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Musson era un pueblo pequeño al norte del condado Albritche, no habitaban más de dos mil personas y todos conocían la cara de absolutamente cualquier persona que viviera en el lugar, si llegaba alguien nuevo, en menos de cuatro horas la voz se había corrido con todo tipo de información sobre esa persona.

Claro que al ser un sitio pequeño y poco habitado, los chismes corrían, al igual que leyendas e historias que contaban algunos de los ancianos que vivían en las afueras.
Una fría tarde en el mes de octubre, todos los niños estaban terminando sus preparativos para la noche de Halloween, pues cada diez años pasaba un acontecimiento diferente.

Existía una leyenda que relataba sobre la existencia de dos brujos que eran hermanos, hijos de la misma madre pero de diferente padre. La versión infantil del cuento era bastante sencilla y los padres la contaban para que los niños no fueran al bosque en la noche ya que”podrían llevarlos y ser convertidos en sapos" pero, existía otra versión que alertaba a la mayoría de las personas que vivían en las afueras del pueblo.

—hoy es la noche, deberías decirle a mis nietos que regresen antes de que anochezca.—Claudine era una señora de mediana edad, había llegado al pueblo cuando apenas era una niña, su padre fue una de las personas que ayudó a terminar de construirlo.

—no va a pasar nada, mamá. Cualquier cosa, le diré a su padre que vaya a buscarlos al pasar la hora. Esos cuentos tuyos son solo historias de pueblo, nada más.—respondió Ellie agarrando la mano arrugada de la anciana que tenía unas cicatrices en el inicio de sus dedos y terminaban en la palma.

—no son historias de pueblo, a ti no te ocurrió nada porque supe cuidarte, no cometas un error del que luego te puedes arrepentir.
Fue lo último que dijo, agarró los pequeños retazos que tenía sobre la mesa y salió lo más rápido que pudo de la cocina. A los pocos minutos ya estaba en el frente de su casa regando los crisantemos que habían empezado a florecer. Estaba enojada con su hija, no entendía el por qué era tan escéptica cuando ella misma estuvo presente en el montón de desapariciones que pasaron en su adolescencia.

Esa época fue bastante difícil para Claudine y ellas demás familias que vivían en las afueras cerca de aquel oscuro y misterioso bosque. Alrededor de catorce niños desaparecieron una noche de Halloween que era igual de especial que esa, nunca se encontraron sus cuerpos. El único rastro que se logró encontrar fue un pequeño zapato perteneciente a un jovencito que tenía problemas de altura y vivía a unas dos casas de las suyas.

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Al pasar los años, niños seguían desapareciendo justo esa misma noche, apenas la luna se hacía presente en el bosque se empezaban a escuchar sonidos de pisadas, risas tanto femeninas como masculinas y el estruendoso sonido de las llamas de una fogata. Una de las tantas noches como estas, la anciana (que para esa época tenía unos cuarenta y seis años) había dejado la ventana de su habitación abierta y mientras dormitaba se escuchó un estruendoso grito de ayuda que la sacó del abrazo de Morfeo.

Se puso sus zapatos ortopédicos rápidamente y fue rápidamente hacia el bosque, mientras más se adentraba en este las luces de las casas se hacían opacas hasta un punto en el que ni una mísera luz se observaba, solo Tenía de testigo a la luz de la luna y ni una estrella que la acompañara.

Cuando dedujo que había llegado al corazón del bosque, pudo visualizar a primera vista una fogata que mostraba lo más terrorífico que había visto en sus cuarenta años de vida. Su cuerpo estaba congelado mirando aquella escena, estaba perpleja y podía sentirlo a flor de piel.

Entre las llamas fervientes de la fogata se podían ver pedazos de piel quemada y algunos restos humanos. Algunos ojos reventados se podían ver encima de unos troncos y pequeñas lenguas con pinchos que sobresalían de ella y tenían algunas otras cosas que la acompañaban. La imagen que todo daba era tan horroroso y asqueroso que la mujer cayó al suelo y empezó a vomitar en el suelo mientras lágrimas caían de sus orbes azules.

Cuando pudo recuperarse se levantó y el ruido de una rama romperse, llamó su atención y desvió su mirada hasta un árbol dónde estaba el cuerpo de una pequeña y rubia niña cubierto de sangre, de su estómago se podían ver las tripas y algunos órganos fuera. Al lado de ella estaban dos personas, un hombre y una mujer totalmente desnudos que se besaban mientras en sus manos tenían el corazón de la joven niña.
Ella los conocía, esos chicos algunas veces iban a comprar en la panadería y a ella le aparecían tan extraños. Sabía que eran hermanos y que su madre había muerto cuando apenas eran unos niños, vivían en una pequeña cabaña en el bosque con su tía.
Sin que ellos la vieran, se fue corriendo lo más rápido que sus piernas le permitieron y más nunca volvió a entrar a ese bosque.

—mamá, no encontramos a los niños.

Cuando Claudine escuchó eso, dejó sus retazos a un lado y salió lo más rápido que pudo hacia el bosque.

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Musson was a small town in northern Albritche County, no more than two thousand people lived there and everyone knew the face of absolutely anyone who lived there, if someone new arrived, in less than four hours the word had spread with all kinds of information about that person.

Of course, being a small and sparsely inhabited place, gossip was rife, as were legends and stories told by some of the elderly people who lived on the outskirts.
One cold afternoon in the month of October, all the children were finishing their preparations for Halloween night, because every ten years a different event happened.

There was a legend that told of the existence of two witches who were brothers, sons of the same mother but different fathers. The children's version of the story was quite simple and parents told it so that the children would not go to the forest at night because "they could take them and be turned into toads" but there was another version that alerted most of the people who lived on the outskirts of town.

-Today is the night, you should tell my grandchildren to come back before nightfall," Claudine was a middle-aged lady, she had come to the village when she was just a child, her father was one of the people who helped to finish building it.

-It's not going to happen, Mom. Anything, I'll tell her father to go get them after hours. Those stories of yours are just village stories, nothing more," Ellie replied, grabbing the old woman's wrinkled hand that had scars at the beginning of her fingers and ending at the palm.

-They are not village stories, nothing happened to you because I knew how to take care of you, don't make a mistake that you may regret later.
That was the last thing she said, grabbed the small scraps she had on the table and left the kitchen as fast as she could. In a few minutes she was in front of her house watering the chrysanthemums that had begun to bloom. She was angry with her daughter, she didn't understand why she was so skeptical when she herself was present at the bunch of disappearances that happened in her teenage years.

That time was quite difficult for Claudine and the other families living in the suburbs near that dark and mysterious forest. About fourteen children disappeared on a Halloween night that was just as special as that one, their bodies were never found. The only trace that was found was a small shoe belonging to a young boy who had height problems and lived about two houses away from theirs.

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As the years went by, children continued to disappear on that very night, and as soon as the moon appeared in the forest, the sounds of footsteps, laughter, both feminine and masculine, and the thunderous sound of the flames of a campfire could be heard. One of many such nights, the old woman (who was about forty-six years old at the time) had left the window of her room open and as she dozed, a thunderous cry for help was heard, which brought her out of the embrace of Morpheus.

She quickly put on her orthopedic shoes and hurried towards the forest, the further she went into the forest the lights of the houses became opaque to a point where not a single light could be seen, she only had the moonlight as a witness and not a star to accompany her.

When she deduced that she had arrived at the heart of the forest, she could visualize at first sight a bonfire that showed the most terrifying thing she had seen in her forty years of life. Her body was frozen looking at that scene, she was perplexed and could feel it on the surface of her skin.

Among the fervent flames of the bonfire, pieces of burnt skin and some human remains could be seen. Some burst eyes could be seen on top of some logs and small tongues with spikes sticking out of it and had some other things that went with it. The image it all gave was so horrifying and disgusting that the woman fell to the ground and started vomiting on the floor while tears fell from her blue orbs.

When she was able to recover she got up and the sound of a branch breaking caught her attention and she turned her gaze to a tree where the body of a small blonde girl was covered in blood, from her stomach you could see her guts and some organs outside. Next to her were two people, a man and a woman totally naked who were kissing each other while holding the young girl's heart in their hands.
She knew them, those guys sometimes went shopping at the bakery and to her they appeared so strange. She knew they were siblings and that their mother had died when they were just children, they lived in a small cabin in the woods with their aunt.
Without them seeing her, she ran away as fast as her legs would carry her and never entered the woods again.

-Mom, we didn't find the children.

When Claudine heard that, she put her scraps aside and ran as fast as she could into the woods.