El corazón no es libre (Una historia de amor y odio)

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Imagen creada por mí en Canva

El corazón no es libre

¿Estás ahí, María de Lourdes?, preguntó el anciano, blanco, pequeño, sentado en su silla de ruedas, en un tono apenas audible.¿Estás ahí?, repitió la pregunta sin alzar la cabeza pesada y mirándose las manos temblorosas y huesudas. Cerca de allí, frente a la ventana, callada y mirando fuera, María de Lourdes.

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¿Desde cuándo no estaba en aquella casa?, se preguntó la joven. La memoria era un saco roto por donde se extraviaban los recuerdos.Desde la ventana vio el antiguo parque infantil, aquel donde su madre la mecía todas las tardes; también vio la casa de árbol que su padre le había hecho cuando niña y la casa del perro que su padre le compró para la mascota.

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Volteó la cabeza y vio los objetos conocidos. Pasó la mano por las cortinas viejas, con aquel olor a humedad y a comida tan característico. Un estremecimiento la detuvo: recordó aquella vez que se había escondido detrás de aquellas cortinas para que su papá no la viera y así salvarse de sus golpes. Desde esas cortinas vio cada gesto de dolor de su madre, cada lágrima, cada ruego, cada "BASTA".

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Su madre quiso tanto a su padre que aunque ella se lo pidió muchas veces, nunca lo dejó solo. Estuvo con él hasta el último suspiro, aunque muchas veces fue blanco de su violencia. El amor puede volver amnésica a la gente,pensó tristemente María de Lourdes. En eso el anciano volvió a preguntar:
_¿Estás ahí, María?
_Sí, aquí estoy, padre -dijo la joven tristísima.


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HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS



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