El verdadero tesoro

Érase una vez una princesa llamada Marina, a su corta edad de 20 años, ha tenido que asumir responsabilidades muy grandes. Su padre falleció cuando era una niña de tan solo 5 años y desde entonces ha acompañado a su madre en el trabajo necesario para sacar adelante el reino.

Marina ha escuchado infinidad de historias sobre como las cantidad de joyas, las monedas de oro y plata,y las grandes tierras constituyen una fuente de riqueza,pero ella siempre ha sentido que eso no es verdad.

Y es que aunque ella nació en el seno de una familia noble, siempre ha tenido una forma de ver las cosas un poco diferente a la de los suyos. Por ejemplo, ella siempre ha sido muy amigable y desde pequeña intentaba compartir con todo aquel que se encontraba a su paso, fuese o no de la nobleza.

Desde muy temprana edad sintió la necesidad de compartir y ayudar a los más necesitados, abogar por ellos, por su libertad y por sus derechos. Se preocupaba sinceramente por los demás, por ejemplo, cada vez que había un banquete le pedía a los cocineros preparar comida suficiente para que también hubiesen alimentos para repartir en el pueblo al finalizar el mismo.

Su madre entendió que Marina era una princesa con un corazón humilde y sencillo, es por eso que todos en el pueblo la querían, porque su verdadero tesoro no estaba en lo material sino en su corazón.