Está acorralado, parece imposible escapar de la turba que lo persigue. Detrás del peñón, guarda silencio y trata de recobrar el aliento luego de correr colina a arriba. Escucha los ladridos de los perros acercándose, lo hallarán si no hace algo pronto para despistarlos. Mira el árbol frondoso más cercano, considera el trepar en el, pero desiste, los perros lo delatarán y la gente lo cogerán, aunque de seguro, sin titubear lo bajarán de un disparo.

Piensa en rendirse, las imágenes ensangrentadas de sus amigos, disipa la tonta y suicida idea. No tiene más opción que seguir subiendo hacia la cima. Inhala con fuerza y prosigue con la huida. Imagina ser un macho cabrío montés escapando de la jauría.

Recuerda la imprudencia en la taberna, cuando su mejor amigo en un arranque de soberbia, insultó, bajo el efecto del alcohol artesanal, al viejo sentado en la mesa contigua. Bajo la arrugada piel y apariencia insignificante, yacía el más feroz patriarca de la comarca, famoso por la crueldad con la que regía al pueblo. Él era la ley, inmisericorde y brutal decidía el destino de quien se le antojaba. En mal momento su amigo quiso mofarse de él. Ahora, estaban fríos e inertes sobre el piso. Por fortuna logró salir por la estrecha ventana del baño, cuando orinaba escuchó los disparos y los quejidos de sus compañeros.

El corazón está a punto de reventar y una extraña sensación de desvanecimiento acompañado de dolor empieza a recorrer cada músculo del cuerpo. Algo en lo profundo le grita ríndete, amenazando con quebrantar la escasa voluntad que aún le queda. Siente la muerte acuesta, mas no se detiene, el instinto de supervivencia no lo abandona. Sin percatarse cae en caída libre en un agujero oculto en el follaje, el agua fría sacude todas sus neuronas. Es arrastrado corriente abajo a través del río subterráneo, no opone resistencia y por momento, la corriente lo sumerge por varios segundos que parecen interminables y cuando piensa que se ahogará, emerge de nuevo en la obscura cavidad.

Flota boca arriba y rendido sigue con el recorrido por el canal. Tras tres largas horas ve luz al final, desemboca en la laguna en la periferia del pueblo, milagrosamente una mala pisada le salvó la vida.