Un cuadro de amor bonito

Ni la mejor pintura, deja traza de lineas del amor bonito. Con cada pincelada el autor delinea el cuerpo causante del amor infinito. Detalla la piel, los espacios, las distancias de cada surco.

Los saltos de cada movimiento no realizado. Observa minuciosamente el color de la piel hasta encontrar la mezcla perfecta que la delata. Cuanta los lunares y los plasma en su espalda. Dejando la muestra que no es ni negro, ni marrón es un lunar descolorido por el sol constante de sus baños en la playa.

El autor alarga la terminación del cuadro, porque cada línea trazada la va alejar de sus espacios coloridos. No quiere terminar la obra le encuentra detalles y vuelve a borrar lo perfecto del trazo, para realizarlo una y otra vez. Ya no podrá detener lo indetenible.

El dueño de la obra se impacienta ante el retraso. Desea poder observar sobre los hombros de su oficina, su cuadro perfecto.

Desea exhibir su propiedad, una mujer jamás debería serlo. Obra completa de pinceladas al fin terminadas. Podrá mostrar la obra de otro en su oficina. Nunca sabrá que el autor de la obra, pinto en secreto y de memoria su propio cuadro de amor bonito para su cuarto.