El Libre Mercado sí Funciona

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No sólo los ricos se benefician de la libertad.

Tratemos de responder una sencilla pregunta: ¿Por qué son unas partes del mundo ricas y otras pobres? La explicación no esta en la inteligencia. En ningun lugar hay tanta bobería como en Hollywood, y aun así sus habitantes nadan en abundancia, en tanto que en la India, donde multitudes son expertos en computadoras, la escasez es grave.


foto: pixabay.com

Los recursos naturales tampoco son la respuesta. África, un continente pobre, abunda en oro, petróleo y uranio. Holanda es próspera sin nada de eso y pese a que medio país está bajo el agua.

En realidad sabemos la respuesta, y, si la tomáramos en serio, todo el mundo sería rico. Los parias de la India dejarían de pedalearr bicicletas con remolque por las calles de Calcuta; los nativos de la selva amazónica cantarían bajo la lluvia, y los paquetes de las organizaciones de ayuda humanitaria contendrián trufas y tenedores para ostras.

Todo esto sería posible si admitiéramos una sencilla lección de la historia: que el libre mercado funciona. Prueba de ello es el alto nivel de vida alcanzado por los países que respetan las libertades individuales.

El libre mercado, no sólo el estadounidense, sino el mundial, supone reconocer que los individuos tienen el derecho innato de recoger los frutos de su trabajo y de disponer de ellos como mejor les parezca, siempre y cuando no perjudiquen a nadie.

Por desgracia, no todo el mundo cree en esto. Hay quienes roban y consideran que está bien hacerlo si las víctimas del robo viven a cierta distancia, hablan otro idioma, profesan distinta religión o tiene un aspecto peculiar. De igual manera los reyes, emperadores y monarcas absolutos que rigieron la humanidad durante la mayor parte de la historia vivían convencidos de que todo lo que había en el mundo lespertenecía por derecho.

Sin embargo, el pretexto que más comúnmente se aduce para no creer en un mercado libre es de que se trata de un sistema injusto. Los socialistas y otros partidarios del igualitarismo económico sostienen que, para terminar con la pobreza, basta quitar algo de dinero a quienes tienen demasiado y dárselo a quienes no tienen suficiente.

Se quivocan. No hay en el mundo una cantidad fija de riqueza de la que no haya más que hacer una repartición equitativa. El hecho de que el patrimonio de una persona aumente no implica que deba disminuir el de la otra. La riqueza se crea. Si los trozos de pizza no alcanzan, no es necesario comerse la caja; hay que hacer otra pizza.


foto: pixabay.com

Uno de los mejores índices de la riqueza de un pueblo es hasta qué grado ese pueblo obtiene lo que quiere; por ejemplo, mayor expectativa de vida. En los países ricos, la vida media duraba 66.5 años a principios de los años 50s y 74.5 a mediados de principios del nuevo siglo. En el mismo periodo, la esperanza de vida de los países más pobres aumentó de 35.5 a 49.7 años. Es decir, que elmayor bienestar de unos no mermó el de otros. En el curso de esas cinco decadas, la diferencia de entra la esperanza de vida de ricos y pobres disminuyó en 6.5 años. Así pues, ricos y pobres se están volviendo más ricos, y todos vivimos más.

Cuando se quita dinero la gente por el solo hecho de que es rica, se destruye el sistema. Y si después se los damos a los pobres, o ya no vale nada, o no hay nada que comprar, como ocurría en la antigua Unión Soviética.

Si queremos que todo el mundo sea rico, debemos reconocer que el problema es la pobreza, no la diferencia entre ella y la riqueza. La pobreza es dura, odiosa y humillante; son las estudiantes cubanas que se ven obligadas a prostituirse para poder dar de comer a sus padres; son los niños que mueren en África por falta de medicinas que son muy baratas.

La pobreza no es triste es indignante. Estas cosas ya no deberían ocurrir. A estas alturas, la clase dirigente del mundo ya debería saber cómo eliminar la pobreza y cómo crear riqueza. Deber efectuar reformas económicas que garanticen el mercado libre y no atenerse estrictamente a la ley. Si no lo han hecho es por desidia, soberbia, ansia desmedida de poder o un idealismo equivocado.


Antes y después que el Socialismo los ayudara foto: taringa.net

Si la riqueza no es , pues, una toma y daca mundial de dinero, y si el enriquecimiento de uno no implica el empobrecimiento del otro, ¿para que ocuparse de la equidad?

Esta bien buscar la equidad en el matrimonio o en la guardería infantil, pero perseguirla como fundamento de un sistema político tiene sus difícultades. El Antiguo Testamento es muy claro al respecto. Se me podría objetar que la Biblia no es la obra idónea para extraer principios económicos, sobretodo tratandose de alguien que nunca va a misa, pero últimamente he reflexionado mucho en el décimo mandamiento.

Los nueve primeros mandamientos establecen normas teológicas y sociales: amar a Dios sobre todas las cosas, no matar, no robar, etc Muy justo. Luego el texto continúa: "No codiciarás la casa de tu prójimo, ni desearás a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni a su buey, ni a su asno, ni cosa alguna que le pertenezca."

Talles son las reglas básicas de Dios para la vida, una brevísimas lista de los deberes morales del hombre. Y la lista queda rematada con "No desearás el buey ni el asno de tu prójimo".

¿Qué hace esto aquí? ¿Por qué Dios, que fue tan conciso en el dictado de los mandamientos, incluyó entre ellos el no envidiar el ganado del vecino? Sin duda porque es un precepto de vital importancia para el bienestar de cualquier comunidad.Si uno quiere un burro, un asado de carne o una sirvienta, que no se lamenente de que la familia de enfrente los tenga; que vaya a conseguir los suyos.

El décimo mandamiento es un mensaje para todos los que creen que se puede remediar la pobreza redistribuyendo la riqueza, pretendiendo la "equidad" económica, y mendigando al prójimo. Y es un mensaje claro: ése es el camino al infierno.



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