Abril, el mes que iniciamos hoy (o que nos inicia), es palabra y símbolo que ha estado presente en muchas expresiones artísticas modernas y contemporáneas. También antes, pero no podemos detenernos en esa búsqueda; ya en la producción mítico-legendaria puede haber tenido una incidencia muy amplia (su vinculación a la fertilidad, entre otros aspectos, por ejemplo), hasta haber llegado a nuestro tiempo contemporáneo.

Por supuesto, entre nosotros, hay muchas referencias culturales; una seguramente muy común será la famosa canción de Joaquín Sabina, "Quién me ha robado el mes de abril". En mis tiempos de estudiante de Literatura en la Universidad de Oriente-Cumaná (hoy dolorosamente destruida por la delincuencia y la omisión del gobierno), junto con unos amigos, decidimos publicar artesanalmente una revista, de la que solo salieron dos números; al primero lo llamamos "Abril pues", y al segundo "Después de abril". Leímos, no sé si antes o después, el poema-libro de Eliot, La tierra baldía, cuyo primer verso creo que nos marcó para siempre: "Abril es el mes más cruel / criando lilas de la tierra muerta" (puede ver aquí *).

Y abril, inexorablemente, sigue en mi afecto. De aquí este texto con intención poética.

Siempre abril
apamates recordados
paz y tristeza violeta
en la mirada

Abril pues
arena punzante en la piel
marcada y soñada
en la ausencia

Abril de luz
añil y verde
y de canto de aves
solitarias y eternas
en el mar

Después de abril
algo por ser
nos acompañará
oscuro y fértil
en esta tierra

Gracias por su lectura.