El 22 de abril (de 1904) nacía la principal pensadora española del siglo XX, María Zambrano, autora de una densa y rica obra donde se entrelazan la filosofía y la poesía, a través del uso magistral del ensayo. Zambrano, quien fuera discípula del filósofo español Ortega y Gasset, vivió más de la mitad de su vida fuera de su país en un exilio impuesto por las circunstancias históricas y personales (Francia, Cuba, México…); calza perfectamente la frase que da título a su libro publicado póstumamente: El exilio como patria. Su obra comenzó a ser reconocida en la década de los 70, recibiendo luego los dos más importantes galardones españoles: el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y el Premio Cervantes en 1988.

Supe de la obra de Zambrano en un libro de ensayos del poeta español José Ángel Valente (Las palabras de la tribu) hacia finales de la década del 80, y desde entonces estuve "persiguiendo" sus libros, con la limitación que supone vivir en la provincia en Venezuela. Así, en mis visitas a las librerías de Caracas, fui adquiriendo todo lo que podía que hubiese llegado de ella.

Mi homenaje, como suelo hacer, será presentar cuatro de los libros que más me han interesado, con una breve cita de cada uno que, también moderadamente, comentaré.

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El primer libro de María Zambrano al que tuve acceso fue Filosofía y poesía, cuya primera edición es de 1939, el cual reúne cinco ensayos escritos, como ella indica en prólogo de edición posterior (1987), por un impulso "utópico" cuando estaba ejerciendo su docencia como profesora de filosofía en una universidad mexicana.

(…) la unidad lograda del poeta en el poema es siempre incompleta; y el poeta lo sabe y ahí está su humildad: en conformarse con su frágil unidad lograda. De ahí ese temblor que queda tras de todo buen poema y esa perspectiva ilimitada, estela que deja toda poesía tras sí y que nos lleva tras ella; ese espacio abierto que rodea a toda poesía.

El poeta José Ángel Valente, en el libro que referí, opinaba que "El conocimiento poético, la anulación de las fronteras entre filosofía y poesía han sido temas explícitos del pensamiento de María Zambrano". Y así podemos corroborarlo al leer una cita como la anterior, donde la autora, luego de hablar de la unidad más bien "absoluta" buscada por el filósofo, la diferencia de la buscada por el poeta, que es parcial, diversa, provisoria, humilde…

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El segundo libro de mi interés es El hombre y lo divino, editado inicialmente en 1955. Este es un libro también ensayístico que, desde considerar el sentido de lo sagrado, el nacimiento de los dioses en la cultura antigua griega, transita por diferentes y fascinantes aspectos temáticos, hasta la época contemporánea.

Los dioses no nacen, no se manifiestan un día sino que están ya ahí; han estado siempre; es su forma la que les viene dada por el hombre. Su presencia oscura preexistía a su imagen, que es lo que el hombre griego (…) logró darles. La estancia de lo sagrado preexiste a cualquier invención, a cualquier manifestación de lo divino.

Libro verdaderamente cautivante, como podría apreciarse en la cita que hago. La pensadora, entre otras líneas de elaboración intelectual, propone una diferencia fundamental entre lo sagrado y lo divino, según la cual, el primero estaría o sería la realidad primera, la del misterio –inasible o inexplicable–, que luego el hombre, para su tranquilidad, le da formas, que vendrían a ser lo divino, sea un dios o varios.

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El libro de María Zambrano que quizás más me ha seducido es Claros del bosque (publicado por primera vez en 1977), comenzando por la bella imagen que sirve de título, tomada de Heidegger, filósofo de la que esta autora fue una intensa lectora.

(…) la palabra se despierta (…) entre esta confianza radical que anida en el corazón del hombre y sin la cual no hablaría nunca. Y aún se diría que la confianza radical y la raíz de la palabra se confundan o se den en una unión que permite que la condición humana se alce.

Dirá la autora en el primer ensayo de este libro, de título homónimo: "El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar (…) Es otro reino que un alma habita y guarda". Eso es lo que sentimos, apreciamos durante la lectura de los textos de este hermoso libro. La cita es sumamente significativa de ello. La palabra (poética, acotaría) es la reafirmación de la raíz misma de la vida (misterio, realidad) y que hace posible que la humanidad (se) trascienda.

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Y finalmente, su libro Notas de un método, de 1989, donde, al modo de texto ensayístico y fragmentario, como en el anterior, Zambrano despliega lo que ya había adelantado en textos previos, la "razón poética" como método (pero esto es tema para otro post). Allí, hablando del filósofo griego Tales de Mileto, pero, sin duda, de su propia visión, dice:

Aceptó la ignorancia, esa pobreza de espíritu en que quedamos frente a lo real, por mínimo que sea, cuando se presenta simplemente como real, como siendo lo que es. Y entonces lo que se sabe se queda en nada frente a ese algo que simplemente es y que lo es de una cierta, determinada manera. Hace falta una fe radical, última, en la razón, en el ser, en el orden, para aceptar esta ignorancia, esta pobreza.

Me quedo sin palabras ante esta sabiduría.

Agradecemos a la vida que hayan existido intelectuales como María Zambrano.

Referencias:

Valverde, José Ángel (1971). Las palabras de la tribu. España. Siglo XXI.
Zambrano, María (1987). Filsofía y poesía. España: Fondo de Cultura Económica.
Zambrano, María (1973). El hombre y lo divino. México: Fondo de Cultura Económica.
Zambrano, María (1986). Claros del bsque. España: Editorial Seix Barral.
Zambrano, María (1989). Notas de un método. España: Editorial Mondadori.

En este enlace de Wikipedia puede acceder a más información sobre la autora, y en este otro, de Cervantes.virtual, a partes de su obra.

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