Atardecer en un desierto
Dentro de cada uno hay inmensidad, hay mar, flora y desierto, a veces somos toda abundancia y felicidad, sonreímos, vemos crecer rosas; otras veces somos soledad y un desierto por andar.
Pero también en los desiertos pueden verse los milagros, es así como un atardecer puede brillar aún en nuestra soledad igual que brilla en el más árido desierto. El sol se esconde entre las sombras y pinta la inmensidad del fuego de su calor, es el día que muere para dar paso a las estrellas y a Selene para que deslumbre con su amor.
Es así, la vida es un paisaje tocado por el sol, es un libro escrito con nuestras sonrisas, deseos, anhelos y lágrimas, y en cada atardecer o en cada página cuenta bellas aventuras vividas y grandes esperanzas guardadas.
Igual que el sol que toma su tiempo tras el día, no debemos tener prisa porque es un nuevo atardecer o un nuevo capítulo por leer en cada instante nuevo, no debemos tener miedo, ni debemos detenernos porque hasta en los desiertos son hermosos los atardeceres junto a el sol.
No debemos detenernos porque en un nuevo capítulo continúa cada línea haciendo historia, y quizá mañana sea más hermoso el desierto o más extenso el momento alumbrados por el sol para leer páginas del mañana.
Lo bello del desierto es que en algún lugar esconde un pozo. "El principito" (1943)
Antoine De Saint-Exupéry
Imágenes propias. Fotografías tomadas con un móvil Blu Vivo One Plus. Cámara f / 2.0 1/100 3.79mm ISO 200. Editadas para los mensajes usando la aplicación de diseños Canva.
Pura belleza pura.