Ramón Díaz Sánchez, el adalid de la negritud venezolana.

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A orillas del mar caribe, en el Puerto Cabello que ha servido de inspiración a tantos compositores , a principios del siglo XX, mas exactamente el 14 de agosto de 1903 nació Ramón Díaz Sánchez, quien con el devenir del tiempo haría de su vida retazos de experiencias en muchas áreas, sin escapar las letras a ellas.

Y es que el trabajo polifacético, sin dudas, ha atentado en contra de la visión del público en relación a sus obras, las cuales poseen un sabor a tierra que traspasa los linderos de la realidad y penetran en los caminos épicos despertando pasiones y retratando personajes y sociedades de las épocas vividas.

Sus primeras incursiones periodísticas las efectúa en El Boletín de Noticias y El Estandarte de su ciudad natal, en 1920, dejando su lar nativo y mudándose a Maracaibo en donde es fundador del grupo “Seremos”, el cual, al incursionar en la política, con criticas hacia el régimen gomecista, desaparece y sus miembros son apresados y encerrados en el Castillo De San Carlos.

Allí preso, permanece Ramón hasta 1928, regresando a Puerto Cabello, casándose y regresando al Zulia, esta vez residenciándose en la ciudad de Cabimas, en donde asume el cargo de juez municipal en el periodo de 1930-35, dando rienda suelta a su inclinación política que mas tarde también lo llevaría a ser Diputado por su estado.

Tras mudarse a Caracas trabaja como jefe de publicaciones del Ministerio de Agricultura y Cría (1937-39), director del Gabinete del Ministerio de Educación (1940-41) y director de la Oficina Nacional de Prensa (1942-43).


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Entre la literatura, la política y la historia fue madurando y dejando sus expresiones en obras que desglosan temas tan álgidos como la negritud, la explotación petrolera o la discriminación social que sufren muchos de sus coterráneos.

Díaz Sánchez ha sido uno de los mejores novelistas venezolanos, la fuerza de su prosa, la intimidad de sus metáforas y la lírica que expande a través de sus personajes, reflejos fieles de gente de carne y hueso que viven realidades, no tiene nada que envidiar a lo mas granado del genero a nivel mundial.

Por si fuera poco es quizás uno de los primeros exploradores y propagadores de la literatura negroide venezolana, en sus letras se desnudan avatares y derrotas de un pueblo que tiene su origen en la esclavitud, en la discriminación racial de muchos y en el espacio geográfico preponderante desde donde ha elevado sus raíces.

Sus letras invaden espacios prohibidos, descubren las interioridades y aberraciones de empresas y empresarios, de gobiernos y gobernantes, de un pequeño grupo de personas que asumen posiciones seudo privilegiadas sin darse cuenta que representan una mínima porción de desadaptados en una sociedad que nunca desfallece ante las complicaciones.

También cruza el puente hacia el ensayo, el cuento, la dramaturgia, la critica literaria y la investigación histórica, columna vertebral en sus obras, siendo esta ultima la que mayor motivación le causó en su vida.

Sus novelas, Cumboto, cuento de siete leguas (1950), y Mene (1932), inmediatamente se transformaron en clásicos generacionales y por muchos años fueron de lectura obligatoria en al educación secundaria.

La primera inauguró un estilo diferente dentro de la novela hispanoamericana y le valió los Premios Nacional de Literatura, Arístides Rojas y Willian Faulkner y ha sido traducida al francés y al italiano, la segunda también de amplia difusión internacional, fue editada en francés, italiano, ruso y eslovaco, otras de sus obras no menos importantes son Borburata (1960) y Casandra (1957).

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Es autor de muchos cuentos, ensayos, obras de teatro y artículos de historia.

Su fecunda labor le hizo merecedor de reconocimientos, de halagos y de criticas como la que le hiciera José Cañizales Marques donde destaca entre mucha cosas esta breve reflexión. “Ramón Díaz Sánchez escribe con una prodigiosa intimidad sobre el negro venezolano. Su ultima novela, Cumboto, es superior a Pobre Negro de don Rómulo Gallegos, por cuanto Díaz Sánchez traduce mas intensamente el cuerpo escondido de nuestra gente de color; va hasta lo mas recóndito del negro y sorprende el alma poética, dramática y musical, que en trilogía desconcertante definen, por así decirlo, el temperamento y sicología de todo un sector de la población, de nuestra patria…”

Ramón Díaz Sánchez fue Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua en 1952 y de la Academia Nacional de la Historia en 1958.

Colaboró en numerosas publicaciones, fue Consejero Cultural de las Embajadas de Venezuela en Madrid, Roma, Paris y Alemania Occidental, un personaje cotidiano que hizo de sus vivencias una fuente constante de inspiración.

El 8 de noviembre de 1968 en la capital del país, Caracas, dejó de existir, sus visiones de la negritud siguen intactas, aguardando un sucesor que las haga palpitar.



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