Mi desafío de Hoy/¿Cuándo me he perdido?/[ESP-ENG]

Hace unos cuantos años, mi país comenzaba a desmoronarse. Todo al traste, lo económico, social, político y sobre todo familiar. Durante un tiempo, solo dentro de mi cabeza, había reflexiones, sentimientos extraños y encontrados, me preguntaba… ¿En qué fallamos, qué pasó, qué hicimos mal? Estoy segura de que no lo hice mal. Al contrario, me preparé para vivir y no para sobrevivir junto a mi familia, donde también estaban sembradas las bases para progresar como era el “deber ser”

Había instantes en que sentía que había arado en el mar, nada construido, y me dije, no me preguntaré más acerca de lo que ocurrió, sino que buscaré soluciones para que esta locura no me afecte, ni perjudique en los proyectos que como madre, hija y mujer, me había trazado. Llegó la hora…

Hubo cambios drásticos e inesperados que aceleraron esta decisión. Momentos en que por primera vez me sentía perdida, extraviada en mi interior, y dentro de mi propia nación, de origen, a la que conocí siendo próspera. Se tomaron decisiones y fue así como para mí, el extravío se convirtió en angustia, dudas, expectativas, temor, en fin, como la sensación que todos tenemos cuando bajamos abruptamente por una pendiente empinada, se siente un gran vacío que se torna agradable, placentero, pero que también se percibe terrorífico e impactante.

Esa era yo. Alguien que decidió asomar la nariz y salir del charco para descubrir lo que le esperaba al emprender vuelo hacia lo desconocido.

¡Lo hice, lo logré! Traspasar las fronteras aéreas, volar como un ave ansiosa, en busca de sus polluelos, para rescatar lo poco que le quedaba y recuperar la salud perdida, mental y física, tras la terrible situación país, que aún persiste. Así como yo, se extraviaron muchos inocentes. Aquellos que jamás lograron cruzar hacia su futuro presente y se quedaron rezagados, engullendo sus miedos, a mitad del accidentado camino emprendido.

Salté en busca de los abrazos que tantas veces extrañé y añoré. De aquella paz mental que me tenía insana y cometiendo error, tras error. Tocó afrontar un nuevo y extraño horizonte, complicado para una persona que rebasó, con honor, sus años productivos. Arriesgué con la certeza de que conseguiría los brazos abiertos de quienes, una vez, aprendieron a vivir, respetar, avanzar y amar, de mi mano.

Sentí mucho miedo. Miedo a lo desconocido, a los cambios de clima, rostros nuevos e indescriptibles, dada la identidad cultural. La incertidumbre carcomía mis aporreados huesos, a medida que avanzaban los días. Ese fue mi siguiente extravío.

Por un momento me perdí, perdí la racionalidad, dejando a quienes amo tras mi decisión, para poder reencontrarme con los pedazos de mi propia carne, unirlos, en pos de un solo destino. Sin ellos, y con ellos, me siento aún perdida, se extravió todo lo que forjaron mis viejos, y no descansaré hasta conformar un solo núcleo, donde los que estamos conquistando otras tierras, y los que se quedaron en la propia, nos volvamos a abrazar.

Hoy, hace casi cuatro años, retomé el rumbo de mi propia vida, con la esperanza de que podré recomponer los retazos que dejó mi partida. En esta gran Nación, de hecho, estoy perdida, sí, pero perdida de agradecimientos y deseos.

Solo pido un espacio más, para enviar una gran brújula a mis querencias, pedirles que direccionen el timón, y decidan anclar en este horizonte. Ese será el final de mi extravío. Sé que llegará. No habrá nada mejor que perderse en un lugar, donde se van a unir las pieles del amor que brotó de las mismas entrañas.

A few years ago, my country was beginning to fall apart. Everything was falling apart, economically, socially, politically and above all in the family. For a while, alone inside my head, there were reflections, strange and mixed feelings, I asked myself... What did we fail, what happened, what did we do wrong? I'm sure I didn't do wrong. On the contrary, I prepared myself to live and not to survive with my family, where the foundations were also laid to progress as it was the "duty to be".

There were moments when I felt that I had ploughed in the sea, nothing built, and I said to myself, I will no longer wonder about what happened, but I will look for solutions so that this madness does not affect me, nor harm the projects that as a mother, daughter and woman, I had outlined for myself. The time has come...

There were drastic and unexpected changes that accelerated this decision. Moments when for the first time I felt lost, lost within myself, and within my own nation of origin, which I knew to be prosperous. Decisions were made and that is how, for me, the lostness turned into anguish, doubts, expectations, fear, in short, like the feeling we all have when we abruptly descend a steep slope, a great emptiness that becomes pleasant, pleasurable, but which is also perceived as terrifying and shocking.

That was me. Someone who decided to stick her nose out and step out of the puddle to discover what awaited her as she took flight into the unknown.

I did it, I did it! To cross the air borders, to fly like an anxious bird, in search of her chicks, to rescue what little she had left and to recover her lost health, mental and physical, after the terrible situation in the country, which still persists. Like me, many innocent people went astray. Those who never managed to cross over to their present future and were left behind, swallowed by their fears, halfway along the rough road they had embarked on.

I moved forward in search of the hugs I missed and longed for so many times. From that peace of mind that had me unhealthy and making mistake after mistake. I had to face a new and strange horizon, complicated for a person who had passed, with honour, his productive years. I took a risk with the certainty that I would get the open arms of those who, once upon a time, learned to live, respect, advance and love by my hand.

I felt a lot of fear. Fear of the unknown, of changes in climate, new and indescribable faces, given the cultural identity. Uncertainty gnawed at my pummelled bones, as the days progressed. That was my next misdirection.

For a moment I lost myself, I lost my rationality, leaving those I love behind my decision, in order to meet again with the pieces of my own flesh, to unite them, in pursuit of a single destiny. Without them, and with them, I still feel lost, all that my elders forged has been lost, and I will not rest until I form a single nucleus, where those of us who are conquering other lands, and those who stayed in our own, can embrace each other again.

Today, almost four years ago, I resumed the course of my own life, with the hope that I will be able to piece together the remnants left by my departure. In this great Nation, in fact, I am lost, yes, but lost of gratitude and wishes.

I only ask for one more space, to send a great compass to my dear ones, to ask them to steer the rudder, and to decide to anchor on this horizon. That will be the end of my wandering. I know it will come. There will be nothing better than getting lost in a place, where the skins of love that sprouted from the same entrails will unite.