Considero que uno de los platos italianos más famoso en todo el mundo es la pizza; creo, además, que no existe alguien que no se haya comido un slace de este platillo tan sabroso.

La pizza es nuestra opción predilecta cuando vamos a comer en la calle. Aquí en mi ciudad hay dos lugares que hacen unas muy buenas y antes de la pandemia, los frecuentábamos mucho. Pero, con toda esta situación hemos tenido que ingeniárnosla para seguir disfrutando del placer culposo de comer pizza, esto no nos ha costado mucho porque las panaderías y bodegones nos ofrecen la masa casi lista para prepararlas a nuestro gusto.

En mi publicación de ayer les conté de la graduación de mi hija y de que su papá y yo lo celebramos a distancia porque esa es la modalidad que nos permite la pandemia, pero la ocasión no podía pasar por debajo de la mesa, así que nos preparamos para celebrar en casa nuestra felicidad y orgullo y tenía que ser con pizza y vino.

Compramos lo necesario para hacer nuestra celebración y aprovechamos un combo que viene con tres masas casi listas, queso mozzarella y jamón ahumado como ven en las fotos.

Mi esposo las preparó, sabe que me gustan con bastante queso. Comenzó calentando las bases, también me gusta que queden tostaditas, puso la salsa, salteó unas cebollas e hizo el montaje de las pizzas con el queso y el jamón.

¡Quedaron súper deliciosas!

Habíamos puesto a enfriar una botella de vino, me encanta el tinto y si es merlot, mucho mejor. Me gusta su suavidad y aroma.

Así, entre risas, recuerdos, anécdotas y algunas lagrimitas mías, disfrutamos de una deliciosa cena para celebrar a nuestra hija y sus logros.

Comer pizza acompañada de una copa de vino es uno cosa de otro mundo, manjar de los dioses, pues (risas). Fue una cena espectacular para celebrar un acontecimiento trascendental.

De las pizzas no quedó nada y del vino, solamente la botella vacía.