Antes que nada cordiales saludos a la comunidad de #Holos&Lotus y a todos los miembros de #Hive, en el día de hoy quiero compartir con ustedes mi participación en la iniciativa de ‘‘Una Personalidad fuerte’’ impulsada por el compañero @emiliorios.

En la presentación de la iniciativa se tocan varios puntos, que si es cierto están relacionados, no significan lo mismo y de hecho para muchas personas, como lo es en mi caso personal, están bien diferenciadas, así que para poder avanzar en esta participación, colocaré mi forma de ver esos puntos, para que el lector, pueda tener clara mis posiciones y posturas cuando lean mi post y así se evitan confusiones o dudas en lo que quiera plantear.

Cuando hablamos de religión y de espiritualidad, estamos hablando de dos conceptos y condiciones totalmente distintas y diferenciadas, aunque en ellas hay cierto grado de vinculación, debido a que una persona o individuo, puede explorar e impulsar su espiritualidad, dentro de una religión, pero, las religiones, son limitantes a diferencia de la espiritualidad.

Cuando hablamos de una religión, estamos hablando, de un grupo de personas que pertenecen a una organización que posee una doctrina o procesos de creencias, prácticas, rituales y dogmas, que están asociados a una entidad específica, sea esta una iglesia cristiana o católica, una sinagoga, una mezquita, o un templo que siga algún tipo de creencias.

Además de eso, las religiones tienen normas, reglas y procedimientos, que sus seguidores deben seguir y donde muchas veces el individuo que pertenece a ellas se ve limitado por las reglas morales, sociales, económicas y estructurales de esas instituciones religiosas.

Cuando hablamos de espiritualidad, estamos hablando de otra condición, ya que se podría resumir el proceso de la espiritualidad, como la relación individual de la persona con la divinidad, con Dios, con el Eterno, o sea cuál sea, el nombre que cada individuo le dé a su numen tutelar.

Y realmente es muy diferente, ya que en la espiritualidad, el individuo busca activamente y sin intermediarios, llámense religiones o sectas, su conexión con algo más grande y superior que uno mismo, sin la aplicación de reglas, ritos, dogmas o creencias impuestas. Y esta práctica se hace a través de la búsqueda interior, la meditación, el contacto con la naturaleza y, otras prácticas individuales, que no están en nada ligadas a la práctica religiosa.

Para terminar este punto, donde quería plantear mi visión, aunque de manera muy resumida, sobre las diferencias que veo entre la religión y la espiritualidad, lo cual es fundamental para el desarrollo de la idea que más adelante plantearé. Quería terminar diciendo, que las instituciones religiosas, y me refiero a todas las cercanas a occidente, iglesia católica, los musulmanes y los judíos, de una u otra manera han enfrentado a los procesos de espiritualidad, dentro de sus estructuras, como muestra, pongo como ejemplo, la persecución y después juicios de la inquisición a Santa Teresa de Ávila, San Juan de La Cruz, San Francisco de Asís, entre muchos otros, la persecución de los Sufís en los países musulmanes y en su momento, la persecución y ataque de los cabalistas, por las estructuras religiosas judías. Esos fueron procesos que atacaron vías y caminos de espiritualidad, dentro de las estructuras religiosas.

Ahora bien, avancemos a la personalidad, esta es muy importante, ya que ella se refiere en términos generales a los factores o rasgos que nos definen como individuos, y en ella se reflejan nuestros procesos emocionales, intelectuales, espirituales y de conducta. Entendiendo que son los factores personales que nos hacen o nos permiten convivir con el resto del mundo y de las otras individualidades que nos rodean.

Acá, hay un punto que quiero hacer notar y que es de suma importancia en este texto, y es el de entender, que ninguno de nosotros tiene o posee una sola personalidad. De hecho, uno interactúa con cambios de personalidades, de manera diaria y constante, ya que lo hacemos a la medida que nuestro entorno no los exige.

Por eso vemos, que hay personas, que actúan de una manera en el trabajo, de una manera diferente en la universidad, de una manera diferente con su pareja y amigos, y nos damos cuenta de como cambian según las situaciones y entornos que les rodean. Y nosotros, hacemos lo mismo, ya que es una de las formas en que aprendimos a relacionarnos con el mundo.

Y en cada una de esas situaciones, donde adoptamos una personalidad, normalmente domina en nosotros nuestro ego. Y solamente, a la medida que vamos madurando, con las experiencias que nos da la vida, es que empezamos a reconocer y a domesticar nuestro ego, lo que nos permite, ir madurando y fortaleciendo una personalidad más fuerte y equilibrada.

Ahora bien, ¿A qué llamamos una personalidad fuerte? Normalmente, cuando nos referimos a este término de personalidad fuerte, estamos hablando de una persona que posee características como la resiliencia, la autoconfianza, la determinación y la capacidad de enfrentar desafíos y mantenerse centrada en situaciones difíciles. Es decir, personas que manejan bien el estrés, se adaptan a los cambios y se mantienen activas y positivas, aún en las situaciones más difíciles.

En Venezuela, nuestro hermoso y amado país, tenemos a muchísima gente con una personalidad fuerte, debido a todas las situaciones que pasamos, donde tuvimos que reaprender y muchas veces, tuvimos que reconstruir nuestras vidas, lo que nos dio un nivel de madurez y fortaleza enorme como sociedad en algunos sectores, mientras que otros se dejaron llevar por la marea de experiencias vividas, sin poder adaptarse a los cambios, viviendo hoy en día en un mundo de odio, rencor y resentimiento, hacía varias situaciones y personas. Pero esto es parte de las decisiones personales de cada individuo tomó, y de su manejo y control del ego, dado que cuando no lo dominamos, normalmente lo que hacemos es alimentar al destructor de nuestro mundo.

Para cerrar, me gustaría hablar un poco de la personalidad y la espiritualidad, y es que es muy interesante, debido a que en las escuelas espirituales e iniciáticas, al igual que en algunos ejercicios espirituales de algunas religiones, se le pide al individuo que se conozca a sí mismo.

Y conocerse a sí mismo, es romper con todas las máscaras que creamos y que muchas veces nos impone el ego para defenderse en algunas circunstancias, e ir a nuestra verdadera individualidad. Es el estar desnudos con nosotros mismos y muchas veces, somos incapaces de soportar dicha experiencia.

Por eso, en esas vías espirituales e iniciáticas, siempre se le dice a la persona que inicia su camino en esas escuelas, ‘‘Que el peor enemigo, de uno, es uno mismo’’ y muchas veces, te dicen ‘‘Conoce a tu peor enemigo’’ y termina viéndose la persona a sí misma, en un espejo.

Y es que el conocimiento y enfrentamiento con uno mismo, ese trabajo de eliminación de las caretas y mascarás que fabricamos en nuestra vida, tiene que ver, con el inicio de un camino, que lleva al individuo, a un crecimiento íntimo y personal de su nivel de consciencia, que lo lleva poco a poco, a no ser dominado por el ego, sino que sus aptos y sus actitudes, se realizan a través de la consciencia y el raciocinio, y no de manera automática o irracional.

Por eso, nos encontramos a muchas personas que no soportan la soledad, ya que no soportan estar a solas consigo mismos, por eso, ese tipo de personas no pueden meditar, no pueden estar sin contacto con otra persona o sin algún medio externo que lo distraiga, llámese, teléfono, computadora, televisión, radio o lectura.
Esas son personas, que caen en desesperación e intranquilidad, cuando están absolutamente solas y sienten un miedo horrible e irracional en esos momentos. Y esa es la forma más clara de conocer, que el ego nos domina, ya que ese miedo que sentimos en esos momentos de soledad, es el miedo que siente el ego de sentirse descubierto, de perder su poder y de poder ser controlado.

Con respecto a este punto, uno de los más grandes exponentes de la espiritualidad occidental, Rene Guénon, también nos habla de la personalidad, como parte del hecho espiritual y de los logros que podemos obtener, al controlar el ego y aumentar nuestros niveles de consciencia.

Cuando Guénon habla de la personalidad, nos da varios detalles de lo que él ve en ella, desde el punto de vista espiritual, entre ellos podemos nombrar las siguientes:

• La verdadera personalidad, la llamada individualidad por Guénon, que es nuestra base, para la unidad con la consciencia espiritual y es la base de la conexión con los principios metafísicos universales, como parte esencial de la existencia humana.

• El desarrollo de la consciencia espiritual, nos lleva a la búsqueda de la verdad y del conocimiento espiritual como un camino hacia la realización personal y a la comprensión de la realidad más allá de las apariencias. Por esto digo que la espiritualidad es activa y liberadora, a diferencia de la religión, que es guiada y limitada.

• Nos lleva a la estabilidad interior, ya que la verdadera personalidad, la individualidad, se manifiesta a través de una estabilidad interior basada en principios universales y trascendentes.

Es importante tener en cuenta que las ideas de Rene Guénon, se centran en la espiritualidad y la tradición espiritual, y no necesariamente en la psicología de la personalidad.

Qué creo que podemos hacer para generar una personalidad fuerte:

• Estar agradecidos con Dios, el Eterno, el Universo, La vida, o como sea que llamemos a nuestro numen tutelar, por todo aquello que nos da, desde el aíre que respiramos, por el sol que nos calienta, por el agua que bebemos, por los amigos, los familiares, por todo aquello que nos rodea.

• El autoconocimiento. Conozcamos nuestras fortalezas y nuestras debilidades y trabajemos en ellas. En lo personal, trato de hacer meditación y en las noches antes de acostarme, hago un examen de consciencia, donde evalúo lo positivo y lo negativo del día, de mis posiciones, mis actitudes y aptitudes ante los demás. Y cuando reconozco cosas que hago que no me gustan (Eso pasa todos los días, trabajo en ellas para corregirlas)

• Resiliencia: Aprender a manejar el estrés, los desafíos, las dificultades. Además de aprender a aceptar y adaptarse positivamente, a la realidad que se nos presente y a las situaciones adversas, que nos da la vida.

• Autenticidad. Aprender a ser uno mismo y ser fiel a nuestros principios y valores, siendo genuinos y honestos, con nosotros mismos y con los demás. Pero, sin cerrarse a creerse el dueño único de la verdad, es decir, someter al ego, entendiendo que siempre hay algo nuevo que aprender, o alguna persona que nos dará la vida para que nos enseñe algo.

• Tener una autoestima activa y saludable, querernos y respetarnos a nosotros mismos, para poder querer y respetar a los demás. Eso nos da confianza y optimismo.

• Aprender constantemente. Estar abierto a conocer, aprender y aceptar, todas enseñanzas que nos da la vida a través de las personas y las experiencias.

• Tener relaciones significativas, tener relaciones saludables, honestas, apoyar a las personas que uno quiere y aprecia, ser apoyo emocional de quien lo necesite y sobre todo ser real en las relaciones afectivas. Huir de las relaciones utilitarias y valorar todo lo humano y hermoso que hay en cada relación de amistad, familiar o afectiva que tengamos.

• Pasar tiempo a solas con uno mismo, sin música, sin teléfonos, sin radios, sin TV. Y a la medida que medites y pases tiempo a solas, te darás cuenta de que jamás has estado solo y de que hay un mundo nuevo por conocer.

Muchas gracias por leerme.