Dos realidades. Reflexiones.

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Dos realidades.

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Hace unos días viví dos realidades totalmente distintas, que me dejaron en situación de imprecisas y contradictorias explicaciones cuando en el hospital Ranuárez Balza de mi ciudad San Juan de los Morros del estado Guárico de Venezuela, ocurrieron dos hechos distintos.

Por un lado presencié el momento cuando los familiares de una joven reían de felicidad, y sus rostros eran una verdadera fiesta pues había recibido la autorización de abandonar la habitación donde se hallaba.

Y un elemento de dicha: un hermoso niño recién venido al mundo.

Me acerqué motivado por las manifestaciones efusivas y vivas que expresaban los familiares y amigos del paciente recién dado de alta.

Pero por otra parte, mi corazón vivió la amargura, dolor, sufrimiento y tristeza cuando entre gritos se escuchaba a familiares y amigos que no podían refrenar el llanto porque su ser querido, una mujer de unos 42 años, había sido egresada sin vida.

Contrariado por estos hechos, me fui a casa después de haber reído al presenciar el éxito de vida de una persona por la existencia, y la muerte de otra que no había podido superar una enfermedad.

Y me puse a pensar que estamos expuestos a vivir cualquier suceso en el que nosotros mismos podríamos estar involucrados.

A Dios le pido comprensión y corazón para soportar desgracias tan grandes.