Ahora debo volver a casa, esta tarde iré de cacería con mi hermano a un lugar lleno de peligrosidades. Los manjares que allí se encuentran valen el riesgo. Allí iba con mi padre hasta que esa manada de gatos lo mató, ese día estaba con él. Lo acorralaron entre los cuatro, no había escapatoria. Recuerdo esos enormes colmillos clavados en su cuerpo frágil, quedó muy malherido y luego fue devorado.

Cuando vamos al patio trasero no solo debemos cuidarnos de los felinos sino de ese gran perro. La última vez fue un reto, pero pude salir bien librado de aquella persecución. El sitio está dividido por una puerta metálica. El humano quiere mucho a este animal, juega con él, incluso dice que es un carrocho. Para mí, es una amenaza y no tiene el tamaño de un bebé, no es pequeño como yo. Allí comprendí que todo depende de la perspectiva de donde se mire.

Llegué a la guarida, allí estaban mi mamá y mi hermano. Hicimos nuestra oración de costumbre y salimos a la aventura. Intentamos ser muy cautelosos para que el perro no nos percibiera. Sin embargo, al pasar por las hojas secas, el sabueso vio el movimiento y con su olfato empezó a buscarnos, me oculté debajo de una rama, mi color café me ayudaba al camuflaje, mas no me fijé que parte de mi cola quedaba al descubierto, el perro la movió con la pata y tuve que marchar a toda prisa. El cachorro es muy rápido, chasqueaba en el piso para morderme, mi presteza me permitió llegar a la puerta metálica y deslizarme por debajo.

Mi hermano estaba a salvo. Se quedó mirando mis destrezas, quería ver cómo me comporto en una situación de alto riesgo, ya que algún día me soltará y debo utilizar mis cualidades y poner en práctica las estrategias defensivas que me ha enseñado. Él, con una seña, me indicó para dónde ir, cabeceé y flexioné mis patas delanteras y me puse muy atento a todo el contexto. Arriba se escuchaba el revoloteo de algunas aves en el árbol de nísperos. Había una cueva de hormigas cerca, empezamos a comer, ellas corrieron desesperadas, las más osadas intentaron picarnos, pero sus tácticas no le sirvieron de nada, estábamos dándonos un gran banquete.