Reflexiones (in)necesarias 042: "La docencia: más que un oficio, una vocación", por bonzopoe

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Hoy es mi cuarto de día de vacaciones de pascua, y la verdad es que no me siento de vacaciones porque no he parado de trabajar, de hecho me la paso todo el día trabajando, incluso tarde por la noche. ¿Porqué? Porque me dedico a la docencia, soy maestro a nivel universitario.

Laboro en dos universidades, y en ambas coincidió el período de vacaciones con uno de exámenes, por lo que entre calificar tareas y exámenes se ha ido todo mi tiempo, y mientras muchos suben fotos de su estancia en la playa, yo sigo trabajado.

Esto me ha hecho pensar en algo que todos los que se dedican a la docencia saben muy bien: esto es más una vocación que un oficio, porque en realidad no hay una correspondencia entre las horas que nos pagan y las que en realidad trabajamos.

Nos pagan por las horas frente a grupo, salvo que tengas además un cargo administrativo, lo que involucra otros compromisos, o seas maestro de tiempo completo, lo que en muchos lugares implica también dedicar horas a la investigación, escritura de artículos, y otros aspectos con metas señaladas que te son evaluadas periódicamente.

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Pero la realidad es que para hacer bien tu trabajo, o al menos hacerlo responsable y éticamente bien, uno tiene que invertir horas que no te pagan, y que uno saca de su propio tiempo: investigar para tus clases, general las presentaciones, material de apoyo y dinámicas para impartirlas, diseñar y calificar tareas y exámenes, mantenerte actualizado y dar asesorías fuera de horario a los alumnos que lo requieran, son algunas de ellas, pero no todas.

Si bien algunas universidades te dan algunos apoyos como becas totales o parciales cuando quieres tomar cursos, o te "acercan" al conocimiento por estar insertas en él, la gran mayoría de los costos económicos, de tiempo e incluso emocionales, corren por cuenta del docente.

Y digo emocionales porque además del rol meramente académico está otro inevitable que es el formativo, el de inculcar en nuestro alumnos valores, en formar profesionistas y ciudadanos de bien a través de las aulas, y esto no es nada sencillo, pero todo mundo lo considera parte de nuestra responsabilidad cuando en realidad no se te contrata por eso ni para eso.

Cuando se te contrata es por tu conocimiento, no por tus habilidades docentes, que al menos en la educación superior, uno viene con ellas de manera innata o tiene que adquirirlas sobre la marcha. Y tampoco se te contrata porque sabes tratar con jóvenes con conflictos emocionales que pueden ir de los más triviales a los más serios, pero muchas veces uno tiene que hacerlo, o por lo menos ver la manera de convivir con ellos.

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La docencia, si uno la asume a cabalidad, implica una inversión de tiempo realmente significativa, y la realidad es que no se te paga ni la mitad del tiempo que inviertes, y además se te paga mal. Hoy que el modelo de familia está en plena transformación, y yo diría que hasta redefinición, y se vive una realidad que va a una velocidad como nunca antes con un nivel de exposición de cosas que para generaciones anteriores era impensable, al docente se le atribuyen responsabilidades que antes correspondían a la familia.

Ahora cuando a un alumno le va mal, es culpa del docente, no del alumno. Como si uno fuera responsable de todo lo que el alumno vive fuera del aula y no solo de lo que pasa dentro de esta. Como si uno pudiera con las pocas horas que pasa con el alumno, que además es uno de tantos dentro de un grupo, resolver su vida para que pueda tener un mejor aprendizaje.

El rol social del docente es enorme, pero no por definición, sino en la práctica. No porque se te contrate para ello, sino porque te topas con esa realidad y la asumes. No porque se pague por ello, sino porque lo ves como una responsabilidad que estás dispuesto, e incluso contento de asumir, con todo lo que implica.

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Así que heme aquí, en plenas vacaciones viviendo y asumiendo esa realidad que disfruto a pesar de todo, aunque pareciera que me quejo. Heme aquí trabajado horas que nadie nunca me va a pagar pero que me dejan con la tranquilidad de haber hecho mi parte, y lo que esta en mis manos por darles una educación con un poco menos de carencias a mis alumnos. Heme aquí reconociendo de nuevo, no sin cierto orgullo de por medio, que la docencia más que un oficio, es una vocación.


©bonzopoe, 2023.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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Leí en detalle tu exposición y me vi a mí (jubilado) y mi esposa (activa) y veo que es igual en todas partes y vale lo de la vocación para ejercer la docencia. Saludos

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Creo que todo el que se ha dedicado a la docencia pueden en cierta medida identificarse con lo expresado, es una parte del oficio que la gente desconoce, y que tristemente no se valora lo suficiente. Muchas gracias por comentar. ¡Saludos!

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