Roberto estaba durmiendo en su cuarto, él estaba muy cansado, ya que después del trabajo fue a la iglesia a conseguirse con su novia que pertenecía a un grupo juvenil.

María, la novia de Roberto, le invitó a pasar a la charla, que era sobre la obediencia a Dios y el orador, habló mucho sobre la discusión de Eva con la Serpiente en el edén, y sobre la falla de Eva al caer en la trampa de la serpiente.

Después de la reunión, Roberto se fue con María a comer un helado, y varias personas del grupo se unieron a ellos y estuvieron hablando mucho sobre lo que escucharon en la reunión en la iglesia. Después de un tiempo, todos se despidieron. Roberto llevó a María a su casa y se acotó a dormir.

En su sueño, Roberto estaba soñando que él, estaba en un rincón tranquilo de un jardín misterioso, donde la luz del sol y las sombras de los árboles se entrelazaban y tenía una hermosura sin igual, Roberto pensó que estaba en el Edén y ahí vio a la serpiente. En ese momento la Serpiente del Edén, se acercó a Roberto y lo saludo, al poco tiempo, él y la serpiente, entraron en medio de una discusión profunda y reflexiva.

La serpiente, con su astucia legendaria, comenzó la conversación: "Roberto, ¿alguna vez te has preguntado por qué Dios nos puso en este paraíso y nos dio la libertad de elegir?"

Roberto, con una mirada curiosa en sus ojos, respondió: "Sí, a menudo me he preguntado eso. Nos dio el Edén y nos dijo que podíamos comer de todos los árboles, excepto el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal."

La serpiente asintió y continuó: "Exacto, y esa es precisamente la cuestión que quiero discutir contigo. ¿Por qué Dios nos puso una restricción? ¿Fue para ponernos a prueba o para protegernos?"

Roberto reflexionó por un momento antes de responder: "Creo que fue una prueba de obediencia y confianza. Dios quería que confiáramos en su sabiduría y autoridad."

La serpiente sonrió sutilmente y dijo: "Entiendo tu punto de vista, Roberto, pero también me hace pensar en la importancia del conocimiento. ¿No es el conocimiento una herramienta poderosa para el crecimiento y el entendimiento?"

Roberto asintió, pero agregó: "Sí, pero también puede llevarnos por caminos oscuros si no sabemos cómo usarlo adecuadamente."

La serpiente asintió con respeto y dijo: "Tienes razón, Roberto. El conocimiento sin sabiduría puede ser peligroso. Pero también creo que Dios nos dio la capacidad de elegir y aprender de nuestras elecciones. Tal vez la restricción era una invitación a reflexionar sobre el bien y el mal y a tomar decisiones informadas."

Roberto, después de un momento de reflexión, dijo: "Es posible que tengas razón, Serpiente. Tal vez la restricción era una oportunidad para aprender y crecer, y no simplemente una prueba de obediencia."

La conversación entre la Serpiente del Edén y Roberto continuó, explorando ideas sobre la moral, la ética y la relación con Dios. Ambos llegaron a la conclusión de que el conocimiento y la sabiduría eran dones valiosos, pero también requerían responsabilidad y discernimiento.

Roberto se dio cuenta de que la restricción en el Edén no era solo una prueba, sino una oportunidad para reflexionar y crecer espiritualmente, aprendiendo a elegir con sabiduría y respeto por las enseñanzas de Dios.
La discusión había sido un viaje espiritual en sí misma, un paso más hacia la comprensión de la complejidad del bien, el mal y la relación con lo divino.

Al final de la discusión, la serpiente le preguntó a Roberto, ¿Qué te parece lo que hemos discutido y mi posición en la discusión?

Roberto Miró al cielo del Jardín del Edén y después vio a la serpiente, que lo miraba con ojos inquisidores y se acordó de María en la heladería cuando le dijo, “La serpiente debe ser muy astuta e inteligente para engañar y manipular”.

Las palabras de María, estaban en la mente de Roberto. La serpiente se levantó como en posición de ataque y le dijo: “Acaso no vas a responder mi pregunta”.

Roberto miró al piso, y se dijo así mismo, es como dice el padre Adrián, la venganza es de Dios y la verdad y la fuerza están en los mansos y humildes de corazón. En ese momento miró a la serpiente y dijo; “Solo puedo decir algo sin temor a dudas y con toda la confianza que ahí en mí”. El rostro de la serpiente se iluminó porque pensó que Roberto había caído en su trampa y se dejaría llevar por su ego.

Sin embargo, Roberto respondió así: ! Ay, si en pecado grande sorprende la hermana muerte al hombre¡
! Dichosos aquellos hombres que como yo, aun a pesar de sus fallas, cumplen con la voluntad de Dios¡

En ese momento la serpiente dio un grito, se volteó y empezó a retirarse. En ese mismo momento de triunfo, Roberto se despertó.

Gracias por leerme.