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Cada día me doy cuenta de que somos como esos jinetes que se dirigen sin saber a donde van, que andan montados sobre caballos que parece que ellos son los que conducen al hombre.
El horizonte se ve como infinito, libre y propicio para cabalgar sin ningún inconveniente, pero a veces se puede caer en baches y pozos enmontados cuya apariencia nos hace caer y luchar para no ahogarnos con bestia.
Somos jinetes que llevamos nuestras vidas por senderos que no sabemos lo que tiene guardado para nosotros, y aun así, siempre vamos hacia adelante. Somos jinetes que no miramos nunca hacia atrás para revisar los consejos del pasado, y corremos sin cavilar en las errores.
Tantos caminos hay que seguir, y habiendo tantos, elegimos el incorrecto pero que está adornado de engañosas atracciones.
Solo Dios nos puede indicar cuál es el más indicado.
Bendiciones para todos.
Hola mi estimado @lecumberre,
Me quedo con las dos últimas sentencias. Cuántos errores por montar un caballo que confía en nosotros, cuando hemos ignorados por soso o rebeldía las directrices de Dios.
Gracias por el comentario, hermanazo Naveda. Así andamos por la vida.