Cuando quiero evadir - Micro relato [ ESP ] @Odedgran.art

Hola a toda mi querida comunidad de Hive! Aquí estoy de nuevo con un pequeño relato, que como en cada post, espero les encante y lo disfruten. En esta ocasión no trabajé un tema particular, solo me dediqué a crear lo que podría ser un boceto para algo más adelante.

Sin más preambulo...

Cuando quiero evadir...

¿De qué quería hablar ahora? Estaba claro que no íbamos a volver jamás, pero quizá él se había hecho ideas equivocadas.

Suspiré mirando el café, él siempre malinterpretando todo y como mis límites parecían de juguete, era incapaz de detener sus deslices, así fríamente, él se aprovechaba de esto.

No podía seguir permitiendo, pues nuestro delirio nos llevaría a confines que no queríamos o por lo menos que yo no quería y terminaríamos como dos abejas que se separan por la lluvia ahogante, por una tormenta incesante que nosotros mismos habíamos creado, por eso no podía permitirlo aunque él fuera y hubiese sido mi lugar seguro.

Ahora mismo, era momento de terminar con todo lo que habíamos creado alguna vez en nuestra historia y no podía ser sino un cambio de página inminente y aún más cuando yo estaba apunto de irme a otra parte del mundo, con otras personas y con otro hombre.

Además, el que dice amarme y parece tener ventajas jamás cambiaría su forma de vida por mi. Porque no lo había hecho ni siquiera cuando me tenía, suele prometer mucho y cumplir poco, pero así -igual que a mi padre- lo había amado sin rechistar.

"Dejame ir" quise decirle cuando se acercó a la mesa, pero él adelantó su palabra, siempre lo hacía y aunque no lo soportaba, tampoco me oponía.

Lo escuché atento, colé cada una de sus palabras con mi mirada, sacudí sus argumentos y acabé confesando que a final del mes partiría.

Se quedó en silencio y el café pareció enfriarse.

La ventana se llenaba de gotas que parecían granizo, no tenía una puerta por donde escapar, ni poseía un libro de ficción al cual recurrir por viajes en el tiempo. Solo tenía un café frío, el olor de la lluvia y la tierra mojada, junto a un silencio incómodo y su mirada aturdida.

-Ya tengo a alguien que me ama- confesé rompiendo el silencio.

Pero este se hundió más.

-Pero yo también te amo-contestó él frunciendo las cejas, a lo que sonreí.

-Solo te estoy informando, no lo estoy debatiendo.

-Entonces no hay nada más de qué conversar.

“Hombres” murmuré viendo como se levantaba. Odiaba a la gente que escapaba de la realidad, a esos que querían cortar los vínculos de años con dos palabras o un gesto, cuando perfectamente se podía aclarar todo… pero no le dije esto, no le dije absolutamente nada y dejé que se fuera, así sin más.

Yo también había sido así por mucho tiempo y al ser como él, no podía odiarlo por completo.

También me levanté del taburete, pagué la cuenta y abrí el traga sol, aunque ahora solo servía para que no me mojase, caminé dos cuadras, pasé un parque y bajé girando en una biblioteca, la lluvía se intensificó y ya no se podía ver el camino, así que no me quedó más que escampar en aquella santa maría, con el campo desolado y los pensamientos en pause, como si ningún instante sucediera ahora.

Como si no hubiese vuelto a quedar mal con mi ex, por tercera vez.

La noche arribó a las fronteras de las montañas coloreadas de gris, sentí que quizá debía ponerme en marcha y aceptar que así serían las cosas y que a lo mejor no había otra manera de que sucedieran.

Porque a veces nos enfrascamos tanto en que todo sea como queremos y en quedar bien con todos, que olvidamos el hecho de que es imposible…

Por alguna razón siempre debe haber una brecha de equilibrio entre lo que llamamos paz y lo que se transformó en caos… y así probablemente estaba bien.

Miré a mi alrededor buscando una salida de aquella escena, pero solo veía lluvia, caminos grisáceos y montes color carbón. Entonces recordé una pequeña canción que había compuesto hace tiempo, busqué en mi celular el archivo y con un solo click empezó.

Era una buena manera de escapar y evitar la soledad, de no pensar más en la vida que había creado, por rechazar otros momentos.

Y sobre todo, es una manera genial de evadir el futuro inevitable... aunque pensandolo mejor, si hubiese elegido el futuro que quería tener, en este momento no tendría querer evadir mis decisiones y quizá estaría en alguna otra parte que no puedo imaginar ahora.

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