Hola amigos 🌻 En esta ocasión vengo con la intención de unirme a la iniciativa propuesta por la amiga @damarysvibra, pues siento que es oportuno detenernos, respirar y meditar sobre nuestra paciencia, para luego autoanalizarnos con mucha objetividad y vernos como en un espejo los rasgos de paciencia o impaciencia que están adosados en nuestra persona, además, de ver lo que estamos haciendo para que tales rasgos sobresalgan.

Sobre la paciencia, les digo con propiedad que es la capacidad que nos permite actuar con serenidad y racionalidad, esto es un concepto que mantengo desde que empecé a darme cuenta de las consecuencias negativas de las acciones y reacciones apresuradas, que muchas veces me acompañaban. Pero un buen un día, aprendí a verme reflejada en el espejo de los demás y cuando otros actuaban sin paciencia me di cuenta lo torpe que podemos ser cuando dejamos que la prisa nos domine. Sin embargo, lo verdaderamente importante de concientizar la necesidad de desarrollar la paciencia fue ponerme manos a la obra y corregirme mediante acciones que empezaron a reflejar otra imagen, una que podía actuar con mayor coherencia y amabilidad.

Tener paciencia implica mucho más que actuar con calma, es ser tolerante porque cuando actuamos como personas pacientes somos comprensivos y considerados. Entonces todos los que están a nuestro alrededor también se beneficiaran de nuestra capacidad de esperar, aceptar y tolerar. Fíjense que separé los términos aceptar y tolerar, esto es porque tener paciencia no es aguantar todo reventándose de la rabia como el Querrequerre. La persona paciente admite y sobrelleva con sabiduría, sin sentirse asfixiada, de lo contrario está fingiendo ser lo que no es y tarde o temprano explota dejando ver su incapacidad emocional y yo diría más, su incapacidad espiritual.

Al mejor cazador se le escapa una liebre

Esto, lo digo por mí misma pues, según quienes me conocen, me caracterizo por ser una persona muy paciente. Pero observándome de frente y no de reojo, puedo entrar en conciencia de las veces que he manifestado otra cara de la moneda y todo por el apuro para atender egoístamente mis necesidades, pero gracias a Dios he tenido momentos para interiorizar nuevos conceptos más nobles para mi vida. Aprendí la importancia de aceptar cómo la prisa, por la falta de paciencia, nos obstruye la felicidad y nos mantiene en un camino de amargura.

Otra cosa que entendí es que no tener paciencia se debe a la falta de fe, pensemos en las veces que decimos poner las cosas en manos de Dios pero queremos apresurar los resultados por nuestros propios esfuerzos y no esperar la respuesta de Dios. Sin importar nuestra edad, todos sufrimos en algún momento de impaciencia, esa incapacidad para esperar y para soportar de forma responsable lo que nos depara la vida, especialmente los malos ratos. Hagamos una retrospección personal y pensemos en algunos momentos de la infancia, la adolescencia y aún en la vida adulta, cuando se supone que hemos alcanzado completa madures pero que algunas veces la falta de paciencia nos deja mal parados.

A pesar de que sobre nuestra impaciencia podemos alardear y hacer chistes, esta incapacidad no nos hace grandes sino todo lo contrario, pues muestra un lado negativo que desmejora nuestra imagen interior y hasta la exterior. Para que no te quede duda, mira como nos vemos de feos.

Esperar sin cierto grado de angustia es prácticamente imposible y es que muchas veces deseamos que todo ocurra en el momento que queremos, como nuestro egoísmo lo ha determinado. Deseamos ser los primeros en recibir atención sobre nuestras demandas, exigencias e incluso antojos. Este desespero o impaciencia es diario, por ejemplo, si tenemos que hacer fila para subir el autobús, pagar algún producto o servicio que hemos adquirido, recibir atención médica en un consultorio, esperar una respuesta de empleo, cuando nos azota la enfermedad, cuando los niños no caminan aún a nuestro ritmo acelerado y pare de contar.

Quizás, cuando entendamos que la impaciencia nos convierte en discapacitados espirituales nos motivemos a transformar este feo rasgo muy característico por estos días y que afecta la alegría de todos.

Podemos ser pacientes

Es así como la impaciencia debe ser suplantada por la paciencia, aunque parezca difícil en esta época moderna donde los estilos de vida parecen ir más a prisa, aumentando los niveles de ansiedad y estrés que se encuentran dañándonos y dañando a los demás. Pero quiero darles una buena noticia y es que Dios desea bendecirnos, enseñarnos, moldearnos y transformarnos para ser seres pacientes como lo nos lo dice a través de la Biblia.

Un asunto de voluntad

Podemos decidir ser o no ser pacientes, porque es un asunto de voluntad hacer de la paciencia un hermoso adorno en nuestra personalidad. Aunque se hable de la herencia genética, podemos ir en contra de ella porque de lo contrario estaríamos negando toda posibilidad de modificación en nuestro pensamiento y conducta. A Dios gracias, podemos decidir parar nuestra aceleración que atropella y lastima sin compasión, para ser más pacientes y amables.

Ya finalizando, quiero contarles brevemente sobre otra cosa que me ayudó a bajar la velocidad en la vida. Una de mis piernas está lesionada con una rodilla enferma y con el cuádriceps atrofiado desde los 22 años de edad, cuando me realizaron la primera de dos operaciones en mi rodilla izquierda con un diagnóstico inicial de condromalacia y luego de osteoartritis. Es decir, esta nueva circunstancia me obligó a cambiar mi estilo de vida y doy gracias a Dios, porque aprendí a vivir con ella haciendo algunos ajustes para abandonar en pocos meses el bastón y asumir la realidad sin tantas limitaciones.

Quizás se preguntaran y todo este cuento qué tiene que ver con la paciencia. Pues, lo que quiero es decirles que antes de mi limitación física tenía un ritmo más a prisa en mi caminar, pero aprendí a conducirme con precaución, sin caminar a máxima velocidad, mirando por donde piso, porque cualquier pequeño tropiezo me causa un dolor indescriptible que saca lágrimas al más valiente. Es decir, ya no podía andar por la vida como quería sino como debía y cambie mi velocidad por una más lenta, pero constante, que me permitió seguir caminando cumpliendo son mis asuntos personales.

Solo tuve que adoptar un andar paciente, uno más amable y con menos dolor...

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English

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Hello friends 🌻 This time I come with the intention of joining the initiative proposed by friend @damarysvibra, because I feel it is appropriate to stop, breathe and meditate on our patience, and then self-analyze ourselves with much objectivity and see ourselves as in a mirror the traits of patience or impatience that are attached in our person, in addition, to see what we are doing to make such traits stand out.

About patience, I say with propriety that it is the ability that allows us to act with serenity and rationality, this is a concept that I have maintained since I began to realize the negative consequences of actions and hasty reactions, which often accompanied me. But one day, I learned to see myself reflected in the mirror of others and when others acted without patience I realized how clumsy we can be when we let haste dominate us. However, what was really important in becoming aware of the need to develop patience was to get down to work and correct myself through actions that began to reflect another image, one that could act with greater consistency and kindness.

Being patient implies much more than acting calmly, it is being tolerant because when we act as patient people we are understanding and considerate. Then everyone around us will also benefit from our ability to wait, accept and tolerate. Notice that I separated the terms accept and tolerate, this is because to be patient is not to put up with everything by bursting with rage like the Querrequerre. The patient person admits and bears with wisdom, without feeling suffocated, otherwise he is pretending to be what he is not and sooner or later he explodes showing his emotional incapacity and I would say more, his spiritual incapacity.

The best hunter misses a hare.

This, I say for myself because, according to those who know me, I am characterized by being a very patient person. But looking at myself from the front and not from the side, I can become aware of the times that I have manifested another side of the coin and all because of the rush to selfishly meet my needs, but thank God I have had moments to internalize new nobler concepts for my life. I learned the importance of accepting how haste, due to lack of patience, obstructs our happiness and keeps us on a path of bitterness.

Another thing I understood is that not having patience is due to lack of faith, let's think of the times we say we put things in God's hands but we want to rush the results by our own efforts and not wait for God's answer. Regardless of our age, we all suffer at some point from impatience, that inability to wait and to bear responsibly what life has in store for us, especially the bad times. Let's take a personal retrospective and think back to some moments in childhood, adolescence and even in adulthood, when we are supposed to have reached full maturity but sometimes lack of patience leaves us in a bad way.

Although we can boast and make jokes about our impatience, this inability does not make us great but on the contrary, it shows a negative side that detracts from our inner and even outer image. So that you have no doubt, look at how ugly we look.

Waiting without a certain degree of anguish is practically impossible because we often want everything to happen at the moment we want it to, as our selfishness has determined. We want to be the first to receive attention for our demands, requirements and even cravings. This desperation or impatience is daily, for example, if we have to wait in line to get on the bus, pay for some product or service we have purchased, receive medical attention in a doctor's office, wait for a job response, when we are stricken with illness, when the children are not yet walking at our accelerated pace and stop counting.

Perhaps, when we understand that impatience makes us spiritually handicapped we will be motivated to transform this ugly trait very characteristic these days and that affects the joy of all.

We can be patient

This is how impatience must be supplanted by patience, although it may seem difficult in this modern age where lifestyles seem to go more in a hurry, increasing the levels of anxiety and stress that are found harming us and harming others. But I want to give you some good news and that is that God wants to bless us, teach us, mold us and transform us to be patient beings as He tells us through the Bible.

"Be patient, brethren, until the coming of the Lord.
See how the farmer waits for the earth to bear its precious fruit
and with what patience he waits for the rainy seasons."
James 5:7

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"And not only so, but we also glory in tribulations,
knowing that tribulation worketh patience; and patience,
longsuffering; and patience, testing;
and trial, hope." Romans 5:3-4

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"With all gentleness and meekness, bearing with one another in love."
Ephesians 4:2.

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"Let the elders be sober, serious, prudent,
sound in faith, in love, in patience." Titus 2:2

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"For the things which were written aforetime were written for our learning,
that through patience and comfort of the Scriptures we might have hope,
we may have hope."Romans 15:4

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A matter of will

We can decide to be or not to be patient, because it is a matter of will to make patience a beautiful ornament in our personality. Even if we talk about genetic inheritance, we can go against it because otherwise we would be denying any possibility of modification in our thinking and behavior. Thank God, we can decide to stop our acceleration that runs over and hurts without compassion, to be more patient and kind.

In closing, I want to tell you briefly about something else that helped me slow down in life. One of my legs has been injured with a diseased knee and atrophied quadriceps since I was 22 years old, when I had the first of two surgeries on my left knee with an initial diagnosis of chondromalacia and then osteoarthritis. That is, this new circumstance forced me to change my lifestyle and I thank God, because I learned to live with it making some adjustments to abandon in a few months the cane and assume the reality without so many limitations.

Perhaps you are wondering and all this story has to do with patience. Well, what I want to tell you is that before my physical limitation I had a faster pace in my walking, but I learned to drive myself with caution, without walking at maximum speed, watching where I step, because any small stumble causes me an indescribable pain that brings tears to the bravest. That is, I could no longer walk through life as I wanted but as I should and I changed my speed for a slower, but steady, that allowed me to keep walking fulfilling are my personal affairs.

I just had to adopt a patient gait, a gentler and less painful one...

🌻

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From @parauri to the world ♥

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