Hoy recordamos con mucho cariño a mi abuelo materno.

Mi abuelo Alex Deeke (Alexander Deeke Franz) u Opa como le decíamos de cariño nació en la Ciudad de México el 10 de septiembre de 1920. Fue el menor de tres hermanos, de padre alemán y de madre con origen alemán pero nacida en México. Su papá (mi bisabuelo) fue comerciante, llevó a su familia de visita en dos ocasiones a Alemania, pero como mi bisabuela no quiso quedarse allá (era Mexicana de hueso colorado) mi bisabuelo los abandonó.

Mi abuelo pasó una infancia difícil, sus tíos lo apoyaron un poco, pero tuvo que dejar la escuela en sexto de primaria para empezar a trabajar. Los domingos mi abuelo, sus hermanos y mi bisabuela se rifaban un huevo, si le tocaba a su mamá, lo volvían a rifar. Quizás por eso mi abuelo fue muy comelón. En una de las travesías en barco se quedó encerrado en la alacena y el capitán tuvo que parar el barco ya que temían que había caído a altamar.

Uno de sus primeros trabajos fue con su tío Nico en una fábrica de embutidos, también fue empleado de un banco alemán hasta que fue cerrado por la guerra, cuando México le declaró la guerra a Alemania.

Fue un gran aficionado a los deportes. AL cerrarse el Deutscher Ruderverein, el club de Remo Alemán, donde muchos jóvenes se congregaron para hacer deporte y convivir, fundó con Miguel Catarrivas el Club de Remo Antares en Xochimilco (en lugar al sur de la Ciudad de México que tiene muchos canales de agua). Así logró ocupar las instalaciones del antiguo Club Alemán de Remo.

Este club sería una parte muy importante durante toda su vida. En él se forjaron grandes remeros que llegaron a competir en varias olimpiadas y competencias mundiales de remo. Uno o dos años antes de las olimpiadas de 1968, México organizó Semanas Internacionales donde se recibieron a remeros y canoístas de la antigua Unión Soviética y Hungría quienes practicaron el deporte en canales de remo de Xochimilco, ya que aún no se terminaban las pistas de remos y canotaje Virgilio Uribe.

Durante las olimpiadas del '68 fue juez de salida en competencias de remo, su esposa, mi abuela acompañó a las esposas de los directivos de las asociaciones mundiales de remo y canotaje, su hija mayor, la hermana de mi mamá, fue suplente en el equipo mexicano de canotaje y mi mamá, la hija menor trabajó como Estafeta (una especie de ve, corre, dile y traeme) ya que no tenía la edad suficiente para ser Edecán.

Al igual que yo mi abuelo no tuvo estudios universitarios, siempre dijo que él estudió en la Universidad de la Vida, aunque sí hizo algunos cursos por correspondencia y aprendió a hablar muy bien inglés y su alemán era casi nativo. Trabajó la mayor parte de su vida en la compañía hulera Goodyear OXO, donde por su amable carácter, gran conocedor de las personas, enormes habilidades para las relaciones humanas y sus habilidades innatas para vender tuvo un enorme éxito, logró ocupar un puesto importante en la compañía y ganó muchos premios de ventas. Fue pionero y abrió el mercado en compañías de autobuses, líneas aéreas, transportes y maquinarias de construcción. Durante muchos años y hasta su jubilación se dedicó a la capacitación de las fuerzas de ventas.

Por su carácter bonachón, sus ojos soñadores color azul claro y un poquitín por su físico (estaba un poco llenito), durante más de 25 años se disfrazó todas las navidades de Santa Claus y repartía regalos a todos los hijos de los empleados de Goodyear en Ciudad de México. Esto lo hizo merecedor de los máximos premios internacionales de la compañía, otorgado a personas que logran trascender más allá de su trabajo, el Goodyear Spirit Award. El maquillaje de Santa Claus lo hacía una maquillista profesional de Televisa.

Se casó en 1951 con una hija de alemanes. Estuvieron casados 41 años hasta el fallecimiento de su esposa, mi abuela. Afortunadamente conoció y disfrutó a sus cinco nietos, siendo yo el menor de todos ellos.

Fue un excelente proveedor para su familia a la cual nunca le hizo falta lo necesario. Con familiares y amigos solía ir de excursión casi todos los domingos que no visitaban el club de remo en Xochimilco. Hizo múltiples viajes a Acapulco y a Tequesquitengo con su familia. Siempre sonreía y estaba de buen humor, era muy bromista. La familia siempre fue muy importante para él, convivió mucho con toda la familia Deeke y con los Winkel que son la familia por parte de mi abuela materna.

Siempre dio buenos consejos a todos, ayudó a mucha gente con préstamos que en ocasiones lo ponía en aprietos a él, enseñó a manejar a su suegro, le enseñó groserías de rigor a su suegra y en las fiestas le gustaba bailar El Zapatazo. Con su yerno Jorge, mi papá, tuvo una amistad muy grande, tanto así que hay cosas que mi papá sabe de mi abuelo que mi mamá no sabe.

Lamentablemente fumó durante gran parte de su vida y aunque sí llegó a tomar cerveza y whiskey, su bebida favorita fueron las cubas, es decir, ron con coca cola.

Gracias a mi abuelo y a las amistades que había hecho en Cuautla, Morelos, la ciudad donde vivimos actualmente, ayudó a mis papás a encontrar un terreno en una zona alejada de la ciudad, rodeado de vacas, toros, perros, vegetación, sembradíos, una barranca y hasta una vía del tren antigua. En este terreno viven actualmente mis papás y han construido una casa muy bonita, Gris y yo vivimos muy cerca de ahí.

También le gustaba mucho el excursionismo, escaló el Iztaccíhuatl y Popocatépetl varias veces y cuando era muy joven viajó a Acapulco en moto.

Hoy estamos seguros que se sentiría muy orgulloso de todos sus nietos. Siempre le atrajo la aviación, por lo que tener un nieto piloto como mi hermano Jorge seguro lo llenaría de satisfacción. Sus nietos Alex, Memo y Andrea (hijos de mi tía Brigitte, hermana mayor de mi mamá) han demostrado ser muy buenos padres y también exitosos en sus carreras y empleos. Por mi parte puedo decir orgullosamente que fui capaz de heredar aunque sea un poco de esa buena actitud que tenía mi abuelo Alex. Me gusta hacer amigos y ayudar a las personas, tal vez no sea tan bueno para las ventas como él, pero sé que algunas de estas características me han ayudado a ser quien soy y a obtener el mucho o poco éxito que tengo.

Mi abuelo murió el 22 de febrero de 1993, cuando yo solamente tenía 5 años, aún así lo extraño mucho, lo poco que lo conocí en persona hizo un gran impacto en mi vida. Su legado fue grande, mis padres, tíos, primos y todos los que lo conocieron me han contado grandes historias de él, de cómo los ayudó, los aconsejó y como fue un ejemplo para muchos. Para mi es un modelo a seguir en muchos aspectos, menos en el cigarro y en el alcohol.