Crónicas de lo cotidiano 017: Autopsia no autorizada del silencio

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Escucho a "The Warning", una banda mexicana de Monterrey de la que me he vuelto fan recientemente, y reflexiono sobre el silencio. Lo que es contradictorio tomando en cuenta que la música de The Warning es todo lo contrario al silencio.

Sin embargo me viene bien después de un par de días para el olvido, que creo que a final de cuentas es lo único positivo que tienen, que después de un tiempo seguramente se borrarán de mi memoria por lo tristemente poco célebres que han sido.

Podría decirse que en estos últimos días no se me bajó el azúcar o la presión, sino el ánimo. Y lo que más me pesó no fue el encierro, la falta de rutina o las privaciones propias de estos tiempos de cuarentena, sino el silencio, sobre todo el día de ayer domingo, que para colmo fue un día sin una pizca de brisa y una temperatura ambiente que llegó a los 41°C a la sombra.

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Las calles estaban desiertas de personas y de autos, pero no solo de eso, sino también de perros, de gatos, de pájaros. Parecía como si alguien le hubiera dado al botón de mute, al menos de la parte del universo en la que vivo.

Y era un silencio tan total, tan absoluto que había en el aire esta sensación de que no había que romperlo, de que había que sobrellevarlo como si fuera una expiación de nuestros pecados, como si romperlo fuera un sacrilegio.

Todo ruido por pequeño que fuera sonaba a estruendo, y se sentía como una intrusión, como algo ajeno. Creo que nunca había extrañada el ruido de fondo tanto como ayer.

Los sonidos del tránsito, la bocina del panadero, los perros ladrándole a los autos, los pájaros cantando en los postes eléctricos, los gatos peleando en las azoteas, el sonido del viento, de la lluvia, y el enorme etcétera que sirve de banda sonora a la cotidianidad de nuestro día a día.

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Por más que lo intenté no logré romper la inercia que me impuso el silencio. Me pesó demasiado y lo siguió haciendo hoy hasta hace apenas un par de horas en que finalmente me atreví a rebelarme a su yugo.

Y no fue hasta hace unos minutos en que empecé a escribir esto que he logrado dejar de sentirme culpable, como si hubiera profanado algo sagrado, como si hubiera violado algún mandamiento no escrito: "No harás ruido alguno que perturbe la santidad del silencio de fondo".

Sin embargo no me siento seguro. Tengo la impresion de que me acecha desde las sombras, molesto por mi atrevimiento. Y esta noche estoy solo, solo me acompañan las notas de "The Warning" y el sonido apenas perceptible de mis dedos en las teclas de mi computador.

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El disco de "The Warning" casi se acaba, y yo ya no sé que más agregar a este texto. Así que si de repente este post acaba abruptamente, puede que a final de cuentas no se trate de una autopsia al silencio, sino de un preámbulo de la mí...¡arghhhhhh!


©bonzopoe, 2020.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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