Ubícate mi amor/ Humor y amor literario

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Fuente

Amigos de hive, el relato que les dejo pertenece a mi amigo, el escritor colombiano, Umberto Amaya Luzardo Autor del libro más bonito de la literatura llanera, Pancho cuevas y de otros excelentes trabajos: Voces Indias, Me falta uno, El hijo de Lina Luzardo y Encaramado en las nubes; un araucano que escribe de manera directa y de frente, como se lo enseñaron Tolstoi y Miguel Ángel Asturias.


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Ubícate mi amor

Ser empleado de la gobernación era su modesta gloria y con eso le bastaba, ya tenía la novia y solo estaba esperando el puesto para casarse. Arrendó una pieza y la noche del casamiento se le rompieron dos patas a la cama, su mujer le pidió que la arreglara porque era muy incómodo dormir así, y el hombre, lleno de dignidad le respondió:
—Ubícate mi amor que yo no soy carpintero, yo soy empleado de la gobernación.
A la semana se dañó el televisor y quince días más tarde la mujer en tono de súplica le pidió que lo arreglara, que llevaban dos semanas, ella sin ver la telenovela y el sin ver las noticias que tanto le gustaban; y él, con arrogancia le contestó:
—¡Ubícate mi amor! ¿Quién te dijo que yo soy electricista?, yo soy es empleado de la gobernación.
Se rompió la llave del lavamanos y el agua se regaba por la cocina, atravesaba la sala y ella de nuevo le dijo:
—Mi amor ¿para qué paso la escoba y trapeo el piso?, si eso es un puro pantano, ¿por qué no cambia la llave?
—Pero ubícate, mi amor, quién te dijo que yo soy fontanero, yo soy empleado de la gobernación.
Cierto día llegó y el piso estaba seco, el televisor funcionando y la cama reparada, y él, sorprendido le preguntó a la mujer: ¿mi amor, cómo hiciste?
Ella le contó que aburrida le pidió el favor al vecino y el vecino le dijo que le arreglaba todo con una condición: que hicieran el amor o que le preparara una comida bien rica.
—¿Y qué le preparaste? —preguntó el marido, y ella le respondió:
—Ubícate mi amor, que yo no soy cocinera.

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