El conductor (Relato corto)

avatar


image.png

Pixabay



image.png

El conductor

No había dormido aquella noche. Tampoco lo había hecho las tres noches anteriores. Los exámenes estaban apilados en la mesita al lado de la cama. Los valores reflejados no eran los más alentadores. Aquellos resultados eran un zancudo en la oscuridad: su sola presencia le espantaba el sueño. Con la mirada hacia el techo, había repetido ojerosa en mitad del silencio: ¡Dios, dame la señal. Quiero sentir que estás conmigo!

<*>

Sin esperar la alarma del despertador, se levantó de la cama sintiendo que le faltaban fuerzas. En la sombra que se reflejaba en la pared, parecía una marioneta. Como si los hilos que la hubiesen maniobrado, no existieran: bajo estaban los hombros y baja tenía la cabeza. Como autómata, hizo café, bebió despacio: estaba fuerte, cargado, aún así la vida resultaba más amarga.

<*>

Se bañó y recordó que hacía tres días no se bañaba. El agua fría le removió el alma: comenzó a vomitar. Era poco lo que podía expulsar del estómago. Mojada, con el agua chorreando por su rostro, aprovechó a llorar: aún le quedaban lágrimas.
Finalmente había conseguido una cita con el especialista. Ahora que ya tenía un cupo reservado en aquel consultorio, pensaba si tal vez no era mejor seguir viviendo con el desconocimiento, con la ligereza que nos da la ignorancia: saber era malo. El conocimiento era un anticipador de las cosas, pensaba mientras bajaba a tomar el taxi.

<*>

El carro se detuvo y ella se montó en la parte de atrás. Sacó su celular porque debía reportar a la compañía de taxi que ya habían pasado por ella. Cuando preguntó el nombre del conductor, sin hacer reparo escribió el mensaje: Jesús es el conductor. El carro arrancó mientras ella miraba por la ventana el día que apenas comenzaba.


image.png

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS



0
0
0.000
3 comments
avatar
(Edited)

Sentido relato. Aunque a veces nos falle, en ciertas situaciones solo la fuerza espiritual puede alentarnos. Un abrazo, @nancybriti.

0
0
0.000
avatar

Buen relato, el asunto es un conflicto por el que han pasado y pasan muchos cuando se quiebra la salud y los valores de una prueba de laboratorio o una resonancia magnética confirman que las cosas no andan bien en nuestro interior; el final no podía ser mejor: la fe nos da aliento, nos devuelve la esperanza de una vida mejor. Saludos.

0
0
0.000