Tinieblas Pasajeras |

Calma, la reinventé, para cuando arriben las tinieblas.
Las sombras no podrán conmigo.

Mantengo en pausa a mis miedos. Fuego de tintes profundos, no quemarán si, en paz, resplandezco con mi luz, con mi buena vibra que quema a cualquier mal y lo transforma en un siempre admitido pasajero, en alguien que es indispensable para el viaje de mi evolución.

¿Pero que puede ocurrir si soy yo quien hace desesperar a ese supuesto mal? ¿Si soy yo quien decide agotar a lo que considera una tragedia con mi buena actitud? Seré, entonces, alguien más fuerte que la musculosa desdicha, seré quien posa su tierna sonrisa frente al rival de rivales, mientras que también se mira y se mide de frente con cualquiera que crea que puede augurarle una negra depresión.

Soy color, soy luz, recién me transformé en quien contempla a ese oscuro eterno pasajero, montarse, viajar conmigo y arribar a su parada obligatoria, pero no me reservo su derecho de admisión, pues, ninguna felicidad llega a su destino si antes, no recuerda, no observa, y excursiona, a sus caminos junto a sus luces y acompañado por sus penumbras.