"El reencuentro de Estela" (Relato)// "Estela's reunion" (Short story) [Esp-Eng]

En las afueras de una ciudad que noche y día corre sin parar, existe un pueblo que anida la belleza de la naturaleza, la alegría que al sol cada mañana le da la bienvenida y que a la luna despide con nostalgia desmedida. Es un lugar rodeado de árboles y montañas, animales por doquier y un enjambre de aves que parecen ser guardianes de una pequeña princesa. Su nombre es Estela, una niña que desde sus primeros pasos ha sentido el amor de sus padres, y ha experimentado el cariño de todo lo que se encuentra a su alrededor.

La inocencia y carisma de Estela le dan dulzura a las abejas en su panal, acobija los sueños de un pequeño leopardo que camina a su lado mientras alimenta las travesuras de un elefante correlón que se tropieza con todos los árboles. Estela es una niña que vive en la naturaleza misma, el nido que la ha visto crecer con lágrimas y sonrisas que se funden en un arcoíris para darle color a sus pasos. Es una niña que se despierta con el aroma de las flores, y se peina con el reflejo que le regala el mismo cielo. En ocasiones ha dormido bajo las sábanas de seda de las praderas, quienes hacen un pacto con las estrellas para que Estela pueda soñar sin temores ni tristezas.

De rama en rama y de charco en charco los días se pasan volando, y así ya Estela es una adolescente, tan bella como la nieve y muy hábil e inteligente. Se ha vuelto una experta en matemáticas, y todo gracias a la sabiduría de aquel lugar que emana números y letras como un mismo volcán. Muchos piensan que ya Estela es más grande de lo que se pueden imaginar, y por lo tanto es hora de que la princesa deje su pecera y se adentre a lo profundo del mar. Sus padres le han dicho que será lo mejor, ya que estando en la ciudad ella podrá encontrar un camino mejor.

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Aquella fue una tarde que muchos recordarán, porque fue el momento en el que Estela debió decir adiós sin mirar atrás. Aunque ella deseaba ser alguien importante para sus padres y para su vida, en el fondo sabía que una parte de su corazón se quedaba en su hogar. Ya no había luz ni algarabía en el pueblo, solo una larga despedida que se desgarró sobre los rieles de un tren. “¡ Nunca te olvides de nosotros!” Murmuraron las rosas con el rocío entre sus ojos.

Y entre el otoño y el verano hicieron una montaña de versos y años, y ya Estela moraba en medio de la ciudad. Solía estudiar y trabajar al ritmo del estrés y el cansancio, siendo el apoyo de sus padres lo único que la fortalecía y mantenía anclada a la ciudad. Vivía en un apartamento, privado de todo ornamento natural como el que abundaba en su lugar natal. Ya le costaba imaginar lo maravilloso que era vivir entre árboles y ríos, sin dejar de extrañar hasta a las hormigas que vivían de las migajas de su felicidad.

Tanto fue la sombra de un presente vacío, que de pronto Estela sucumbió a la presión y el delirio. No había razón ni receta alguna que pudiera explicar la aparición de una terrible enfermedad, que ahora tocaba la puerta de Estela para dejarla sin paz. Y al compás del recuerdo y sus añoranzas, Estela pintó el fin de una grieta que partía muy dentro de su alma, y sin más reparos decidió regresar al lugar que una vez la coronó de princesa y se llenó con su alegría e inocencia.

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Y así el mismo tren que un día se marchó con la flor más preciada del pueblo, regresó con un ave marchitada que en su agonía no dejaba de mostrar una dulce sonrisa. “¡Estela ha regresado!” “¡La princesa está de vuelta!” Eran los gritos de un águila que sobrevolaba por todo el lugar para extender la gran noticia. Los árboles se levantaron de sus raíces y los ríos se salieron de su cauce, mientras los animales traían sobre sus hombros las flores y los retoños que abundaban en aquel lugar.

Pero lo que pocos sabían era que Estela ya no era la misma, pues cargaba una herida que amargaba su mirada y su sonrisa. Sus ojos ya no deseaban brillar, y un manto blanco sobre su cabeza pesaba más que la duda y la pena. Las aves y los animales no lo comprendían, pero lo cierto es que Estela en cada segundo moría. Y no hubo alguien que secará el llanto de la luna, ni tampoco hubo fuerzas para empujar el eco de la tristeza por el despeñadero.

Ante la inminente desdicha, Estela mientras dormía sintió la cálida caricia de un viejo amigo, uno que jamás la olvidó y que por siempre añoró su regreso. Y con el mismo ritmo con el que movía las ramas y las aguas, el misterioso amigo se metió en las cortinas del cabello de Estela. Se llevó lo blanco de su agonía, y lo cambió por el verde esmeralda de sus ojos. Dibujó sobre su corazón el retrato del tiempo, y con fábulas y sueños se robó el dolor que Estela llevaba por dentro. “¡Bienvenida, de nuevo!” Fue lo que todos gritaron al ver a Estela bailando y cantando como en momentos de antaño.

Aquello fue y será un hermoso cuadro del reencuentro entre una princesa y sus sueños, la reconciliación para un corazón que jamás perdonó que se le alejara de su templo. Estela nunca más pensó en abandonar su felicidad, y así la princesa se convirtió en la fuente de vida de aquel mágico y especial lugar. Y entre las páginas doradas se encuentran por siempre grabado, el reencuentro de una princesa llamada Estela con su gran amor por la naturaleza.

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Hasta pronto.

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ENGLISH VERSION

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On the outskirts of a city that runs night and day without stopping, there is a town that nestles the beauty of nature, the joy that welcomes the sun every morning and sends the moon away with excessive nostalgia. It is a place surrounded by trees and mountains, animals everywhere and a swarm of birds that seem to be guardians of a little princess. Her name is Estela, a girl who from her first steps has felt the love of her parents, and has experienced the affection of everything around her.

Estela's innocence and charisma give sweetness to the bees in her honeycomb, she cuddles the dreams of a little leopard that walks beside her while she feeds the antics of a running elephant that trips over every tree. Estela is a girl who lives in nature itself, the nest that has seen her grow with tears and smiles that merge into a rainbow to color her steps. She is a girl who wakes up with the scent of flowers, and combs her hair with the reflection of the sky itself. Sometimes she has slept under the silk sheets of the prairies, who make a pact with the stars so that Estela can dream without fear or sadness.

From branch to branch and puddle to puddle the days fly by, and so Estela is already a teenager, as beautiful as snow and very skilled and intelligent. She has become an expert in mathematics, and all thanks to the wisdom of that place that emanates numbers and letters like a volcano. Many think that Estela is already bigger than they can imagine, and therefore it is time for the princess to leave her fishbowl and go deep into the sea. Her parents have told her that it would be the best thing to do, since being in the city she will be able to find a better way.

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That was an afternoon that many will remember, because it was the moment when Estela had to say goodbye without looking back. Although she wanted to be someone important to her parents and to her life, deep down she knew that a part of her heart remained at home. There was no more light or bustle in the town, only a long goodbye that tore over the rails of a train. "Never forget us!" Murmured the roses with the dew between their eyes.

And between autumn and summer they made a mountain of verses and years, and already Estela dwelt in the middle of the city. She used to study and work to the rhythm of stress and tiredness, being the support of her parents the only thing that strengthened her and kept her anchored to the city. She lived in an apartment, deprived of all natural ornamentation such as that which abounded in her native place. It was hard for her to imagine how wonderful it was to live among trees and rivers, while still missing even the ants that lived off the crumbs of her happiness.

So much was the shadow of an empty present, that suddenly Estela succumbed to pressure and delirium. There was no reason or prescription that could explain the appearance of a terrible illness, which now knocked on Estela's door to leave her without peace. And to the rhythm of the memory and her longing, Estela painted the end of a crack that split deep inside her soul, and without further hesitation she decided to return to the place that once crowned her as a princess and filled her with joy and innocence.

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And so the same train that one day left with the most precious flower of the town, returned with a withered bird that in its agony never ceased to show a sweet smile. "Estela is back!" "The princess is back!" These were the cries of an eagle that flew overhead to spread the great news. The trees rose from their roots and the rivers flowed out of their beds, while the animals carried on their shoulders the flowers and shoots that abounded in that place.

But what few knew was that Estela was no longer the same, for she carried a wound that embittered her look and her smile. Her eyes no longer wished to shine, and a white cloak over her head weighed more than doubt and sorrow. The birds and animals did not understand it, but the truth is that Estela was dying every second. And there was no one to dry the cry of the moon, nor was there the strength to push the echo of sadness down the cliff.

Faced with impending misfortune, Estela, while sleeping, felt the warm caress of an old friend, one who never forgot her and who forever longed for her return. And with the same rhythm with which he moved the branches and the waters, the mysterious friend slipped into the curtains of Estela's hair. He took the white of her agony, and exchanged it for the emerald green of her eyes. He drew over her heart the portrait of time, and with fables and dreams stole the pain Estela carried inside. "Welcome, again!" This was what everyone shouted when they saw Estela dancing and singing as in moments of yesteryear.

That was and will be a beautiful picture of the reunion between a princess and her dreams, the reconciliation for a heart that never forgave to be taken away from her temple. Estela never again thought of abandoning her happiness, and so the princess became the source of life of that magical and special place. And among the golden pages are forever engraved, the reunion of a princess named Estela with her great love for nature.

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See you soon.