El día 21 de enero se celebra el día mundial del abrazo y podemos decir que dar y recibir abrazos es unas de las mejores terapias del mundo, un abrazo nos reconforta, nos llena de alegría y puede impactar hasta en el más fuerte de los corazones, ya que tiene el poder de traspasar cualquier barrera. Hay abrazos que son muy significativos y tienen muchos efectos positivos en el cuerpo, que de tal manera pueden ayudarnos a reducir la ansiedad y el estrés, hacernos sentir queridos y desconectarnos temporalmente de nuestros problemas.

Los abrazos son una forma maravillosa de demostrar a quienes nos rodean que nos preocupamos por ellos y de decirles que nadie es tan mayor como para no necesitarlo, ni tan joven como para darlo, aunque haya gente a la que no le gusten hacerlo. Todos trabajaríamos más eficazmente si diéramos abrazos más a menudo porque, aunque los abrazos son un hábito cotidiano, a menudo no reconocemos todo su valor. Cuando queremos aliviar la tristeza y la pena, expresar amor, ofrecer consuelo, levantar el ánimo de alguien tras la pérdida de un ser querido o felicitar a alguien, damos un abrazo porque hacerlo nos ofrece protección, refuerza nuestra autoestima y nos hace sentir seguros.

En particular, soy de esas personas que no dan muchos abrazos, pero me encanta cuando la gente me da abrazos sorpresas porque son tan intensos que no deseo soltarme. También me encanta cuando un ser querido regresa de un viaje o tengo tiempo sin verlo por alguna razón y me dan esos abrazos que transmiten lo importante que soy en su vida, que me extrañaron que le hice falta. Los abrazos de los niños, especialmente los de mi hijo, son, en mi opinión, los más genuinos, porque me llenan de amor, alegría y energía positiva y porque son la muestra de afecto más poderosa que existe.

No hay momentos que no abrace a mi hijo y cada vez que lo hago me da esa sensación de protección, me llena de paz, alegría, y con ellos le digo a mi hijo aquí estoy para ti siempre, recuerdo que esos me mantenían con mucha fe cuando enfermé por todos esos abrazos y muestra de amor luché para no dejarlo solo, así mismo cuando él también me abraza siento una sensación tan especial, que me anima a seguir en esta vida. Los abrazos con mi esposo es diferente porque con él siento otro tipo de amor, además me siento querida y apreciada por él, porque son las pocas veces que me abraza y cuando lo hace me siento muy bien.

En mi familia hay pocos abrazos entre nosotras las hermanas, lo hacemos cuando tenemos tiempo sin vernos, en un cumpleaños, cuando recibimos el año nuevo, tal vez porque siempre estuvimos juntas, pero con mis sobrinos, mi hijo y los amigos de mi hijo que todos me llaman tía, es muy diferente es como si los abrazos fueran espontáneos y llenos de amor, con mis padres también es lo mismo pocos abrazos ya que siempre estoy con ellos. Creo que cuando abrazamos y nos abrazan fortalecemos los lazos de amor entre dos y esto nos aporta muchos beneficios para nuestra salud; además son gratis.

El abrazo está tan presente en nuestra vida cotidiana que muchas veces no lo sabemos, mejora nuestra autoestima, nos hace sentir especiales y nos reconforta, estamos tan acostumbrados a ello que pierde su significado y se convierte en un comportamiento mecanizado y en un proceso automático.