Historias en su tinta 041: "Gracias a Gaudí", por bonzopoe [cuento]

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Martha tenía junto a la cama una foto en bikini con la parte superior compuesta por un par de conchas marinas sujetas con cordones. Recuerdo que mientras ella vomitaba en el baño yo me imaginaba lo poco que no tapaban esos restos de molusco que posiblemente habían hasta convivido con los dinosaurios.

Nos habíamos conocido apenas una semana antes. Ella venía de intercambio desde su natal Barcelona a realizar estudios de maestría y le había tocado mi grupo. Yo que retomaba la maestría después de abandonarla un par de años, admirador de Gaudí, soltero y con bastante tiempo libre en ese momento, resultaba el guía de turistas perfecto para ella, y ella resultaba el ideal para una relación casual para mi.

Habíamos salido a pasear por la ciudad, y al hacerse noche acabamos cenando en un restaurante bar del centro. Esa noche fue la primera y última vez que Martha tomó mezcal y la primera y última vez que salí con ella, al menos hasta hace dos años que estando de visita en Barcelona me la encontré casualmente frente a una de las casas diseñadas por Gaudí.

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Se veía como si el tiempo no hubiera pasado por ella. La misma mirada adusta, como si estuviera siempre pensando en algo importante, y la misma sonrisa de oreja a oreja a flor de piel. Yo al contrario, recién saliendo de la relación casual que no pude tener con Martha, sino con Beatriz, otra estudiante de la misma maestría, me veía como dice la canción de Oscar Athié: flaco, cansado, ojeroso y sin ilusiones.

Curiosamente eso mismo me había animado a finalmente realizar mi sueño de viajar a Barcelona, y ahora la situación se había invertido. Martha, de vacaciones de su doctorado, soltera y con tiempo libre en ese momento, era la guía de turistas ideal para mi, y yo, de paso y sin compromisos era la aventura ideal para ella. Aunque las cosas no resultaron de esa manera, pero de eso nos dimos cuenta apenas ayer.

En Barcelona finalmente pude dejar de imaginarme como se vería Martha sin el bikini de conchas marinas, y muchas otras cosas más, y no paseé tanto por Barcelona como hubiera querido, pero si conocí los alrededores donde vivían toda la familia y amistades de Martha.

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Después de un par de semanas que se fueron como un suspiro parecia que Martha y yo fuéramos una pareja de años, y no una de apenas días estando juntos. Pero era tiempo de que regresará a mi vida normal, y así lo hice.

Dejé Barcelona con rumbo a mi tierra natal donde me esparaban los trámites de divorcio con Beatriz, ya que me casé con ella al quedar embarazada después de una aventura de una noche, y aunque parecía que las cosas iban bien, perder al bebé en un aborto espontáneo nos hizo darnos cuenta de que vivíamos una ilusión, y ya sin el bebé como centro aglutinante de la relación, simplemente tuvimos que enfrentar la realidad y reconocer que no teníamos futuro.

Regresé a mi vida normal, y alentado por Martha, con quien seguí en contacto, finalmente termine mi tesis de maestría, luego de haber conseguido, un año atrás, trabajo a tiempo completo como docente investigador en el campus de mi país de la misma universidad en la que ella laboraba en Barcelona. Y de hecho ya tenemos un trabajo y publicación juntos que me hizo acreedor a una invitación a mudarme a Barcelona como trabajador de medio tiempo. Invitación que pensaba declinar, ya que me significaba menos ingresos y una serie de complicaciones que hasta ayer pensé que no valían la pena.

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Y es que ayer vi a Martha de nuevo después de 2 años, gracias a que la universidad le pagó el viaje para asistir a la presentación de mi tesis de maestría sobre Gaudí, a cambio de promocionar en medios locales la investigación que hizo conmigo.

Se veía igual que la vez anterior, como si el tiempo no hubiera pasado por ella, con la misma mirada seria y pensativa y la enorme sonrisa, pero ahora cargaba en los brazos a un niño con la misma sonrisa pero también con el cabello igual de negro y rebelde que el mío, y una mirada que al cruzarse con la mía se iluminó como sabiendo que a partir de ese momento no nos separaríamos jamás.


©bonzopoe, 2021.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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