LA PIANISTA
Lágrimas se ven correr por las mejillas de algunos espectadores, otros ahogan la angustia y el dolor que la música les genera con un trago; así pasan las horas, a media luz y cargados de un aura de desconsuelo . Tan abruptamente como inicia su presentación, así la culmina, nunca es anunciada, nunca se despide. Acaricia por última vez las teclas, con dedos adoloridos; sin que los frenéticos aplausos generen en ella alguna reacción aparente.
Respira profundo, se levanta y vuelve sobre sus pasos, retirándose sin hacer ningún gesto, sin mirar a nadie, con andar pausado, como si flotara; dejando al piano agotado y solitario, esperando hasta el siguiente día. Todas las noches repite la misma escena; quizás con nuevos espectadores; hace su entrada, atraviesa el salón; llega al viejo piano, toma asiento y comienza la función...
fuente
@oscarina
Otro de mis viejos relatos reeditado en esta época de confinamiento y pandemia.