Coquivacoa (Monologo)

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Portada del folleto de la obra

 

El escenario es el lago, al fondo una panorámica de la ciudad y sus riberas.

Sobre este, el cuerpo de un hombre que flota.

Viste ropas de conquistador español

Un pescador que transita por el lugar en su canoa lo rescata.

Preambulo

Para su sorpresa, después de embarcado, este se sienta y pregunta.

Rescatado: ¿Dónde estoy?

Pescador: En el lago Coquivacoa.

Rescatado: ¿En que año?

Pescador: En el 2010.

Se coloca la mano en la frente y exclama.

Rescatado:Parece que he dormido mucho.

Pescador (Asombrado):Vos te parecéis a Alonso de Ojeda. ¿Lo sois?

Alonso de Ojeda: Si.

Comienza el monologo

¿Ya no existen los palafitos de antaño?,¿Quién ha osado pintar de verde las aguas cristalinas?

¿Por qué razón siento que sufre este cuerpo de agua, la agonía de la enfermedad brutal de la contaminación, producida por la desidia humana?

No puedo creer que la indolencia haya llevado al abandono, al tesoro mas preciado de la idiosincrasia zuliana.

El pescador mueve los hombros y brazos en señal de no entenderlo

.

-Es patético que boten basura y desperdicios donde se bañan, donde sus hijos reclaman un trozo de libertad con la naturaleza.

¿Qué es más importante? ¿Vivir o progresar?

Es cierto que el progreso avanza sin tener formas de detenerlo, pero también podemos domesticarlo para que no destruya nuestro hábitat natural.

¿Acaso la tecnología, hermana de ese señor progreso, no les trae también soluciones?

Antes, estas aguas, como un espejo reflejaban mi barco, ahora ni la sombra de mi figura puede verse. ¿Dónde están las sirenas que fugazmente aparecían en medio de la noche?

¿Dónde se han ido los cardúmenes de peces que nos alimentaban cada día?

¿No existen ya maneras para que la basura y los desperdicios no estén tirados en todas partes?

La playa parece un gran basurero.

¿Será que ahora ella solo sirve para eso?

En mis tiempos, cuando no existían métodos alternativos como los que ustedes tienen, enterrábamos los desechos para que estos no produjeran alguna epidemia que pudiera poner en peligro a nuestra gente, tal vez era producido esto por el instinto de la supervivencia.

¿Es que se ha perdido también este instinto?

¿Es que ya no quieren legarles a sus hijos un ambiente hermoso y saludable?

Cuando navegué estas aguas, quedé impresionado por la maravilla de sus paisajes, por esos reflejos de luz que daban vida a los contornos, por la sencillez de la tierra virgen habitada por seres primitivos que la adoraban, que la cuidaban y hacían de ella un estandarte para su pueblo.

Este lago era su espíritu, su hogar y también su suerte.

¿Han muerto los predecesores de ellos?

¿Se ha secado la sangre guerrera que lo defendía?

Desde acá, reconozco que la ciudad se ve hermosa, toda una metrópolis que coquetea al cielo y con sus luces es una estrella más de este.

¿Pero acaso la belleza no es relativa?

¿Qué hacemos con que nuestro rostro deslumbre si nuestro cuerpo se pudre lentamente por la apatía e indolencia de no cuidarlo?


Fuente

 

Si somos suicidas y homicidas pasivos de nuestra anatomía.

De costa a costa los pulmones de nuestro padre lago, sufren de una enfermedad respiratoria que lo va dejando sin oxigeno.

Los derrames petroleros, las aguas negras sin tratamiento, la basura, los residuos no biodegradables, los desechos industriales y un manojo mas de objetos y motivos han ido estrangulando su capacidad de respirar.

¿No se han preguntado alguna vez?

¿Qué pasará cuando muera?

¿Tendrán que asistir a su funeral, como si fuera un extraño el occiso?

¿Serán sus asesinos?

Las respuestas son sencillas, no solo quien lo agrede es su verdugo, también quienes pasivamente dejan que lo maten.

¿Qué hermoso puede verse un puente iluminado de luces multicolores, sobre un pantano putrefacto que despide sus pestilencias en las riberas?

¿Que importa perder un minuto, para colocar la basura en sitios adecuados para que sea reciclada o destruida, en vez de contaminar las calles o el agua?

Si mis marinos pudieran ver estas playas donde bañaron sus cuerpos llenos del cansancio de la travesía, con aguas de esperanza, con seguridad se suicidarían o se convertirían en homicidas de ustedes.

Es doloroso contemplar la destrucción de un ser querido, sin hacer nada para evitarlo.

El agua ha sido invadida sin la misericordia que debe tener el animal más primitivo.

¿Qué importa perder un mínimo porcentaje de dinero en sus industrias, para construir plantas de tratamiento de desechos, si con eso brindan felicidad a sus hijos y conservan nuestra madre tierra? ¿Acaso inventaron el plástico para tapiar el fondo de las aguas?

Estoy seguro, viendo esta miseria de playa que se muestra ante mis ojos, que ustedes han dejado de deleitarse del encanto de bañarse en ellas, como otrora disfruté, deleitándose mi cuerpo con su agua.

Que el lago ha pasado a ser la puerta trasera de sus viviendas y que el futuro es reacio a entender que tiene que venir aunque ustedes no cambien.

¿Y de quien es la culpa?

¿De Dios o de los hombres?

¿De sus antecesores que impávidamente ataron sus brazos, cegaron sus ojos y cerraron sus oídos para permanecer inmóviles ante el genocidio?


Fuente

 

¿De la educación precaria que no les ha enseñado, que el ambiente es tan importante como sus cuerpos?

¿O del desarrollo vertiginoso que ha sobrepasado los alcances de la imaginación?
¿Es necesario conseguir un culpable?

No importa ya lo que ha pasado, el pasado es recuerdo y todo tiempo futuro debe ser mejor.

Todavía son herederos de estas tierras, de esta agua, de estas playas que hoy carcomidas por la indiferencia agonizan por falta de cuidados y de cuidadores.

Todavía son los herederos del lago, la generación que puede detener lo establecido equivocadamente y que puede lograr con sacrificios recuperar el cordón umbilical que los hace orgullosos de ser zulianos.

Todavía queda tiempo para que sus hijos puedan zambullirse, abrazados por las aguas y contemplados por las palmeras.

Queda tiempo para que vivan en sus cuerpos las sensaciones que sentimos nosotros cuando llegamos a estas riberas.

¿Se imaginan la conjunción de belleza que representaría la ciudad con sus edificios desafiantes que abrazan las nubes y el lago resplandeciente que como un brazo tiende su puente?

¿Se imaginan complejos turísticos a lo largo de la costa y en sus islas?

La playa hoy representa la tragedia de la decadencia, de una especie que se autodestruye, de una generación que olvidó sus orígenes y marcha sin rumbo hacia el destino incierto de la improvisación.

Este lago es la conciencia de su gente, el alma de su historia, la melodía que ha arrullado la estirpe guerrera de su progenie. El más puro vinculo que nos une sin vanidad y los siglos no deben ser parte de una barrera que vaya degradando su vida.

Cuando regrese nuevamente, espero poder bañarme y descansar tranquilo en los balnearios urbanos que pueden crearse para convivir con el progreso.

Ojala mis ojos puedan en ese entonces mirar al rayo del catatumbo saludarme desde el cielo,

Contemplarme en el espejo de agua que forma su cristalino cuerpo y decirle a sus predecesores que hoy me he topado con una nueva generación, heredera autentica de esos seres que hace siglos pude contemplar en este lago Coquivacoa.

Ustedes son dueños del futuro, el lago y sus playas le necesitan, no los abandonen.

Cae el telón

Esta obra fue puesta en escena por primera vez en Maracaibo con motivo del Dia Mundial de Playas en el año 2010, en el teatro del Iclam, por el grupo teatral Tramoya, cuyo director y protagonista fue r. Posteriormente ha sido representada por otros grupos de la ciudad.



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