Paz: Abrazos que reconfortan el alma

¡Hola mi gente hermosa! Estoy encantada de participar en esta iniciativa de la comunidad "Emotions & Feelings", por la celebración, el próximo 21 de enero, del día del abrazo.

Soy una persona abrazadora, creo abrazar es una importante manera transmitir nuestros sentimientos, de calmar nuestros miedos, de estrechar lazos... Un abrazo es capaz de hacernos liberar, entre otras, serotonina, "la hormona de la felicidad", así que es un hecho que favorece nuestra salud y nuestro estado de ánimo.

Pienso que los abrazos dicen más que las palabras. No hay acción más reconfortante en momentos cuando sentimos mucha tristeza. Es como si esos brazos que te rodean, te sostuvieran y no te dejan caer.

Si estoy abatida, abrazar a mis hijos me recuerda que hay cosas más importantes en la vida. Recuerdo que hubo un tiempo en el que no podía dormir, me sentía agobiada, entonces iba a la habitación de mis hijos, quienes ya estaban dormidos y me acurrucaba con ellos, es impresionante la paz que me embarga, al percibir sus latidos y su respiración.

Si el miedo me amenaza, abrazar a mi esposo me hace creer que todo estará bien. Puedo captar su fortaleza, su amor por mí y su disposición a apoyarme en todo momento. Entonces entiendo que no estoy sola y cualquier carga distribuida, pesa menos.

Cuando estoy feliz también me gusta abrazar, porque es una manera de regalar poco de mi alegría. Para mí es una necesidad, recarga mi alma y mientras mayor es mi dicha, más quiero compartirla.

Cuando empezó la pandemia, no podíamos acercarnos a nuestros amigos, colegas, incluso a familiares que no vivieran con nosotros.

En nuestro caso, estuvimos un año aislados casi completamente de todos. Sólo mi esposo salía a comprar comida. Incluso, durante ese tiempo, no teníamos que ir a nuestras oficinas.

Recuerdo que, cuando me tocó reincorporarme al trabajo, seguro de cuando me tocó recuperar mi trabajo me costó muchísimo mis colegas y amigos y saludarlos con el puño. Me parece algo tan frío.

Un día, me encontré con una amiga, que es casi una hermana e intenté saludarla de la misma manera, es lo que se acostumbrada en esos difíciles tiempos, en los que todos le teníamos al virus. Era cuestión de cuidarnos y cuidar a los demás. Para mi sorpresa, ella no resistió y me abrazó agachándose, de manera que, sus brazos quedaron en mi zona abdominal. Me pareció un hermoso gesto.

Claro, también hay abrazos que se dan como un gesto de cortesía social e incluso podrían darse aquellos que nos incomodan. He tenido la suerte de que me rodea gente agradable y, en cuanto a los desconocidos o personas poco cercanas a mí, prefiero mantener distancia.