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Malas y Buenas

Angustiado, caminaba de un lado a otro del pasillo. Era el único que esperaba por noticias de su esposa. Las horas pasaban y ninguna enfermera sabía darle razón de cómo iba la cirugía. Por momentos pensó en ponerse una bata y entrar a trompicones al quirófano para ver que pasaba. Para colmo, su suegra hizo entrada por una de las puertas, su cara, como siempre, aseguraba una buena discusión y varios regaños inmerecidos…*

La cosa no pintaba bien para Noah, su suegra era detestable. Entre ella y sus cuñadas, nunca dejaban que él y June hicieran su vida, y todo fue peor cuando se enteraron del tumor que que su esposa tenía. Después de toda la quimio terapia y demás tratamientos, ahora solo faltaba que la cirugía fuera un éxito.

—Tenías que haber llamado a todos —grito su suegra.
—No tenía cabeza para llamar a cada familiar. Por si lo olvida, es mi esposa quien esta en el quirófano.
—También es mi hija.
—Si tanto le hubiese importado su hija, tenía que haberla apoyado durante su tratamiento.
—Si ella no fuera tan terca yo...
—Usted nada. Solo esta aquí porque le importa más el que digan sus vecinos.
—Eso no es cierto —dijo la mujer enfurecida.
—Nunca quiso que estuviéramos juntos. Por eso vive regañándome y buscando excusas para discutir conmigo.

En ese momento, el doctor que estaba realizando la cirugía de June salió a su encuentro. Este no traía buena cara, y eso asustó claramente a Noah. Algo no estaba bien, su corazón le palpitaba a mil en respuesta.

—Señor Xander, traigo buenas y malas noticias.
—¿Mi hija estará bien? —preguntó la madre de June.
—Ella estará bien. Pero debido a que el tumor afectó su útero, la señora June no podrá concebir.
—¿No podrá tener hijos?

El doctor negó con la cabeza y le indicó que pronto tendrían la oportunidad de verla. Les aseguró que con el tratamiento indicado ella se recuperaría, pero que el tema de ser madre seria algo que tendrían que afrontar como familia.

La madre de June, devastada, en su interior culpaba a su yerno. Pensaba que de no ser por él, su hija estaría bien. Por otro lado, Noah se debatía en como darle la noticia a su esposa. Era una complicación, esto no tenía forma de como revertirse y aunque la idea de adoptar no le desagradaba, sabia que para ella seria más difícil de aceptar.

Con la ayuda del doctor, Noah entró primero a a ver a su esposa. Ella yacía tranquila en su cama, adormecida por los calmantes, y con su turbante en la cabeza que cubría su calva.

Era algo que no tenia ni pies ni cabeza en su mente. Era un asunto delicado, un tema que no sabia como la haría reaccionar. Pero por dentro sabia que su amor por ella le daría las herramientas y las palabras para volver a ser la familia que solían ser.

Hasta un próximo post.