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Generalmente, en todas las ciudades conviven múltiples estilos artísticos y arquitectónicos. En España, por fortuna, todavía quedan ciertas ciudades, que aunque tienen diferentes estilos, todavía conservan una parte interesante de su originalidad medieval y eso las convierte, de hecho, en especiales. Sigüenza es una de ellas. Por ejemplo, su catedral comenzó siendo románica y con el tiempo, se le fueron, no sólo haciendo reformas al gusto de las épocas, sino también derribando partes bizantinas para sustituirlos por estilos como renacentista, barroco, etc. De manera que según por dónde se la mire, se tiene la sensación de ver un curioso híbrido artístico con diferentes siglos y periodos de antigüedad. Incluso catedrales que todavía muestran una buena parte de su originalidad, como la de León o la de Burgos, también han sufrido este tipo de actuaciones. Lo de la tasca me hace gracia. A mí me encantan las tascas antiguas y me duele ver cómo van desapareciendo. Hace unos años, precisamente pasando unos días en León, descubrí una tasquilla en el Barrio Gótico, que me encantó y me sugirió en su momento un relato, que además titulé con su nombre: la Taberna de Flandes. Eso sí que era una auténtica máquina del tiempo. Entrar allí, te aseguro que fue una experiencia total. La esencia, esa es la clave. Un abrazo

En realidad, esa es la idea y posiblemente comience este invierno a ir acoplando muchas de las entradas que he ido escribiendo a lo largo de estos tres o cuatro años y hacer no una, sino varias recopilaciones, por temáticas. De hecho, tengo varios manuscritos pendientes, más que nada, porque todavía me falta visitar algunos lugares para intentar completarlos y es muy posible, que en una o dos semanas, emprenda un viaje relacionado con ello. También publicando aquí, se puede tener una orientación de cómo puede ser el futuro o los futuros manuscritosa presentar en editorial, qué parte puede atraer más la atención, qué estilo puede ser más sugerente, qué fotografías seleccionar, y un largo etc. Te agradezco sinceramente tu seguimiento y tu sugerencia. Un fuerte abrazo

Ja, ja, ja...pues hiciste muy bien, en ocasiones hay que darle al cuerpo lo que pida y si pide estar tumbado, sus razones tendrá. A diferencia de ti, ayer salí a dar una vuelta por la mañana. Iba a decir 'por esos caminos de Dios', pero no sé si cambiar de expresión, porque luego hay psicólogas de salón, que además de considerarlos cuentos, al autor, sin conocerle de nada y dejándose llevar por opiniones de resentidos con los que hubo viejos desencuentros, le tildan de tóxico. Así que dejaré tranquilo el camino y sólo diré que salí a dar una vuelta por una comunidad vecina, en plan recordar viejos tiempos y realmente fue gratificante. La película de Peter Sellers que me citas, El Banquete, es todo un clásico. Creo que es una de sus películas (aparte de la serie que interpretó como el inspector Clouseau en la Pantera Rosa), con las que más me he reído. Sobre todo al principio, que hace de corneta y no hay forma de callarle, incluso después de que le den doscientos tiros...Era un grande del escenario. Los cables, tanto del teléfono como de la luz, son una constante en los pueblos españoles, sin importar la dirección que tomes. Antiguamente no existían esos planes urbanísticos ni esas leyes que soterran los cableados, sino que éstos se ponían donde les resultaba más cómodo a los vecinos y santas pascuas. Hace años que me acostumbré a fotografiarlos (¡qué remedio!) y mostrarlos tal cual, porque realmente me parece una pérdida de tiempo estar utilizando programas de retoque fotográfico para quitarlos y además, de alguna manera, muestran los lugares tal y como son. Es un país viejo, con mucha historia a sus espaldas, mucho arte, mucha tradición, hasta el punto de que a veces me parece increíble que teniendo todo eso, no seamos más cultos y no lo potenciemos como realmente se debería. Yo, con mis especulaciones, sólo intento aportar un granito de arena. Entiendo que haya gente a quien no le guste y lo respeto, dado que no es mi intención 'vender la moto' a nadie. Espero, mi pana, que comiences la semana bien descansado y preparado para los combates cotidianos, que no son poco. No sé si mandarte un abrazo, no sea que te vaya a pegar mi toxicidad. Bueno, como se suele decir, quien no arriesga no gana. Un fuerte abrazo

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