Las personas pasan todos los días por la calle, van de prisa pensando en lo que tienen que hacer o en lo que dejaron de hacer, sin conciencia del hoy, ajenos a la realidad que los rodea. El señor Julio está allí, con sus 75 años a cuesta, su andar encorvado, su mirada ausente...pero con una sonrisa, limpiando la basura que todos los días se acumula y en época de lluvia tapa las alcantarillas de la avenida y las calles se convierten en torrentes de agua. El recibe su paga de los comercios a los cuales hace el servicio y con esta se compra su comida y ayuda a sus compañeros de calle, entre estos a dos perros que siempre lo acompañan y a los que cuida. La soledad es su amiga.

A veces ayuda al señor que hace latonería y pintura en esa misma calle y cuando termina su trabajo, se sienta en la acera a escribir en un cuaderno lo que nadie más que el conoce. Al lado de sus amigos, ve pasar a la gente, imagina, sueña en su mundo interior.

En la noche la calle se llena de personas que van a comer y a beber en los comercios que son muy concurridos y allí el panorama cambia. Ya la gente no pasa con prisa, están disfrutando de una buena comida y de la cervecita o el ron, bien frío. Todo está ocurriendo como una noche normal, pero un suceso afectará la vida de Julio y de los habitantes del lugar.

fuente

En las mesas del lugar de comida rápida, unos jóvenes, dos muchachas y tres hombres entre 20 y 25 años llegan para disfrutar de las hamburguesas y perros calientes que son famosos por lo sabrosas y económicas. Las otras mesas también están llenas como es costumbre. Las voces y risas alegran el ambiente y las luces… la calle. Los carros y motos están estacionados en fila y algunos colocan su música a todo volumen. Es viernes en la noche y hay que disfrutar.

De repente todo transcurre muy rápido, un hombre llega a la mesa donde están los jóvenes. Julio se ha levantado a pedir un cigarrillo porque los ve fumando y se atraviesa en el momento justo en que el hombre saca una pistola. Una de las jóvenes lo identifica y en su cara está retratado el terror. Se levanta y sus amigos hacen los mismo. El hombre dispara, pero ya no tiene la misma perspectiva y la bala se desvía de su objetivo. Algunas personas tratan de detenerlo, pero el corre y se pierde en la calle y en la oscuridad. Horas más tarde la policía lo ha detenido, los celos, el egoísmo y la violencia ha sido sus consejeros.

El señor Julio ha caído sobre el pavimento, llaman al 911 para que lo auxilie y lo llevan al hospital donde su alma no ha partido aún y los médicos hacen un esfuerzo por ayudarlo a no morir. Cuando recobra la conciencia, sabe que está muy grave y pide a los amigos que están allí esperando una buena noticia, que le lleven su cuaderno.

El cuaderno quedó en la calle tirado al lado del árbol que sirve de sombra y cobijo a Julio y a sus amigos, entre ellos a Pedro, quien lo rescata y se lo lleva a Julio, pero en el camino la curiosidad lo vence porque a Julio no le gustaba que nadie lo viera. Es un cuaderno muy viejo, escrito por una niña en edad escolar, su fecha de inicio es de hace 30 años. Su nombre es Zulay y tiene el apellido de Julio. Allí están los números, las letras y los dibujos que todavía conservan el color. En él Julio ha ido llevando minuciosamente sus cuentas. Pedro se lo enseña a la Sra. Carmen quien los ha ayudado mucho con comida y ropa y siempre ha estado pendiente.

―Desde hace diez años conozco a Julio y siempre pensé que estaba solo, pero ¿si no es así y tiene una familia? Es posible que este sea su hija. Podemos averiguar, ―comenta la Sra. Carmen.

Las personas nunca están solas pero a veces es mejor dejar el pasado en el olvido.

Pedro le entrega el cuaderno a Julio, quien lo mantuvo abrazado hasta que murió, pero lo hizo con una gran paz.

La Sra. Carmen y su amigo Pedro estuvieron allí acompañándolo. Sus averiguaciones les permitieron conocer una parte muy triste del pasado de Julio. Su hija de diez años había muerto de una enfermedad y eso a él lo trastorno mucho hasta el punto de dejar a su esposa, su trabajo como contador y vagar sin un rumbo fijo hasta que llegó a este lugar, a esa calle de la ciudad, con un árbol, sus perros, sus amigos y donde su vida permitió que otra vida inocente continuara su camino.

People pass by every day on the street, hurrying along thinking about what they have to do or what they have left to do, unaware of today, oblivious to the reality that surrounds them. Mr. Julio is there, with his 75 years of age, his stooped gait, his absent look...but with a smile, cleaning the garbage that accumulates every day and in rainy season clogs the sewers of the avenue and the streets become torrents of water. He receives his pay from the businesses he works for and with this he buys his food and helps his street companions, including two dogs that always accompany him and that he takes care of. Loneliness is his friend.

Sometimes he helps the man who does brasswork and painting in that same street and when he finishes his work, he sits on the sidewalk to write in a notebook what no one else knows but him. Next to his friends, he watches people pass by, imagines, dreams in his inner world.

At night the street fills up with people who go to eat and drink in the busy stores and there the panorama changes. People are no longer in a hurry, they are enjoying a good meal and a cold beer or rum. Everything is going on like a normal night, but an event will affect Julio's life and that of the locals.

fuente

At the tables of the fast food place, some young people, two girls and three men between 20 and 25 years old arrive to enjoy the hamburgers and hot dogs that are famous for being tasty and inexpensive. The other tables are also full as usual. Voices and laughter brighten the atmosphere and the lights... the street. The cars and motorcycles are parked in a row and some of them play their music at full volume. It's Friday night and it's time to enjoy.

Suddenly everything happens very fast, a man arrives at the table where the young people are. Julio has gotten up to ask for a cigarette because he sees them smoking and crosses the table just as the man pulls out a gun. One of the young women identifies him and her face shows her terror. She gets up and her friends do the same. The man shoots, but he no longer has the same perspective and the bullet is deflected from its target. Some people try to stop him, but he runs and gets lost in the street and in the darkness. Hours later the police have arrested him, jealousy, selfishness and violence have been his counselors.

Mr. Julio has fallen on the pavement, 911 is called to help him and he is taken to the hospital where his soul has not yet departed and the doctors make an effort to help him not to die. When he regains consciousness, he knows he is in a very serious condition and asks his friends who are there waiting for good news to bring him his notebook.

The notebook was left in the street lying next to the tree that provides shade and shelter to Julio and his friends, among them Pedro, who rescues it and takes it to Julio, but on the way, curiosity gets the better of him because Julio did not like anyone to see it. It is a very old notebook, written by a school-age girl, its starting date is 30 years ago. Her name is Zulay and she has Julio's last name. There are numbers, letters and drawings that still preserve the color. In it Julio has been meticulously keeping his accounts. Pedro shows it to Mrs. Carmen, who has helped them a lot with food and clothes and has always been attentive.

"I have known Julio for ten years and I always thought he was alone, but he has a family. It is possible that this is his son. We can find out" Comments Mrs. Carmen.

But sometimes it's better to leave the past behind.

Pedro hands the notebook to Julio, who held it in his arms until he died, but did so with great peace.

Mrs. Carmen and her friend Pedro were there accompanying him. Their inquiries allowed them to learn a very sad part of Julio's past. His ten year old daughter had died of an illness and it upset him greatly to the point of leaving his wife, his job as an accountant and wandering aimlessly until he came to this place, to that city street, with a tree, his dogs, his friends and where his life allowed another innocent life to continue on its way.