Saludos.

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La demora siempre desespera en esta era, todas las expectativas, de alguna manera desgastan, la era tecnológica nos quitado mucho y también no ha cargado de inseguridades sobre lo que significan algunas cosas, pero los hechos, por más que tergiversemos las cosas, siempre hablan por si solo. Dejar de responder también es una respuesta. Gracias por tu visita. Un abrazo

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