Como se sienten los celos - Micro relato [ ESP ] @odedgran.art

Esta vez me atreví a hacer un experimento producto de un libro que estoy leyendo. Hola a toda mi hermosa comunidad de Hive y un especial saludo a todos los que me leen mensualmente, con cariño hoy les traigo este micro relato en donde nuevamente les presento una de mis intensas analogías, esta vez se trata acerca de cómo se supone que se sienten los celos. No hay una manera correcta de tenerlos, solo millones de personas en el planeta sintiendo de forma similar y a su vez única en su tipo.

Antes de empezar la lectura, quiero darle el reconocimiento a varios de mis amigos en Facebook que participaron en un hilo en donde les preguntaba como ellos suelen sentir los celos. Gracias a ellos este relato también es posible.
Sin más preámbulos, espero disfruten de la historia.

“mira... Los celos pueden ir de cualquier tipo. Por amigos, familias o parejas. Yo siento celos fácilmente, incluso sin ser pareja... Efectivamente si siento más celos por mi pareja que por cualquier cosa, pero es porque de verdad no quiero perderlo y a veces siento que el podría conseguir a algo mucho mejor y me pone mal no sentir que yo sea lo mejor que puede tener a veces…”

Te juro que tenía con qué.

-Era una situación desgarradora y aún así me faltaron agallas para hacerle entender que eso no estaba bien.

A través de la línea todo se escuchaba gracioso, aunque fue un tema delicado, Anastasia lo contaba con tanta gracia que otro habría pensado que era un chiste.
-Quizá solo necesita tiempo- le respondí dejando el cigarrillo a un lado, consumiéndose sobre sus propias cenizas.

-Tiempo necesito yo, Sara.

Sonreí y arqueé una ceja.

-Da igual- chasquee la lengua y añadí- ¿Qué ha pasado con Tomás?

-Tomías- me corrigió. Amaba cuando hacía eso, su voz se tornaba aguda y su semblante imaginario sarcástico, era adorable- Todo es un problema, su madre lo ha echado de casa y sus hermanos no responden por él…

-¿Está contigo?

-Gracias por la interrupción- la escuché reír- En este momento no, está trabajando en un coll, pero si se está quedando aquí…

En ese momento solo quise decirle que lo soltara, que no se enfrascara en un problema que jamás sería de ella…

Pero cualquier cosa que yo intentara sería en vano, desde que conoció a ese chico, Anastasia se había desvivido por él, entregándose sin complicaciones, desapegandose tan fácilmente de todo lo demás…

Juro que ella jamás había sido así.

Por lo menos no conmigo.

La escuché bostezar y sonreí nuevamente, miré la hora en el reloj y sorbí el café. La luna estaba en su punto más alto, pero en ese instante no existía una pizca de romance, solo una conversación vacía sobre alguien ausente. Porque cierto era, ese Matías, Tomas o Tomías… como fuera que se llamase, lo único que hacía era trabajar, llegaba a casa de Anastasia a las Diez, cenaban a las once, dormían por la noche y cuando mi princesa se despertaba, él ya no estaba.

Esta maravillosa mujer se divertía haciéndome la vida molesta, con sus llamadas de tres horas cada cinco minutos, no importaba si yo estaba en el baño, escribiendo un libro, firmando un autógrafo, en el supermercado, abordando un avión o tomando un taxi… siempre me tomaba el tiempo de responderle; hemos sido amigas siempre…

Y quería que me siguiera eligiendo a mi por encima de cualquier muchacho guapo.

-¿Cuándo llega tu chico?-Le pregunté sin ganas.

Ella se aclaró la garganta.

-La verdad…

En ese instante un escalofrío me recorrió la columna y como si se tratase de un jalón, una presión instantánea en el diafragma me invadió. ¿Para que mierda preguntaba cosas que no quería saber? Y ya ni siquiera le podía pedir que se detuviera, Ana, como le suelo decir, se escuchaba tan feliz y entusiasmada por el otro lado de la línea; que me estaba poniendo mal.

Ella balbuceaba, se equivocaba, chasqueaba la lengua, decía cosas inteligibles para mí acerca de su supuesto gran amor y yo callada, escuchando todo como si ser una gran amiga me hiciera sentir dichosa, cuando simplemente quería desaparecer de esta tierra.

Entonces supe que mis celos se habían hecho presentes, por que aunque casi siempre prefiero ignorarlos y alejarme de la situación; estaba arrastrándome a un punto de quiebre, donde si no hacía algo, quizá la mano invisible que sentía apretando el fondo de mi estómago perforaría cada parte de mi, al igual que un cuchillo afilado.

El mismo que me apuñalaría el centro del cerebro dejándome exhausta; con ese presentimiento que a veces me invade, como si de un rápido pinchazo en la cabeza se tratara. Aunque casi siempre esto es una clara señal de que algo no cuadra… en este instante no tenía la claridad suficiente para saber a que se referían mis adentros con todo esto.

Su alharaca me tenía mareada y no tenía motivos certeros para que mis monstruos me atacaran de tal forma. Me sentía como un rompecabezas sin piezas completas, como el amigo enamorado que ve al novio desagradable… en este justo momento de conclusiones que saltaban en mi cabeza de un lado al otro como pequeños conejos lo entendí.

Si, sucedía algo…

No afuera, sino dentro de mí.

No era el malestar, no.

Era el amor que sentía por ella y las ganas de que no estuviera con ese patán, ni con absolutamente nadie a parte de mi… pero espera un momento…tampoco era esto del todo, era simplemente la sensación desagradable que me daba perderla, aunque estuviéramos a kilómetros de distancia.

-Ana - me aclaré la voz, creando un repentino silencio a través de la línea- Necesito decirte algo importante…