Susan Sontag: la inteligencia y humanidad de la escritura

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Descubrir la escritura ensayística de Susan Sontag fue de las mejores experiencias intelectuales que me pasaron hacia finales de la década del 80 del siglo XX. Fue encontrarse no solo con una escritura inteligente y crítica sobre aspectos que me interesaban particularmente, sino también hallar una visión de gran sensibilidad.

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Susan Sontag en una imagen de 2003 en el festival de Edimburgo. Foto: GETTY Fuente


La escritora neoyorquina nació en 1933 el 16 de enero, fecha que aprovecho para traerla ante ustedes. Como lo recoge la fuente indicada, fue una ensayista y crítico que abordó con profundidad temas filosóficos, literarios, artísticos (teatro, cine, fotografía); pero también escribió varias novelas (El benefactor, El amante del volcán, En América, etc.), dirigió obras teatrales y filmes. Su labor docente la llevó a cabo en prestigiosas universidades estadounidenses y europeas. Recibió importantes premios como el Premio Jerusalén de Literatura y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. En la década del 70 había superado un cáncer, de cuya experiencia es su magnífico libro La enfermedad y sus metáforas. Murió en 2004, víctima de leucemia.

Quiero recordarla en este post a partir de tres de sus libros de ensayos: Contra la interpretación; Estilos radicales y Ante el dolor de los demás.

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Siempre será una tarea difícil extraer formulaciones de libros densos y ricos en ideas. Intentaré hacerlo

  • Contra la interpretación fue publicado originalmente en 1968, y en versión española en 1984. Es una colección de ensayos sobre varios temas, como practicó en libros posteriores. Del ensayo que le da título al libro:

Todo gran arte induce a la contemplación, a una contemplación dinámica.

Todas las obras de arte están cimentadas en una cierta distancia de la realidad vivida que representan.

La superación o la trascendencia del mundo en el arte es también una manera de salir al encuentro del mundo, y de formar o educar la voluntad de estar en el mundo.

Los elementos más poderosos de una obra de arte son, con frecuencia, sus silencios.


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Fuente

Son cuatro ideas muy fecundas y complejas acerca del arte, en las que destacaría la relación de atención activa que el "gran arte", como dice, impulsa en nosotros, así como los momentos de interiorización ("silencios") que forman parte de él. Y luego, cómo el arte, si bien no es una simple reproducción de lo vivido, sin embargo, nos permite enriquecer nuestra relación con la vida y el mundo.

  • Parte de estas ideas son retomadas en su ensayo "La estética del silencio" de su libro Estilos radicales (1969 en inglés; 1984 en español). Por ejemplo:

La contemplación hace que el espectador se olvide de sí mismo: el objeto digno de contemplación es aquel que, en la práctica, aniquila al sujeto perceptor.

La obra de arte eficaz deja una estela de silencio.

La contemplación no es un retraimiento, sino un "dejar-ser" a la obra, una apertura a ella, sin actitudes invasivas o de hiperactividad psíquica. Y el silencio, tanto el que propicia la obra, como el que se produce en el receptor de ella, es un "dejar-decir" a la obra, librada de los significados sobresaturados o mecánicos. El silencio es, entonces, también lenguaje, expresión resonante en nosotros.

Una tercera idea de este ensayo está exactamente en su inicio:

Cada época debe reinventar para sí misma el proyecto de "espiritualidad".

Esta es una idea o propuesta también muy densa. Para ella la espiritualidad no alude a un carácter religioso (al menos no en el sentido común), sino a la forma de conciencia y conducta humanas frente a sus experiencias profundas, contradictorias y trascendentes. Cabría preguntarse, ¿nuestra época actual se ha reformulado ese proyecto? Esto es digno de una reflexión.

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  • De su último libro en vida Ante el dolor de los demás (2003 en inglés y español), que reúne vívidas y lúcidas críticas sobre el desastre humano, la violencia, a través del efecto de las imágenes:

Recordar es, cada vez más, no tanto recordar una historia sino ser capaz de evocar una imagen.

Esta idea se complementa con lo dicho aquí:

El conjunto de imágenes incesantes (la televisión, el video, las películas) es nuestro entorno, pero a la hora de recordar, la fotografía cada más hondo. (…) La fotografía es como una cita, una máxima o un proverbio.

Es obvia la reivindicación que hace Sontag del valor de la fotografía.

En este libro, al abordar los efectos de las imágenes transmitidas por los medios, reflexiona:

Y ser conmovido no es necesariamente mejor. El sentimentalismo es del todo compatible, claramente, con la afición por la brutalidad y por cosas aún peores. (Recuérdese el canónico ejemplo del comandante de Auschwitz que vuelve a casa en la noche, abraza a su mujer e hijos y se sienta al piano a tocar algo de Schubert antes de cenar).

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Susan Sontag (Emily Phoenix) Fuente

Quiero finalizar con una cita del discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2003:

La literatura es, en primer lugar, una de las maneras fundamentales de nutrir la conciencia. Desempeña una función esencial en la creación de la vida interior, y en la ampliación y ahondamiento de nuestras simpatías y nuestras sensibilidades hacia otros seres humanos y el lenguaje.

Ella es vital ejemplo de esa facultad de la literatura. Sus reflexiones y sus creaciones ficcionales (novelas), en los que hemos tenido la oportunidad de aproximarnos a sus libros, han potenciado y alimentado nuestra percepción y meditación sobre la existencia.


Gracias por su lectura.


Gif diseñado por @equipodelta



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Gracias por traernos a Susan Sontag. Una imagen y unas letras siempre dignas de revivir.
@josemalavem

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