Trabajadores (Un relato corto para conmemorar su día)
Trabajadores
Viven en uno de los barrios más pobres de la ciudad. Apartados de la zona central donde están los grandes centros comerciales y las más grandes empresas, son considerados seres marginales que carecen de los servicios básicos, como el agua y la luz, sin mencionar el internet y la telefonía celular. Sin embargo, son los que realizan el trabajo fuerte y constante en toda aquella zona.
=o:0:o=
Algimiro es un pobre campesino que no sabe leer ni escribir, pero es un excelente jardinero que trabaja podando las plantas de todas las plazas. Santos, un muchacho que no ha terminado sus estudios, pero que sabe de mecánica, trabaja en un taller arreglando vehículos para la Toyota. También están José y Antonio que se sienten afortunados de trabajar en una de las más grandes fábricas de arroz que tiene el gobierno. Cada uno de ellos, se despierta bien temprano cuando el sol aún no ha salido y regresa a su casa, cansado, entrada la noche.=o:0:o=
En sus puestos de trabajo intentan ser los mejores, no solo por satisfacción propia, sino para el reconocimiento de los otros. Con las manos agrietadas y callosas, se quitan el sudor de la frente, conscientes del transcurrir lento de las horas. Algunos minutos para comer, otros segundos para compartir, y luego vuelven a la jornada. El dolor en la espalda, los ojos, las manos, no son impedimento para que continúen con su labor diaria.=o:0:o=
Al final del día, los árboles quedan perfectos, los vehículos bien alineados, el arroz perfectamente empaquetado y los hombres satisfechos por su trabajo. Las plazas bonitas, los carros en marcha y las fábricas productivas, todo gracias a ellos. Entonces salen de sus puestos de trabajo y vuelven a sus casas, construidas sin cemento, bordeadas de agua putrefacta en aquellas zonas invadidas de vicios y alimañas, en donde la única luz que los alumbraba es aquella que gratuitamente les da el cielo.
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Algimiro es un pobre campesino que no sabe leer ni escribir, pero es un excelente jardinero que trabaja podando las plantas de todas las plazas. Santos, un muchacho que no ha terminado sus estudios, pero que sabe de mecánica, trabaja en un taller arreglando vehículos para la Toyota. También están José y Antonio que se sienten afortunados de trabajar en una de las más grandes fábricas de arroz que tiene el gobierno. Cada uno de ellos, se despierta bien temprano cuando el sol aún no ha salido y regresa a su casa, cansado, entrada la noche.
En sus puestos de trabajo intentan ser los mejores, no solo por satisfacción propia, sino para el reconocimiento de los otros. Con las manos agrietadas y callosas, se quitan el sudor de la frente, conscientes del transcurrir lento de las horas. Algunos minutos para comer, otros segundos para compartir, y luego vuelven a la jornada. El dolor en la espalda, los ojos, las manos, no son impedimento para que continúen con su labor diaria.
Al final del día, los árboles quedan perfectos, los vehículos bien alineados, el arroz perfectamente empaquetado y los hombres satisfechos por su trabajo. Las plazas bonitas, los carros en marcha y las fábricas productivas, todo gracias a ellos. Entonces salen de sus puestos de trabajo y vuelven a sus casas, construidas sin cemento, bordeadas de agua putrefacta en aquellas zonas invadidas de vicios y alimañas, en donde la única luz que los alumbraba es aquella que gratuitamente les da el cielo.
WORKERS
They live in one of the poorest neighborhoods in the city. Far from the central area where the big shopping malls and the largest companies are located, they are considered marginal beings who lack basic services, such as water and electricity, not to mention internet and cellular telephony. However, they are the ones who do the hard and constant work in the whole area.
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Algimiro is a poor peasant who can neither read nor write, but he is an excellent gardener who works pruning the plants in all the squares. Santos, a boy who has not finished his studies, but knows mechanics, works in a garage fixing vehicles for Toyota. There are also José and Antonio who feel fortunate to work in one of the largest rice factories that the government has. Each of them wakes up very early when the sun has not yet risen and returns home, tired, late at night.=o:0:o=
At their jobs they try to be the best, not only for self-satisfaction, but for the recognition of others. With cracked and calloused hands, they wipe the sweat from their foreheads, aware of the slow passing of the hours. A few minutes to eat, a few seconds to share, and then they return to the day. The pain in their backs, eyes, hands, are not an impediment for them to continue with their daily work.=o:0:o=
At the end of the day, the trees are perfect, the vehicles well aligned, the rice perfectly packed and the men satisfied with their work. The squares are beautiful, the cars are running and the factories are productive, all thanks to them. Then they leave their jobs and return to their houses, built without cement, bordered by rotten water in those areas invaded by vices and vermin, where the only light that illuminates them is that which the sky gives them free of charge.
Algimiro is a poor peasant who can neither read nor write, but he is an excellent gardener who works pruning the plants in all the squares. Santos, a boy who has not finished his studies, but knows mechanics, works in a garage fixing vehicles for Toyota. There are also José and Antonio who feel fortunate to work in one of the largest rice factories that the government has. Each of them wakes up very early when the sun has not yet risen and returns home, tired, late at night.
At their jobs they try to be the best, not only for self-satisfaction, but for the recognition of others. With cracked and calloused hands, they wipe the sweat from their foreheads, aware of the slow passing of the hours. A few minutes to eat, a few seconds to share, and then they return to the day. The pain in their backs, eyes, hands, are not an impediment for them to continue with their daily work.
At the end of the day, the trees are perfect, the vehicles well aligned, the rice perfectly packed and the men satisfied with their work. The squares are beautiful, the cars are running and the factories are productive, all thanks to them. Then they leave their jobs and return to their houses, built without cement, bordered by rotten water in those areas invaded by vices and vermin, where the only light that illuminates them is that which the sky gives them free of charge.
FELIZ DÍA A TODOS LOS TRABAJADORES
HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS
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Historia injusta, pero capta una realidad
Así mismo es, amigo. Saludos y gracias por comentar