Y allí estaba ella, acabada de levantar, como despertando de una pesadilla. Morfeo, sin duda, le había hecho una jugarreta abandonándola en ese horrible lugar a su puta suerte; despeinada, lánguida, con la mirada extraviada; vagaba sin saber que buscaba. Apenas sí alcanzaba a captar algunas voces, palabras sueltas que no lograba comprender. Estaba segura que le habían robado el alma, espíritu o como quisieran llamarle; la habían dejado seca, triste, muy triste, débil y agotada.

Lágrimas recorrían su desencajado rostro, aterrizando en su regazo; de nuevo aquellas voces: - ¿Por qué lloras? - alcanzó apenas a escuchar; no tenía fuerzas, ni voz para contestar, además, desconocía la respuesta. Todo a su alrededor se veía tan mustio y sombrío; su mente reproducía escenas donde alguien semejante a ella aparecía como protagonista. Era su alter ego enviándole señales de luz en un esfuerzo desesperado por mostrarle una salida; le estaba lanzando un salvavidas. Pero más poderoso y fuerte era aquel reino de oscuridad aniquilando todos esos intentos.

A su alrededor, todo era sombras, espectros y voces que acusaban, reclamaban y se quejaban. ¡Gritos! que le producían unas horribles náuseas y se agolpaban en su memoria como almizcle, cegándole y atormentándola mucho más... Mientras ella; desesperada deseaba gritar, huir y dejar atrás los fantasmas que la asediaban; no lo lograba, recibiendo a cambio una pesada carga que la hundía lenta y agonizante en aquel oscuro y profundo abismo.

Por un momento apenas ganó algo de fuerzas para tomar un papel y escribir con trémulas letras: "Joder, ya no vivo". Adentrándose definitivamente en un mundo de tinieblas, en una dimensión desconocida; el mundo de “Los sin alma”, sin saber si había perdido la vida, la razón o a ambas...

@OSCARINA