Rita, la mariposa de ala rota / Cuento infantil

Era un hermoso día de sol radiante, pero a Rita, la mariposa reina de aquel jardín, no le parecía así. Estaba triste y amargada porque cuando quiso volar de flor en flor para disfrutar de aquella mañana, como siempre, en días de primavera, se dio cuenta de que estaba malherida. Había perdido parte de su alita y no sabía cómo. Al verse incompleta, diferente a las demás, se quedó quietecita, mientras observaba a las otras mariposas que llegaban revoloteando por su jardín y con las que ella jugueteaba y era feliz. Las amigas mariposas la animaban a volar, se acercaban y agitaban sus alitas como invitándola a la diversión, pero Rita no se movía y se ponía más triste.

Ada, una de las mariposas, la más pequeñita, se acercó a Rita, cuidadosamente, y se posó a su lado. La invitó a volar, con cariño, y le recordó lo que Rita había hecho por ella cuando la invitó a intentar el vuelo, sin que le importara su tamaño. Le repitió las mismas palabras que le dijo Rita aquella vez:

—No tengas miedo, es mejor que lo intentes y si no lo logras, te queda la satisfacción de haberlo intentado, cree en ti. Yo creo que puedes volar. ¡Inténtalo!

Rita la miró fijamente y agradecida con el apoyo de la pequeña mariposa, empezó a batir sus alas y levantó vuelo, tímidamente al principio, pero luego con más ímpetu, y así voló de flor en flor. Las dos mariposas se unieron a las otras y alegraron el jardín con sus hermosos movimientos. Rita y Ada fueron ejemplo de amistad, solidaridad y gratitud para todas.