¿Cuándo llegaría la mañana de reyes? La cuenta atrás se hacía para Sebastián cada vez más y más eterna, lo cual tenía a la vez su parte buena y su parte mala. La mala era que los días pasaban muy lento, mucho; y cada día que pasaba hacía que el nuevo día pasara más lento todavía; y la buena era… Bueno, pues que al ralentizar el tiempo, esa impaciencia por recibir los anhelados regalos hacía que la navidad fuera “muuuy” larga. A pesar de durar, a fin de cuentas, apenas dos semanas escasas. «¿A quién se le ocurrió poner la mañana de reyes el último día de las vacaciones? Seis de Enero… ¡Qué torpeza!». Sebastián no lo veía nada claro, sería mucho mejor entregar los regalos el primer día sin cole, al principio de la navidad, en lugar del último. Así podría pasar todas las vacaciones jugando con los nuevos regalos, con sus primos y sus amigos.

Esta vez había ido con parte de su familia a pasar el año nuevo en la casa de campo de su tía Margarita. Estaban ella, el tío Francis, las primas Marga y Montse, el primo Paco, papá, mamá y su hermano, Alfredo. Lo cierto es que le encantaba cuando iban allí por unos días, él y los demás niños eran todos más o menos de la misma edad. Tres años arriba, tres años abajo. Así que pasaban el día y parte de la noche jugando y corriendo sin parar. Además, era tiempo de lluvias, por lo que había mucho barro alrededor con el que hacer esculturas. Lo pasaba genial, no le importaba nada mancharse las manos. Desde la mañana del treinta y uno de Diciembre hasta la del seis de Enero estarían allí. Cada vez faltaba menos y aunque cualquiera pensaría que el tiempo volaba, a Sebastián los días se le hacían eternos…

Sea como sea, la mañana del seis llegó. Estuvo un poco preocupado porque, al estar en la casa de campo de su tía, quizá los Reyes Magos podían confundirse y llevar los regalos a su casa, en el pueblo, en lugar de allí. En tal caso tendría que esperar algunas horas más antes de poder jugar con ellos. Pero no fue así, encontró su nueva bicicleta Orbea y su flamante coche tele-dirigido Tiger R7 Negro junto a la chimenea, bien envueltos y rodeados de un buen montón más de regalos.

A Sebastián le encantaba la mañana de reyes. Incluso se podría decir que era uno de sus días favoritos de todo el año, si no el que más. Pero… ¡Madre mía, cuánto tardaba en llegar!

Este es un microrrelato que escribí y compartí hace más de un año; encuentra aquí la publicación original. He pensado que voy a revisar y ordenar mis textos, mis relatos y mis poemas; corrigiendo aquí y allá, tratando de mejorarlos. Además, un poco de organización no vendrá mal a la hora de tratar de darles uso. Así que los que vaya teniendo listos y/o me gusten, los traeré de nuevo por aquí para conocer sus opiniones.