Memorias de un Mundo Caído || Relato [ESP-ENG]

Español

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Tenía nueve años cuando mi papá se fue para siempre; recuerdo que mis hermanos y yo traveseábamos en este mismo columpio, cantando entre risas, disfrutando la brisa fresca del verano recién nacido; ninguno esperó la noticia de la guerra, ni tampoco la imprevista carta que obligó a mamá a detener nuestros juegos. Por primera vez la vi llorar, aunque nos dijo que se trataba de una basurita en sus ojos y que debíamos volver a casa. La obedecimos sin protestar, mirándonos los unos a los otros, con la duda golpeando nuestras mentes…

Nunca supuse lo que iba a pasar.

Había dos hombres uniformados en una camioneta, y tres hombres más que esperaban frente a la puerta de la casa; nos miraron sin moverse, haciendo alardes de su disciplina militar. Papá apareció después con unas maletas entre los brazos; su rostro estaba hinchado y morado, incluso tenía sangre en la nariz. Aun así nos sonrió y abrió sus brazos para cobijarnos, y nosotros salimos a su encuentro. Luego vino lo peor:

—Papá debe irse a defender el país, a defenderlos a ustedes. —Explicó él sin dejar de abrasarnos—. Pero prometo que volveré… lo prometo.

Me aferré con más fuerza a papá cuando explicó la causa de su despedida; aquel abrazo se prolongó tanto que los uniformados tuvieron que separarnos. Suplicamos arrodillados para que no se lo llevaran, pero aun así lo arrastraron hasta la camioneta y lo subieron a golpes, y se fueron… para siempre. Intenté seguirlos con la carrera de mis pies, gritando como un loco, pidiendo su liberación. Caí sobre la tierra pocos metros después; recuerdo haber estirado la mano al horizonte, justo hacia la camioneta que se alejaba, esperando que se detuvieran y trajeran de vuelta a papá.

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Imagen original de Myriams-Fotos || Pixabay

Mis memorias son grises desde ese entonces, a pesar de que ahora mismo soy padre y, a diferencia del pasado, puedo permanecer junto a mi hijo sin que una guerra nos separe. Este columpio ya no es como antes, realmente, nada es como antes desde que él se fue. Me es imposible olvidar la primera noche sin papá: hubo una tormenta que casi derrumba la casa, incluso nos quedamos sin energía eléctrica; estábamos tan asustados que nos escondimos bajo la cama, pensando en él… en las canciones que nos dedicaba antes de dormir.

Cómo decía: la primera noche sin papá fue horrible. Por suerte mamá apareció para cobijarnos entre sus brazos y brindarnos esperanzas de un posible retorno. Nos habló de lo valiente que era papá, y lo gracioso que podía ser cuando compraba los utensilios de la casa. Pronto me uní a las historias de mi madre para también relatar las mías: mis propias memorias envueltas en la necesidad del rencuentro. Aquella vez la conversación se prolongó hasta el amanecer gracias a la maravillosa personalidad de papá en nuestros recuerdos; y a partir de ahí, la ocasión se volvió una costumbre.

Papá enviaba cartas todos los sábados, y las acompañaba con alguna fotografía: a veces sobre un tanque, otras veces con unos binoculares, y en ocasiones simplemente sonriendo. Se le veía sano y lleno de fuerza. Al final de cada mensaje había un: “Cada vez falta menos para regresar a casa.” Y nosotros brincábamos de la alegría porque volveríamos a estar con él. Incluso mamá le había guardado todos obsequios del día del padre y de su cumpleaños, porque sabíamos que eso lo pondría muy feliz.

Pero ese “pronto” se volvió una eternidad; la guerra mancha y se expande, sin anuncios ni fechas límites. Poco a poco las cartas llegaron con menos frecuencia: sin fotografías, sin sonrisas, y sin esa promesa que hablada de un retorno muy próximo. Mi escasa edad no me permitía comprender lo que mamá si comprendía: las cosas no iban muy bien, ni para nosotros ni para papá. Aun así, ella nos levantaba los ánimos diciendo con orgullo:

—¡Papá les traerá muchas sorpresas de su viaje!

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Imagen original de 177789 || Pixabay

Un veintiséis de julio no recibimos la carta de papá. Fue un sábado muy largo, además de tormentoso. Mamá pensó que las lluvias habían retrasado la entrega, sin embargo, no fue lo que le dijeron en la oficina de correos. Ella, sin pensar lo peor, decidió seguir esperando. Cada vez que tocaban la puerta de nuestra casa mamá corría para abrirla, entusiasmada por la posibilidad de que papá nos hubiera enviado la carta; pero su corazón se rompía al igual que el mío y el de mis hermanos, pues solo se trataba de cualquier otra cosa nada importante.

—Papá está muy ocupado, —Explicaba mamá—, pero ya verán que recibiremos la carta… ¡O tal vez lo miremos en persona!

Nada de eso pasó nunca. Papá se desvaneció sin dejar algún rastro, sin dejar alguna pista sobre la ubicación de su cuerpo. Mamá intentó hallar respuestas con el servicio militar, guardando esperanzas de vida para él. Lo único que ellos le dijeron fue:

—Su esposo se extravió en una expedición del campo enemigo, pero no se preocupe, lo hallaremos sano y salvo.

Las autoridades de la nación lo declararon muerto tras cuatro años desaparecido. En su honor se izó la bandera y se dispararon cañones… sin embargo, ningún agradecimiento ni condolencia puedo regresármelo. Los regalos que habíamos guardado para él se quedaron en el sótano, intactos, cubiertos de telarañas. Mi mundo cayó desde el día del funeral, aunque ahora, treintaicinco años después, soy capaz de imaginar la probabilidad de que mi papá sigue vivo, en alguna tierra desconocida, esperando regresar para abrazarme, para abrazar a mis hermanos; mi mamá ya no está, pero sé que ella estaría feliz al vernos juntos…

—¿Estás bien papá? —Dice una voz muy dulce.

Siento la mano de mi hijo aferrándose a la mía, y luego veo su sonrisa. Sin previo aviso le doy un abrazo, y entonces recuerdo los días de mi infancia: cuando papá nos subía al columpio para elevarnos muy alto.

—Estoy bien hijo, —respondo yo entre lágrimas—, solo estoy muy feliz por estar contigo.

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Imagen original de faithfinder06 || Pixabay

Mi nuevo mundo: mi familia. Aquellas memorias, aunque son grises, me ayudan a entender lo valioso que es el amor de un padre; aun en la distancia es incapaz de romperse.


¡Feliz día del Padre!



English

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I was nine years old when my dad left forever; I remember that my brothers and I used to traverse on this same swing, singing between laughter, enjoying the fresh breeze of the newly born summer; none of them expected the news of the war, nor the unforeseen letter that forced mother to stop our games. For the first time I saw her cry, although she told us that it was a piece of dirt in her eyes and that we should go home. We obeyed her without protest, looking at each other, with doubt hitting our minds...

I never imagined what was going to happen.

There were two uniformed men in a van, and three more men waiting outside the door of the house; They looked at us without moving, showing off their military discipline. Dad appeared later with some suitcases in his arms; his face was swollen and purple, he even had blood from his nose. Still he smiled at us and opened his arms to shelter us, and we went out to meet him. Then came the worst:

—Dad must go to defend the country, to defend you. He explained, still hugging us. But I promise I'll be back... I promise.

I clung tighter to Dad when he explained why he was fired; That hug lasted so long that the uniformed men had to separate us. We begged on our knees so they wouldn't take him away, but even so they dragged him to the van and beat him up, and they left... forever. I tried to follow them with the race of my feet, screaming like crazy, asking for his release. I fell to the ground a few meters later; I remember reaching out to the horizon, right at the truck that was driving away, hoping it would stop and bring Dad back.

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Original image by Myriams-Photos || Pixabay

My memories are gray since then, even though I am now a father and, unlike in the past, I can stay together with my son without a war separating us. This swing is not like it used to be, really, nothing is like it was before since he left. It is impossible for me to forget the first night without dad: there was a storm that almost collapsed the house, we even lost electricity; we were so scared that we hid under the bed, thinking of him… in the songs he dedicated to us before bed.

As I said: the first night without dad was horrible. Luckily mom appeared to shelter us in his arms and give us hope of a possible return. She told us about how brave Dad was, and how funny he could be when he bought the utensils for the house. Soon I joined my mother's stories to also tell my own: my own memories wrapped in the need for reunion. That time the conversation lasted until dawn thanks to the wonderful personality of dad in our memories; and from then on, the occasion became a custom.

Dad sent letters every Saturday, and accompanied them with a photograph: sometimes on a tank, sometimes with binoculars, and sometimes just smiling. He looked healthy and full of strength. At the end of each message there was a: "There is less and less to go home." And we jumped for joy because we would be with him again. Even Mom had saved all the gifts for Father's Day and his birthday, because we knew that would make him very happy.

But that "soon" became an eternity; war stains and expands, without announcements or deadlines. Little by little the letters arrived less frequently: without photographs, without smiles, and without that promise that spoke of a very close return. My young age did not allow me to understand what Mom did understand: things were not going very well, neither for us nor for Dad. Still, she lifted our spirits by saying proudly:

"Dad will bring you many surprises from his trip!"

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Original image from 177789 || Pixabay

On July twenty-sixth we didn't get Dad's letter. It was a very long Saturday, as well as stormy. Mom thought that the rains had delayed the delivery, however, it was not what they told her at the post office. She, without thinking the worst, decided to continue waiting. Every time there was a knock on the door of our house, Mom would run to open it, excited by the possibility that Dad had sent us the letter; but her heart broke as well as mine and my brothers', because it was just about anything else, nothing important.

"Dad's very busy," Mom explained, "but you'll see we'll get the letter... Or maybe we'll see him in person!"

None of that ever happened. Dad vanished without a trace, leaving no clue as to the location of his body. Mom tried to find answers with military service, keeping hopes of life for him. The only thing they said to him was:

"Her husband was lost on an expedition from the enemy camp, but don't worry, we'll find him safe and sound."

The nation's authorities declared him dead after four years missing. In his honor the flag was raised and cannons were fired… however, no thanks or condolences can be returned to me. The gifts we had saved for him were left in the basement, untouched, covered in cobwebs. My world fell from the day of his funeral, although now, thirty-five years later, I am able to imagine the probability that my father is still alive, in some unknown land, waiting to return to hug me, to hug my brothers; My mom is gone, but I know she would be happy to see us together...

"Are you okay dad?" says a very sweet voice.

I feel my son's hand clutching mine, and then I see his smile. Without warning I give him a hug, and then I remember the days of my childhood: when dad put us on the swing to lift us very high.

"I'm fine son," I answer between tears, "I'm just very happy to be with you."

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Original image by faithfinder06 || Pixabay

My new world: my family. Those memories, although they are gray, help me understand how valuable a father's love is; even at a distance he is unable to break.


Happy Father's Day!



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Todos amamos a nuestro padre y los recuerdos son los que reviven aquellos momentos bellos y trágicos. Hoy es el día del padre feliz día para el tuyo.

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Así es @enclassecu, espero que también hayas pasado un excelente día del padre 🎉. Saludos hasta ecuador 👋

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¡Felicidades! Esta publicación obtuvo upvote y fue compartido por @la-colmena, un proyecto de Curación Manual para la comunidad hispana de Hive que cuenta con el respaldo de @curie.

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Este es un hermoso escrito lleno de tanta inocencia y dolor, retratas de una forma dolorosa los estragos de la guerra en el núcleo familiar, cómo existen personas que viven heridas pero aún así mantienen la fortaleza para seguir amando.

Saludos.

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Muchas gracias @eugelys, esa era la idea: transmitir las fortalezas y las virtudes del amor familiar, matizado en la figura paterna. Que maravilloso que te haya gustado este relato. Muchas bendiciones para ti ❤️

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Es un bonito homenaje a los padres. Un relato cargado de mucha nostalgia, ese abrazo de papá también hace mucha falta. Comprendemos muchos sacrificos cuando somos adultos y vivimos situaciones parecidas. Fue un gusto pasar por aquí. Saludos.

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El abrazo de un padre repara heridas, también el amor hacia un hijo. Ambos elementos se complementan en la figura paterna. Gracias por leer ⭐

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Una historia que levanta emociones y donde la nostalgia es como una cuerda que va apretando sin cortar por completo el aliento.
Saludos amigo.

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Hola amigo, que bonito este relato. Esta es una situación que podemos ver la vida real, donde el padre es separado de su casa para servir a la nación o cualquier otra cosa, sin embargo, los recuerdos serán infinitos, pensar cada día en él, es algo que causa mucha desesperación e incluso recibir esa carta cada cierto tiempo es algo muy estresante. Por eso es importante siempre darle cariño a nuestros padres todos los días, por el hecho de que los tenemos a nuestro lado aun. Saludos.

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Muchas gracias hermano por leer, y tienes toda la razón, los recuerdos de nuestros padres siempre serán infinitos. Saludos bro ⭐

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