Hispaliterario 32 / El Mal del Minero - The Miner's Evil

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El Mal del Minero

Corría el año 1905 y la fiebre de la minería dominaba por completo al estado de Nevada, mi familia sin dudarlo se trasladó a una pequeña, pero pujante comunidad denominada Tonopah, un lugar que a primera vista parecía normal, pero que con el pasar de los días encerraría un ambiente turbio y deprimente. Mientras que permanecía la luz del sol brillando en el horizonte la gente era cordial y amigable, pero una vez que la penumbra de la noche dominaba la escena, las calles iban quedando vacías y una brisa fría susurraba entre las orillas de las ventanas, haciendo que el ambiente se devolviera pesado y escalofriante.

Pero más allá de las supersticiones, mi familia seguía un ritmo de vida relativamente normal, mi padre iba a trabajar, mi mamá se encargaba de los quehaceres del hogar y yo debía ir a la escuela para aprender cada día más. Pero si me daba cuenta de que con el pasar de las jornadas la actitud de mi papá comenzaría a cambiar, cada vez será más distante, estaba más cansado y se notaba un poco desorientado. Por esa época se hablaba mucho del denominado mal del minero, el cual atacaba a dos de cada tres trabajadores y este era una enfermedad que se consideraba terrible, pues a largo plazo generaba un daño mental y reversible, haciendo que los hombres perdieran el control de su vida y tuvieron que ser recluidos asistenciales que se caracterizan por ser verdaderamente espeluznantes.

La mayoría de las familias no permitían que sus hombres fueran encerrados en estas colonias del olvido y preferían esconderlo a las autoridades y mantenerlos en casa, pero con la luz de la luna muchos lo graban escapar de sus recintos y vagar por la soledad del pueblo haciendo destrozos y cometiendo cualquier barbaridad, pero al salir el sol su mente se volvió a aclarar como si no hubiera pasado absolutamente nada regresaban a sus hogares para ser recibidos con los brazos abiertos por aquellos familiares que tanto los aman, es por esta razón que el pueblo durante la noche era un lugar peligroso, aterrador y oscuro, espacio sin ley en donde cualquier peligro estarás hecho.

Pasaron un par de años y la mina de plata en donde trabajaba mi padre nos había permitido jugar con mejores cartas, ya teníamos una casa digna, alimentos en la alacena y buena ropa que vestir. Pero los años dorados se comenzaron a opacar, ya que poco a poco la salud de ese hombre guerrero comenzaba a presentar signos de debilidad, todo comenzaría con feroces pesadillas que lo hacían caminar dormido por toda la casa, siempre buscando la forma de salir y en ocasiones gritando sin cesar.

De un momento a otro la situación se fue, grande dejó de trabajar y el mal del minero comenzaba a desarrollarse de manera completa y más fuerte. A partir de un momento que sinceramente desconozco mi padre comenzó a repetir una frase de forma seguida como una muletilla, él decía: "la mordida entró por el ojo, la mordida entró por el ojo, la mordida entró por el ojo"........

Esto era algo que sin duda alguna me llamaba mucho la atención, ya que al comentarlo con otras personas también manifestaban que sus padres y hermanos decían lo mismo, ya esto no era una casualidad, era un factor común que sin duda alguna debía tener algún significado importante. Es de esta forma como decidí investigar, busqué en cientos de libros, realicé miles de entrevistas y estudié las dinámicas propias del trabajo en la mina y a decir verdad todos estos caminos parecían no tener salida.

Un día los ahorros comenzaron a mermar, por lo tanto, mi sueño de ir a la universidad se veía cada vez más lejos y la realidad era que me tocaría ir a la mina como todos los jóvenes pobres de mi época, si bien era un trabajo excelentemente remunerado los costos de enfermarse eran enormes, por eso se recomendaba tener hijos a temprana edad para que ellos supieran el puesto del padre cuando este se viera cansado y enfermo.

Mi padre ya estaba muy delicado de salud, las alucinaciones eran cada vez más fuertes y poco a poco la ceguera opacaría su visión y empeoraría su condición, ya que se encontraría sumido en la oscuridad constante, situación que auspicia la locura y el desenfreno. Yo recordando aquellas frases que tanto y tanto repetía decidí un día adentrarme el corazón de la mina, la excusa era que comenzaría a trabajar, pero en realidad quería ver que se escondía en el interior de esa montaña de locura, se trataba en lugar oscuro, húmedo y lleno de ruidos, en donde el Tun, Tun, Tun, de los martillos parecían entonar una sinfonía perfecta.

En medio de ese lugar oscuro y lúgubre había muchos insectos, pero existía específicamente un mosquito que por alguna extraña razón a cada rato caía dentro de mis ojos, yo los sacaba daba tres pasos y otro volví a entrar allí, una situación extraña, pero todo cambiaría cuando escuche un obrero hacer una exclamación de dolor, al acercarme y preguntarle que le había sucedido él me comentó que no había sido nada Solo que un pinchazo en el ojo lo había sacado de onda y el mirarse con la linterna la punta del dedo se trataba de un pequeño mosquito que tal vez lo había pinchado.

Fue en ese preciso momento cuando mi mente unió todos los cabos y de esta forma todo parecía tener sentido, ese mosquito era el responsable de tanta desgracia y locura, era el momento de salir corriendo de allí y no regresará jamás. Así lo hice como pude emprendí mi regreso a la entrada, prácticamente iba con los ojos cerrados, mi corazón la tía cada vez más fuerte y la respiración se aceleraba de forma trepidante, pasado unos minutos vi la luz al final del túnel, tomé una bocanada de aire y me dispuso a dar los últimos pasos para salir de aquel horrible lugar. Pero fue en un momento de distracción cuando tropecé con una roca y caí de frente sobre un piso rústico y mojado, varios obreros se acercaron auxiliarme, pero cuando abrí los ojos y miré hacia arriba sentí un pinchazo profundo que nublaría mi mente y te enviaría todo mi cuerpo, por supuesto hice una expresión de dolor, me acerqué las manos a los ojos y cuando pude retirar mi dedo y enfocar bien mi mirada sobre él pude descubrir los restos de un pequeño mosquito muerto y una gotita de sangre que marcaría para siempre mi destino.

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The Miner's Evil

It was 1905 and the mining fever completely dominated the state of Nevada, my family without hesitation moved to a small but thriving community called Tonopah, a place that at first glance seemed normal, but with the passing of the days would enclose a murky and depressing atmosphere. While the sunlight remained shining on the horizon, the people were cordial and friendly, but once the gloom of the night dominated the scene, the streets became empty and a cold breeze whispered between the edges of the windows, making the atmosphere become heavy and chilling.

But beyond the superstitions, my family followed a relatively normal rhythm of life, my father went to work, my mother took care of the household chores and I had to go to school to learn more every day. But I could tell that as the days went by my dad's attitude would begin to change, he would become more distant, more tired and a little disoriented. At that time there was a lot of talk about the so-called miner's disease, which attacked two out of three workers and this was a disease that was considered terrible, because in the long term it generated a mental and reversible damage, making men lose control of their lives and had to be in care homes that are characterized by being truly frightening.

Most families would not allow their men to be locked up in these colonies of oblivion and preferred to hide them from the authorities and keep them at home, but with the light of the moon many of them escape from their enclosures and wander through the solitude of the town making destruction and committing any barbarity, but at sunrise their minds became clear again as if absolutely nothing had happened, they returned to their homes to be welcomed with open arms by those relatives who love them so much, it is for this reason that the town during the night was a dangerous place, scary and dark, lawless space where any danger would be done.

A couple of years passed and the silver mine where my father worked had allowed us to play with better cards, we already had a decent house, food in the cupboard and good clothes to wear. But the golden years began to tarnish, as little by little the health of that warrior man began to show signs of weakness, everything would begin with fierce nightmares that made him sleepwalk around the house, always looking for a way out and sometimes screaming incessantly.

From one moment to the next, the situation went away, and the miner's disease began to develop in a complete and stronger way. From a moment that I sincerely do not know my father began to repeat a phrase in a row as a crutch, he said: "the bite went through the eye, the bite went through the eye, the bite went through the eye"........

This was something that undoubtedly caught my attention, since when I commented it with other people they also said that their parents and siblings said the same thing, this was not a coincidence, it was a common factor that undoubtedly had to have some important meaning. This is how I decided to investigate, I searched hundreds of books, conducted thousands of interviews and studied the dynamics of working in the mine and to tell the truth all these paths seemed to have no way out.

One day my savings began to dwindle, therefore, my dream of going to college seemed further and further away and the reality was that I would have to go to the mine like all the poor young people of my time, although it was an excellent paid job the costs of getting sick were enormous, that is why it was recommended to have children at an early age so they would know the position of the father when he was tired and sick.

My father's health was already very delicate, the hallucinations were getting stronger and stronger and little by little the blindness would blur his vision and worsen his condition, since he would find himself immersed in constant darkness, a situation that would lead to madness and debauchery. Remembering those phrases that I repeated so much, I decided one day to enter the heart of the mine, the excuse was that I would start working, but in reality I wanted to see what was hidden inside that mountain of madness, it was a dark place, humid and full of noises, where the Tun, Tun, Tun, of the hammers seemed to sing a perfect symphony.

In the middle of that dark and dreary place there were many insects, but there was specifically a mosquito that for some strange reason every now and then fell into my eyes, I took them out, took three steps and another one went back in there, a strange situation, But everything would change when I heard a worker make an exclamation of pain, when I approached him and asked him what had happened to him he told me that it had been nothing, just that he had been poked in the eye and when he looked with the flashlight at the tip of his finger, it was a small mosquito that had perhaps poked him.

It was at that precise moment when my mind joined all the threads and in this way everything seemed to make sense, that mosquito was responsible for so much misfortune and madness, it was time to run away from there and never return. So I did as I could, I started my return to the entrance, I practically went with my eyes closed, my heart was beating faster and faster and my breathing was accelerating rapidly, after a few minutes I saw the light at the end of the tunnel, I took a breath of air and I was ready to take the last steps to get out of that horrible place. But it was in a moment of distraction when I tripped over a rock and fell face first on a rustic and wet floor, several workers came to my aid, but when I opened my eyes and looked up I felt a deep prick that would cloud my mind and send my whole body, of course I made an expression of pain, I put my hands to my eyes and when I could remove my finger and focus my eyes on it I could discover the remains of a small dead mosquito and a drop of blood that would forever mark my destiny.