Mi gigante amigo / Corto relato

En ocasiones recuerdo aquellos días de infancia en donde la soledad me abrumaba de tal manera que mi imaginación comenzaba a ser la protagonista en esos momentos de encierro, y como sabrán en esas condiciones la imaginación no tiene límite.

Al encontrarme solo todas las tardes me imaginaba que me encontraba con un niño al cual lo llamaba George, y con el cual, jugaba sin cesar a ser el más poderoso de todos los gigantes, por lo tanto, ganaba quien fuese capaz de crecer o elevarse lo más posible, en ese momento para alcanzar tal propósito, ambos teníamos que cerrar nuestros ojos y así en nuestra mente lograr crecer lo más posible.

En esta disputa mi amigo George siempre me ganaba debido a que lograba obtener el mayor tamaño, y esto por supuesto, se relacionaba a la energía o poder en ambos gigantes, el que mi amigo siempre me ganara no era molestia para mi debido a que en mi soledad el representaba el gran gigante que lograba abatir mi gran soledad.

En ese momento lograba expulsar toda esa alegría reprimida en mi interior, más sin embargo, llegaba aquel momento en donde mi amigo le correspondía partir y era precisamente cuando el sueño me lograba vencer, y de esta manera pasaban los días de mi infancia.

Vivía en compañía de mi madre la cual le correspondía trabajar todo el día y me dejaba en la casa encerrado hasta que ella llegaba, pero, al llegar siempre me encontraba dormido, al amanecer me despertaba con un beso en mi frente para despedirse e irse a sus actividades de trabajo, en ese instante tenía la oportunidad tanto de observarla como de escuchar su melodiosa voz.

Ella me decía antes de salir:

— Ya hable con mi amiga Luciana para que te venga hacer compañía, pero, esto nunca ocurría o por lo menos no me daba de cuanta ya que estaba tan acostumbrado a mi amigo imaginario que no me importaba otra compañía.

Mi respuesta siempre era la misma:

— Esta bien mami, no te preocupes por mí.

Cuando mi mamá se retiraba de mi habitación me escondía debajo de mi cama con las luces apagadas ya que en ese lugar me acostumbre a recibir a mi gigante amigo imaginario.

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De esta manera transcurría los días de mi infancia, en donde, mi imaginación me ayudaba a no sentirme tan solo, pero, me desconectaba totalmente de la realidad.

En realidad la amiga de mi mamá siempre llegaba para hacerme compañía pero nunca sentía su presencia, más bien al sentirla en casa creíamos mi amigo George y yo que era algún enemigo al cual deberíamos enfrentar.

Esta situación comenzó a preocupar a Luciana ya que ella escuchaba las conversaciones con mi gigante amigo y no le quedo de otra que comunicárselo a mi mamá.

Desde ese momento todo cambió debido a que mi mamá logro comprender que lo más importante para un niño(a) es la debida atención de sus padres en todos los sentidos, ella no dejo de trabajar, sin embargo, busco la forma de llevarme con ella y compartir más tiempo conmigo, y de esta manera mostrarme el mundo real.

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En cuanto a mi amigo George me seguía visitando aunque con menor frecuencia que antes, pero, hasta que pude comprender que era parte de mi imaginación, es decir, de mi interior, aquel que se sentía reprimido debido a aquellos momentos de tanta soledad en ese lapso de tiempo de mi infancia.

La imaginación siempre estará presente en el ser humano, sin embargo, lo más importante es no dejar que la misma se convierta en la razón principal de nuestra existencia, y sobre todo en la época de nuestra niñez, con la imaginación el hombre ha logrado estructurar grandes y apasionadas historias que tanto nos han agradado, y de eso se trata darle el uso adecuado a nuestra infinita imaginación.

Hasta otra oportunidad mis queridos y apreciados lectores.

Nota: La imagen gif al inicio de este relato es de mi autoria, y cuyas imágenes fueron realizadas en Power Point y animadas en PhotoScape.