Una mirada de nuestra experiencia y aprendizaje del Covid-19 [ESP/ENG]

Son muchas las situaciones difíciles que podemos imaginar, pero vivirlas, es otra cosa. La realidad puede superar a nuestra imaginación y cuando intentamos apoyar a alguien diciéndole "te entiendo", sin haber pasado algo similar, realmente sólo intentamos ser solidarios, sin que en realidad sepamos cómo se siente. Hay que "estar en esos zapatos" para saberlo.

Hemos visto quizás documentales de tragedias, alguna que otra película, pero ver en TV lo que ocurría en el mundo y luego cómo nos alcanzaba fue estremecedor.

En la publicación: Hábitos y lecciones de vida que el Covid-19 nos dejó ¿Nos cuentas? 8va de 7mo día, @emiliorios nos invita a compartir los aprendizajes que nos ha dejado la pandemia, desde un punto de vista constructivo, porque si algo es cierto es que, toda experiencia nos deja algo para crecer, si así lo decidimos.

La tormenta siempre pasa ¿Somos mejores?

Dicen que después de la tormenta siempre sale el sol y así es, la pregunta es ¿Qué hicimos nosotros durante la tormenta? ¿Acaso nos escondimos bajo la cama y cuando todo pasó, salimos a quejarnos de lo cruel que fue Dios por permitirla? ¿O la enfrentamos con nuestros mejores recursos, con la fe de que todo tiene un propósito y que debía estar dispuesta (o) a ayudar a quienes nos necesitaban.

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Creo que en líneas generales, ahora somos mejores. Al menos sabemos lo frágil que es la vida y apreciamos más nuestra salud y la de nuestros seres amados.

Muchas personas fueron solidarias, ayudando a quienes nadie quería cerca, por temor a contagiarse, un temor que veo justificado.

Los médicos y enfermeras, trabajaron con muy pocos recursos, pero no abandonaron a los pacientes, aunque les costara la vida. Hubo tantos héroes, dignos de admirar, superiores a los que tienes superpoderes en las películas. El ser humano es impredecible y difícil de superar, aún con todos sus defectos.

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Mis lecciones aprendidas tras la pandemia

Como dije antes, la primera lección que repasé, es que no tenemos control sobre la vida, somos frágiles y no sabemos qué puede trastocar todo el orden que hallamos tratado de imponer.

Muchas veces me desgasto tratando de que las cosas funcionen de la manera que yo quiero y a la hora de la verdad, nada de eso es relevante.

Lo verdaderamente importante es vivir cada día, en tiempo presente, haciéndoles saber a quienes amamos lo valiosos que son para nosotros.

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No dejar para mañana lo que podemos hacer hoy, porque no sabemos cuántos mañanas tendremos.

La humildad es otra lección vivida durante este tiempo. No importa la posición social, el puesto de trabajo que tengas, la tragedia no distingue clases, razas o religiones, al final todos somos iguales: Simples seres humanos. Además nunca sabes quién puede serte de ayuda en tiempos difíciles.

Por mucho que pueda costarnos, creo que debemos aprender a amar al prójimo como a nosotros mismos y mientras no lo hagamos, la vida siempre tendrá diferentes formas de enseñarnos.

También pude ver que existen personas, cuya capacidad de sacrificio, es un ejemplo para todos los demás. Son como ángeles en la tierra.

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Mis nuevos hábitos

En cuanto a la higiene mantengo los hábitos adoptados en la pandemia:

• Usar gel antibacterial en las manos.
• Usar el tapabocas en sitios concurridos.
• No entrar a casa con zapatos.
• Quitarnos la ropa y ducharnos al llegar a casa.
• Lavar los alimentos que compramos.

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Lo positivo de la pandemia en mi hogar...

Sin duda fue el tiempo que compartimos en familia: Juegos, películas, conversaciones, comidas y recreación, aunque fuera en nuestro pequeño espacio. Recuerdo con agrado las poncheras de agua en nuestro pequeño patio, donde mis hijos se bañaban... De pronto crecieron tanto, que ya no caben en ellas.

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Algo tan simple, como salir a cortar la maleza de nuestra casa en remodelación, era un paseo para nosotros y una diversión.

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También cuando mi esposo y yo salíamos a comprar al abasto, lo hacíamos una aventura.

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A todas partes íbamos caminando, porque tampoco había gasolina, sin embargo lo hicimos con alegría en nuestro corazón, teníamos miedo por lo que estaba pasando en el mundo, pero agradecíamos a Dios cada día por todo lo que nos daba.

En definitiva la pandemia nos enseñó, que no necesitamos más de lo que tenemos para ser felices.

Por haberme acompañado en esta lectura:

ENGLISH VERSION

There are many difficult situations that we can imagine, but living them is another thing. Reality can surpass our imagination and when we try to support someone by saying "I understand you", without having gone through something similar, we are really only trying to be supportive, without really knowing how they feel. You have to "be in those shoes" to know.

We may have seen documentaries of tragedies, a movie or two, but to see on TV what was happening in the world and then how it reached us was shocking.

In the publication: Habits and life-lessons that Covid-19 left us Do you tell us? 8th of 7th day, @emiliorios invites us to share the learnings that the pandemic has left us, from a constructive point of view, because if something is certain is that, every experience leaves us something to grow, if we so choose.

The storm always passes Are we better?

They say that after the storm the sun always rises and so it is, the question is, what did we do during the storm? Did we hide under the bed and when it was over, did we go out and complain about how cruel God was for allowing it? Or did we face it with our best resources, with the faith that everything has a purpose and that we should be willing to help those who needed us?

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I think that in general terms, we are better now. At least we know how fragile life is and we appreciate our health and that of our loved ones more.

Many people showed solidarity, helping those who no one wanted to be near, for fear of contagion, a fear that I see as justified.

The doctors and nurses worked with very few resources, but they did not abandon the patients, even if it cost them their lives. There were so many heroes, worthy of admiration, superior to those with superpowers in the movies. Human beings are unpredictable and difficult to overcome, even with all their flaws.

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My lessons learned from the pandemic

As I said before, the first lesson I reviewed is that we have no control over life, we are fragile and we do not know what can disrupt all the order we have tried to impose.

Many times I wear myself out trying to make things work the way I want them to and when it comes down to it, none of that is relevant.

What is really important is to live each day, in the present tense, letting those we love know how valuable they are to us.

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Do not put off until tomorrow what we can do today, because we do not know how many tomorrows we will have.

Humility is another lesson lived during this time. No matter the social position, the job you have, tragedy does not distinguish classes, races or religions, in the end we are all the same: Simple human beings. Besides, you never know who can help you in difficult times.

As much as it may cost us, I believe that we must learn to love our neighbor as ourselves and as long as we don't, life will always have different ways to teach us.

I could also see that there are people whose capacity for sacrifice is an example for everyone else. They are like angels on earth.

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My new habits

In terms of hygiene, in our home we maintain the habits adopted during the pandemic:

• Use antibacterial gel on our hands
• Wear a mask in crowded places
• Do not enter the house with shoes
• Take off our clothes and take a shower when we get home
• Wash the food we buy.

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The positive thing about the pandemic in my home...

Undoubtedly it was the time we shared as a family: games, movies, conversations, meals and recreation, even if it was in our small space. I fondly remember the water basins in our small backyard, where my children bathed.... Suddenly they grew so big, they no longer fit in them.

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Something as simple as going out to cut the weeds at our remodeling house was a joyride for us and fun.

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Also, when my husband and I would go shopping at the grocery store, we would make it an adventure.

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We walked everywhere, because there was no gasoline either, but we did it with joy in our hearts, we were afraid of what was happening in the world, but we thanked God every day for everything He gave us.

In short, the pandemic taught us that we don't need more than what we have to be happy.

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Traducción cortesía de deepl.com

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