Respeto

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Una de las cosas más olvidadas de este siglo sin duda puede ser el respeto. A estas alturas de la vida suele ser. Enseñarnos que debemos tener respeto por la gente mayor sin embargo la gente me ayudó olvida que nos debe tener respeto nosotros también por el simple hecho de ser humanos.

Pero no los condenemos porque el respeto es una especie en extinción de cada sector de la sociedad, no sólo niños, no sólo adultos sino todos los que habitan en este planeta, han perdido el sentido de esa palabra y nos hemos convertido en seres incapaces de aplicar el respeto con precisamente y sin sonar redundante, respeto.

Es una carencia tan grande que quienes suelen exigirlo son quienes menos lo aplican, y visto desde ese punto de vista, es un poco lamentable pensar hacia donde nos dirigimos, cuando olvidamos una definición tan sencilla, porque es el ego que nos arropa y nos lleva a dimensiones desconocidas de la decadencia.

Son ejemplos palpables los que me dieron a entender, que ahora no importa tanto respetar y ser respetados, sino darse a conocer, de buena o mala manera, como si el dicho aquel de “no existe mala publicidad” hubiera sufrido una mórbida metamorfosis que nos transforma en personas insensibles y sin tacto, y en ese mundo si que no quiero habitar.

¿A quién culpamos? Quizá a los gobiernos, mejor a la educación, o mejor aún a los valores del hogar, de cualquier forma, estamos sufriendo una escasez de conciencia, y eso conlleva que el respeto se vuelva casi nulo. Podemos cambiarlo, el problema es que estemos preparados a hacerlo, sin caer en la etiqueta de ser “intolerables”.

Sigamos aprendiendo, errando, pero sobre todas las cosas consideremos que este mundo en el que vivimos necesita refrescar sus valores para seguir adelante como se debe. De lo contrario seguiremos desapareciendo como sociedad y no es una forma de sonar apocalíptico sino más bien sensato porque, aunque no lo veamos, estamos en una situación compleja.