Rilke, la poesía del alma en la modernidad (y IV)

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Con este post cierro el trabajo iniciado hace unos días acerca de ese hito de la poesía universal que es Rainer Maria Rilke (ver al final los enlaces a lo ya publicado).


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En el post anterior nos concentramos en su novela-diario (simulado) Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, uno de sus textos donde despliega parte importante de su concepción sobre la poesía. Pues, terminado este libro, Rilke entró en una de sus principales crisis creativas, que se extendió desde 1910 hasta 1922, cuando termina sus Elegías a Duino, iniciadas en 1912.

Durante este duro y largo período Rilke escribió cartas y reflexiones que fueron recogidas luego en libros. Entre esos textos está El testamento, escrito en 1921 (publicado en 1974), durante su estadía en el castillo de Berg-am-Irchel (Suiza), de su "Merline", como llamaba a Baladine Klossowska. En ellos intima o medita acerca de la esterilidad, la incapacidad, la inspiración, la contradicción entre vida y arte, etc. De El testamento, por ejemplo:

¿Qué fuerzas se han concertado para confluir en mi corazón?
Se retiran, si lo hallan habitado.
(...)
Todo este largo invierno lo he sabido: debo dirigir hacia algo mi sensibilidad. Oh dolor…, ésta es la peor pérdida: haber perdido algo desconocido, inextricable.


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Lo que había comenzado en 1912 alcanza su "eclosión" en febrero de 1922, diez años más tarde; las que bautizará como Elegías de Duino, considerada una de las obras poéticas centrales de los tiempos modernos. Al terminarlas escribe una carta a su amiga, la princesa María von Thurn und Taxis, donde leemos:

¡Por fin, Princesa, por fin el día bendito, y qué bendito, en que le puedo anunciar la conclusión (…) de las Elegías: ¡Diez! (…) ¡De la última (…) me tiembla aún la mano! (…) Todo en unos días; ha sido una tempestad indecible, un huracán en el espíritu (como entonces, en Duino); todo lo que es fibra y tejido en mí, crujió (…)

Las Elegías de Duino, como dice una de sus traductoras, la poeta venezolana Hanni Ossott, "están recorridas por preguntas. Nada en ellas se presenta resuelto"; y sigue:

en las Elegías nos enseña la realización de la muerte en la vida (…) Rilke entiende la muerte no sólo como un desfallecer sino como aquello por cuyo contacto llegamos a ser, como si la vida se refirmara a partir de la muerte.

(Existen varias traducciones de las Elegías al español; lamentablemente no tengo en digital la hecha por Hanni Ossot. Pero puede accederse a otra en este enlace)

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Tratándose de poemas extensos, decido solo citar fragmentos de tres de ellos y un comentario capital del propio poeta. Y, como suele decirse, sobran mis palabras:

De "Primera Elegía":

¿Quién, pues, si yo gritara, me oiría
entre las cohortes de los ángeles?,
Y si repentinamente uno me llevara
hacia su corazón, yo me desvanecería ante su más fuerte
existencia. Porque lo bello no es más
que el inicio de lo terrible, que todavía apenas soportamos.
Y lo admiramos tanto porque serenamente
rehúsa destruirnos. Todo ángel es terrible.

De "Segunda Elegía"

Todo ángel es terrible. Y sin embrago, ¡pobre de mí!,
yo les dirijo mi canto, casi mortales pájaros del alma,
sabiendo de ustedes.

De "Octava Elegía":

Con todos los ojos mira la criatura
lo abierto.
(…)
Y nosotros: espectadores, siempre y donde quiera,
virados hacia todo ¡nunca hacia afuera!
(…)
¿Quién nos colocó así, de espaldas, de modo
que hagamos lo que hagamos siempre estamos
en la actitud de uno que se marcha? Como aquel
que, sobre la última colina que le muestra todo su valle,
una vez más, se voltea, se detiene, se demora–,
así vivimos nosotros, siempre en despedida.

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"Angel Novus" (1920), de Paul Klee Fuente

En opinión del propio Rilke:

El "ángel" de las Elegías es aquella criatura en que aparece ya cumplida la transformación de lo visible en lo invisible, que nosotros realizamos. (…) El ángel de las Elegías es ese ser que garantiza el reconocimiento en lo invisible de un grado superior de realidad. Por eso es "terrible" para nosotros, porque nosotros seguimos dependiendo de lo visible, de eso que amamos y transformamos.(…) Nosotros somos (...) los que transformamos la tierra; toda nuestra existencia, (incluso) los vuelos y caídas de nuestro amor, todo nos capacita para esta tarea.

Referencias:

Rilke, Rainer M. (1979). Antología poética (3ª ed.). España: Alianza Editorial.
Rilke, Rainer M. (1981). El testamento (5ª ed.). España: Alianza Editorial.
Rilke, Rainer M. (1987). Elegías de Duino. Venezuela: Monte Ávila Editores.
Rilke, Rainer M. (1987). Teoría poética. España: Ediciones Júcar.

Si estás interesado en acceder a los posts anteriores sobre Rilke, puedes ir a I, II y
III
Dejo también el post donde se puede ver al final la continuidad de esta serie sobre modernidad poética (*)
.

Gracias por su lectura.


Gif diseñado por @equipodelta



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5 comments
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De verdad que te encanta la poesía, y te gusta compartir acerca de este tema...han sido muy interesantes los post que he leído y las poesías que has compartido.
Saludos @josemalaven.

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Agradezco tu visita a mis posts y tu valoración, @mercmarg. La poesía, y en general la literatura, constituyen la principal área de mi interés personal como escritor, lector y docente. Esta plataforma me da la posibilidad de seguir produciendo y difundiendo lo que hago. Saludos.

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Hay mucho que aprender de este autor sobre todo para los amantes de la poesía. Muy buen pots...

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Gracias por tu lectura y comentario, @yolmare. Sí, es un autor fundamental. Saludos.

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