El cuentista, novelista y poeta venezolano Francisco Massiani nació el 2 de abril (de 1944), y, casualmente, murió el 1 de abril (de 2019). En vida, y luego también, fue muy apreciado por su aporte renovador de la narrativa venezolana, con un estilo que incorporaba los mejores rasgos de la narrativa contemporánea latinoamericana. Entre ellos, las historias de la cotidianidad con sus personajes completamente reales, creíbles -dirían muchos-.

Los adolescentes y jóvenes fueron los protagonistas de sus más conocidos relatos, como ocurre en su novela Piedra de mar, quizás de las novelas más leídas y vendidas de la producción narrativa del siglo XX en Venezuela, y en su cuento "Un regalo para Julia". La vida de ellos, con sus aventuras y conflictos, sus deseos, goces y precoces derrotas, sus ternuras y picardías, con su lenguaje vivo, atrevido y desarreglado, constituyen los elementos más llamativos y significativos de su obra, que en mucho emparentaban con su actitud de vida de hombre adulto.

Si bien se inspiraba en lo vivido y percibido de los adolescentes y jóvenes venezolanos de las cuatro o tres últimas décadas del siglo XX, seguramente muchos de esos aspectos siguen presentes, quizás no del mismo modo, en los de los años recientes.

No pretendo desarrollar un trabajo crítico de la obra de "Pancho" Massiani, como se le llamaba cariñosamente, pues los hay y de mucha calidad (por ejemplo * y **), solo dedicaré unas pocas líneas a comentar fragmentos de los dos textos mencionados arriba –a conciencia de que siempre será difícil extractar de una texto narrativo– y entregarles uno de sus poemas.

De Piedra de mar (1968):

Bueno. Esperé a que saliera y tranqué la puerta. Entonces hice pipí, y después que hice pipí me senté nuevamente en el water a pensar. Quería pensar. Quería saber de mí. Necesitaba saber quién era porque estaba medio rascado y en un estado de excitación absoluta. O sea que Kika me tenía loco. Estaba completamente chiflado por ti, Kika, y te amaba con locura. Por eso necesitaba saber qué diablos podía hacer para conseguirte.

Desde la voz narrativa en primera persona, propio de un personaje narrador protagonista, sabemos de la vida propia de la juventud primera entre los juegos iniciáticos al amor, el sexo y otras pasiones. Massiani logra, con su visión narrativa y lenguaje, colocarnos en una situación muy cotidiana.

El otro texto narrativo emblemático, pues ha sido el otro más difundido y leído, es el cuento "Un regalo para Julia". De él este fragmento:

Bueno. Por fin Julia llegó. Era tardísimo. La vi bajarse de su impresionante Buick negro, con su vestido de pepas, y meneándose, para todos los tipos que estaban en la fuente de soda. Julia no puede dejar de menearse y mirar a todos los tipos. Por mí que se iría con el primer tipo que le dijera: «Oye tú, mira...». Seguro. Lo único que le importa a esa carajita es menearse y poder menearle los ojos a todos los degenerados que la miran. A veces comprendo un poco por qué a la cochinada de Carlos se le ocurrió eso que me dijo y que yo no puedo contar porque juré por Dios santo que no se lo decía a nadie. Pero bueno. Llega, se sienta, se monta el vestido hasta las pantaletas, se bota el pelo para atrás, se pasa la mano por el cuello, y después que me volvió porquería, se quedó mirando la caja vacía y me dijo:

-Ajjj Dios mío, me estoy muriendo de sed.

Se me olvidó decir que justo en el momento en que la vi salir de su maldito Buick, justo en ese momento, me dio una vaina y en un segundo abrí la caja, agarré al pobre pollo, y lo escondí en el bolsillo de la chaqueta.

Con semejante estrategia y técnica narrativa a Piedra de mar, tenemos esta vez un cuento donde el protagonista adolescente nos confronta con su inocencia, inseguridad y desaliento, ante una situación que raya en lo cándido y lo absurdo. Y ello presentado con la perspectiva y el discurso verbal de un personaje que expresa su descolocación emocional frente a la chica que desea.

Para cerrar, quisiera compartir con ustedes un poema breve de Francisco Massiani, que quiero dejar a su interpretación:

Vincent van Gogh

Vicente se encarama sobre un rayo
colérico
pinta de naranja el cielo
y hace morderse de locura
la luna y cada estrella
luego borra el cielo con un paño
y cae del vacío
al tiempo eterno.

Gracias por su lectura.