Aroma a café, algo que no solo da vida a mi paladar sino también a mi cuerpo todas las mañanas. Algo necesario para mi existir, y lo más cercano a lo que mis pensamientos desean, despertar luego de una larga noche, con una taza caliente en mis manos, cuya taza pase por manos diferentes a las mías. Unas manos que han tocado más que mi rostro, todo mi cuerpo y recóndito pensamiento.

Pero es solo eso, no me atrevo ni siquiera a pronunciar sus nombres en voz alta, algo en mi hace que mis labios se sellen por completo, como si mi voz no se escuchara no tuviera derecho a ser usados para algo símil.

Es otro día más, una cama tan espaciosa, debí pensar en comprar una más pequeña de saber que mis relaciones amorosas o clandestinas iban a ser poco frecuentes, por no decir totalmente nulas.

Me siento en la cama a pensar sobre ese sueño húmedo de anoche. Si no fuera porque soy hombre y eso tiene vida propia todas las mañanas, diría que ese sueño me dejo con un deseo ferviente por devorar carne humana entre mis labios, pero lo más cercano que tengo a algo hirviendo es el café que necesito para seguir escribiendo mi libreto.

Una ducha, un deseo con caricia y el rostro oculto ya al descubierto. Me dirijo a la cocina para hacer algo de café, sin saber que ya lo había agotado el día anterior, y olvidado por completo de comprar, y eso que estaba anotado en ese papel que se perdió en la nada.

Yo no era buen vecino, no por ser escandaloso, ya quisiera llamar la atención por tener noches desenfrenadas, pero la realidad es que mi vecino, en el apartamento del frente es quien juega ese papel en mi edificio.

El día anterior se había mostrado algo simpático, algo que me llevó a pensar pedir un poco de café. Pero siquiera antes de terminar de pensarlo para decidirlo ya estaba postrado frente a su puerta tocando y expuesto al ojo de su puerta. Fueron solo pocos segundos para ser recibido, aunque debo decir que de una manera atrevida.

Ambos en un punto luego de un buenos días usamos nuestros ojos como aparato de rayos x, nos mirabamos de abajo hacia arriba, aunque él más en un tono de picardía. Yo claro está, de una forma que no se diera cuenta, tal vez usando la excusa que junto a él estaba un perro.

Un ser que me hizo agacharme para acariciarlo, dado que tenía una debilidad por los animales, especialmente por los cachorros.

Tras ambas presencias había un aroma que estaba apoderándose de mi ser. Efectivamente era café recién hecho, no había duda de ello. Estaba tan concentrado en ello que no me percate que había dejado a alguien con la palabra en la boca, y no solo eso. Pude fijarme repentinamente que su corto pantalón estaba abultado, algo que me hizo tragar saliva.

Al terminar de levantarme, él me invita a pasar a lo que yo negue por pena, yendo al grano directamente para salir corriendo, era lo que mi pensamiento pedía, pero mi cuerpo reaccionaba de otro modo, tanto que él bajó su vista también e hizo una mueca sonriente, insistiendo que sabía lo que yo quería y él lo tenía.

Yo no sé en qué estaba pensando cuando puse un pie dentro de su apartamento, pero ya lo hecho, hecho está y no había vuelta atrás. Me invitó a tomar asiento mientras yo tomé el perro para acariciarlo un poco más de cerca, y por supuesto, tener una excusa más.

Yo miraba de reojo mientras aquel hombre de cuerpo escultural tomaba un par de tazas para luego servir un café en ellas. Hubo un momento en que cruzamos las miradas, como si él supiera que lo estaba espiando, yo agache la mirada al perro mientras él seguía mostrando esa sonrisa de hombre viril.

Efectivamente el aroma era exacto a su sabor, estaba realmente fascinado por ello, por lo cual di las felicitaciones a él y en eso empezamos a tener una conversación sobre nosotros, pues éramos vecinos pero nunca habíamos cruzado palabras, solamente los buenos días.

Entre los sorbos de café y algunas palabras, sale a relucir mi blog, algo que me sorprendió un poco dado que son historias LGBT, algo de lo que no tenía pena por hablar o admitir. Pero no pensaba que él...

Mis pensamientos fueron intensificados cuando él hizo referencia a una historia en particular, preguntando cual sería el final de "El café ardiendo". En eso mi mente se fue hasta esa historia, cuyos personajes habían dejado claro que se deseaban el uno al otro, algo que inmediatamente me sonrojo.

Pero antes de remediar alguna palabra, sus labios ya estaban junto a los míos, su mano a pocos centímetros de mi entrepierna, y el café ya frío derramado en el boxer. Fue en ese momento que me di cuenta que estaba semidesnudo, que desde el inicio había ido a tocar la puerta de un hombre con sed sexual, ofreciendo café.

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Burning coffee

Aroma of coffee, something that not only gives life to my palate but also to my body every morning. Something necessary for my existence, and the closest thing to what my thoughts desire, to wake up after a long night, with a hot cup in my hands, whose cup passes through hands different from mine. Hands that have touched more than my face, my whole body and my innermost thoughts.

But it is only that, I dare not even pronounce their names aloud, something in me makes my lips completely sealed, as if my voice is not heard and has no right to be used for something simile.

It's just another day, such a spacious bed, I should have thought of buying a smaller one if I knew that my amorous or clandestine relations were going to be infrequent, not to say totally null.

I sit in bed thinking about that wet dream last night. If it weren't for the fact that I'm a man and that has a life of its own every morning, I'd say that dream left me with a fervent desire to devour human flesh between my lips, but the closest thing I have to something boiling hot is the coffee I need to keep writing my script.

A shower, a caressing desire and the hidden face already uncovered. I head to the kitchen to make some coffee, not knowing that I had already used it up the day before, and completely forgot to buy it, and that it was written down on that piece of paper that got lost in the nothingness.

I was not a good neighbor, not for being scandalous, I would like to draw attention to myself for having wild nights, but the reality is that my neighbor, in the apartment across the street is the one who plays that role in my building.

The day before he had been somewhat friendly, something that led me to think about asking for some coffee. But even before I had finished thinking about it I was already prostrate in front of his door knocking and exposed to the eye of his door. It took only a few seconds to be greeted, though I must say in a bold way.

Both at one point after a good morning we used our eyes as an x-ray machine, looking at each other from the bottom up, though he more in a mischievous tone. I of course, in a way that he didn't notice, perhaps using the excuse that next to him was a dog.

A being that made me bend down to pet it, since I had a weakness for animals, especially puppies.

Behind both presences there was an aroma that was taking over my being. It was indeed freshly brewed coffee, there was no doubt about it. I was so focused on it that I didn't realize that I had left someone with the word in their mouth, and not only that. I could suddenly notice that his short pants were bulging, something that made me swallow saliva.

When I finished getting up, he invited me to pass to what I denied out of pity, going straight to the point to run away, it was what my thought was asking for, but my body reacted otherwise, so much so that he lowered his eyes too and made a smiling grin, insisting that he knew what I wanted and he had it.

I don't know what I was thinking when I set foot inside his apartment, but what's done is done and there was no turning back. He invited me to take a seat while I took the dog to pet him a bit closer, and of course, have one more excuse.

I watched out of the corner of my eye as that man with the sculpted body took a couple of cups and then poured a cup of coffee in them. There was a moment when we exchanged glances, as if he knew I was spying on him, I looked down at the dog while he continued to show that virile man's smile.

Indeed the aroma was exact to his taste, I was really fascinated by it, so I congratulated him and in that moment we started to have a conversation about us, since we were neighbors but we had never crossed words, only good morning.

In between sips of coffee and a few words, my blog comes up, something that surprised me a bit since they are LGBT stories, something I wasn't shy to talk about or admit. But I didn't think he...

My thoughts were intensified when he made reference to a particular story, asking what the ending of "The Burning Coffee" would be. At that my mind wandered to that story, whose characters had made it clear that they wanted each other, something that immediately made me blush.

But before I could get a word in edgewise, his lips were already next to mine, his hand just inches from my crotch, and the cold coffee already spilled in my boxer shorts. It was at that moment that I realized that I was half-naked, that from the start I had been knocking on the door of a sexually thirsty man, offering coffee.